EL FUTBOL Y LA VIDA (Estadio Nacional, Artime y Cañita)
3. Visita al Estadio Nacional Las noches siempre han sido frías en Chiquián, no obstante cuando no llovía, los niños que estudiábamos primaria solíamos jugar de 6 a 7 de la noche en alguna puerta de las casas del barrio. Los juegos eran muy sencillos: correa escondida, pega, y como descansando solíamos contarnos cuentos, de los más requeridos eran los de aparecidos, fantasmas, o guegué-almas[1]. Conforme crecíamos estos juegos iban dejándose; cuando finalizamos primaria y comenzábamos secundaria, las aficiones se cambiaron hacia quedarse en casa para escuchar radio y hacer las tareas, en nuestra casa eso se tornó muy rutinario, porque teníamos tíos que terminaban su secundaria, en el colegio Coronel Bolognesi. Estaban obligados a estudiar fuerte, por eso acompañándolos también estudiábamos. Su cuarto era muy solicitado por nosotros, porque siempre estaba bien iluminado, y tenía la puerta hacia la calle, y nos daban espacio en su mesa. Cuando subía al dormitorio, después de cena