A PABLITO ANTAURCO: EMBLEMA DE SABOR Y VALOR

Al inicio del año, noticias que duelen, 

la memoria no resiste y sufre,

parece cierto que las almas limpias

vuelan al infinito con mas rapidez.

Hoy, en la soledad del camino,

un recodo me detuvo, era el combustible,

mientras miraba mi celular, surgió

esta noticia que es luto y dolor.

Partió, el amigo singular y acomedido,

sencillo como los de gran corazón,

valiente como los arcanos del Inca,

y cariñoso como el néctar de mayo.

Pablito, te veo en esta mi casita,

derramando cariño con sabor,

mis febreros eran himnos de amor

que tus manos iluminaban mi hogar. 

En el campo, debajo del polvoriento Rímac,

detenías cada peligro con cantos y agilidad,

la roja y negra la compartimos con orgullo,

sin regateos de cansancio o dolor.

Nunca tuviste vallas que no superaras,

enseñaste con creces que el valor es comenzar,

nada se consigue con solo desear,

sino que el trabajo es la fuente del saber. 

Como los cuculíes  de Capulipata cantabas,

tu voz resuena en la radio, anunciando alegría,

derramando esperanza y voluntad de triunfo,

ese mensaje es tu sello de fuerza imborrable.

Aquí quedamos agradecidos por tu vida,

orgullosos de haber tenido tu amistad,

que nació con la valentía de Luis Pardo

y se fortaleció con el amor de Santa Rosita.

Hoy, mientras anochece, dejo esta nota,

recordando tu aproximación a esta familia

Chole, tu profesora, acongojada reza por tu alma,

y mi madre Luchi te espera en el cielo, cantando.

Yo escribo adolorido, recordándote en agosto,

tu pinta de campeón americano en el puquial de Oro Puquio,

bebiendo la chicha de jora, narrando nuestras historias,

tus desgarradoras atajadas en Jircán y mi penal fallado.

Reíamos alegres sin saber que era la despedida,

es que en Chiquián todo nos sabe a amistad

el aire, la música, la comida, y el barrio

adornan a nuestro afectuoso y perenne  "Hola Shay",

Hasta siempre, Pablito, aquí en casa hoy,

estás más presente que nunca, 

en la cocina, en la sala, en el canto, 

en nuestra mente y corazón. 

Descanse en paz, Pablo Antaurco Jaimes

La Pluma del Viento

Lima, 5 de enero de 2025