RECUERDOS DEL CAHUIDE: DESDE ROSAS PAMPA A LOLI ROMERO
En la esquina de Sáenz Peña con 28 de Julio, muy niños comenzamos a defender una casaquilla, que en mi pequeño Chiquian, representa una tradición. Los colores del rojo y negro, se hicieron nuestros, no sabemos cuándo y cómo. Trazos en mi memoria, me llevan hacia la esquina del viejo estadio de Jircán, la que daba a la espalda de la casa de mi tía Alicha Soto, en ese rincón, asustado me arremolinaba junto a otros niños, a mirar como se cambiaban los útiles deportivos, a escuchar los comentarios, las arengas que se hacían, los jugadores del CAHUIDE, antes de salir al campo o en los entretiempos de los partidos, don Lucho Rayo, Chincha, Marcelo, Tarugo, Choclón, Juvenal entre otros.
Ese clásico de Cahuide vs Tarapacá, muy a nuestra edad, lo practicábamos en nuestro barrio de Venecia. ¿Por dónde estarán los hermanos Chavez Neyra (Apshu y Nica), Julian (hijo de Marcelo) aquel pequeño y batallador jugador del Cahuide, que con Eca hijo del cahudista don Carmelino Carrillo y mi hermano menor Uli, conformamos el equipo rojo y negro. En medio de un barrio tarapaqueño, constituimos este equipito del Cahuide, apoyados por los caramelos que don Carmelino (Carrillo) nos proporcionaba.
De esa niñez, pasaron muchos años hasta que en Lima, por los años 75 volvimos a reencontrarnos con el Club Cahuide, en el Campo del Rimac, en el Campeonato del AIB, los colores rojo y negro del Cahuide, representaban a Chiquian, la capital de la provincia.
Los grandes dirigentes, de entonces como Pacalón, Roberto Aranda, Factor Yabar, Allauca, Javier Ortiz, Beto Celis.... que por su tesón y dedicación, tuvimos siempre chompas, busos, zapatos a la orden. En ese equipo de los 75 al 80 hicimos una buena campaña, recuerdo y saludo a Muchiqui (Amancio), Lauro Rosales, Antonio Garro, Ushunco, Napo, Ishico, Cesar Rosales, Rigu, Puyu entre otros. Verdaderamente un equipo de polendas que en cada clásico, con Cajacay, Ocros, Aquia, Huayllacayan, ... llenábamos ese recordado estadio.
En base a este equipo, visitamos Chiquian, en la fiesta de Agosto, viajamos por San Marcos, Recuay, Huaraz en la Copa Perú, dejando imágenes del buen futbol que se practicaba en Chiquian.
De esos viajes la anécdota del penal fallado en Rosas Pampa, que nos impidió continuar en carrera, para enfrentar a Chimbote, es la que mas recuerdo. Pues gran parte del pueblo chiquiano, había viajado hasta Huaraz, inclusive desde Lima, para ver clasificar al Cahuide, que por ser de chiquian, todos los chiquianos la apoyaban, no habia sectarismos de clubes.
Esa mañana, íbamos empatados con Burgos de Recuay, necesitábamos del triunfo, al ultimo minuto de juego, en una soberbia jugada de Toto Núñez, el defensa comete mano, penal, penal,..
Los vítores, de la barra Chiquiana, retumbaban en la tribuna de occidente, las serpentinas, los pica picas, .....parece que ese bullicio y expectativa colmo de nervios a los jugadores, así que el mas veterano y capitán de ese equipo, Acucho Zúñiga, cogió la bola y fue al punto de penal, ....en esos eternos segundos, vi como nuestros paisanos, como Indo, Bellota, con las manos y cara pegados al alambrado gritaban, alentaban, lloraban, vi sus esperanzas, sus alegrías, sus emociones, ....
Los vítores, de la barra Chiquiana, retumbaban en la tribuna de occidente, las serpentinas, los pica picas, .....parece que ese bullicio y expectativa colmo de nervios a los jugadores, así que el mas veterano y capitán de ese equipo, Acucho Zúñiga, cogió la bola y fue al punto de penal, ....en esos eternos segundos, vi como nuestros paisanos, como Indo, Bellota, con las manos y cara pegados al alambrado gritaban, alentaban, lloraban, vi sus esperanzas, sus alegrías, sus emociones, ....
Iban a clasificar por primera vez a una próxima etapa, ... Puse la pelota en la señal, comenzó a llover, el arbitro advirtió que tirado el penal acaba el partido, ... hice un amage, el arquero a un lado pero la bola ... llevada por el destino aciago salió fuera..... El partido concluyó (0 a 0).
Agobiado por esa perdida, el héroe de la jornada, pasó a villano. La lluvia, arreció, el capitán arrodillado, cogiendose la cara, quedó solo en el campo, todos los jugadores y el publico habían salido presurosos. Su hermana (Nila), desde la tribuna se aproximó y tomándolo del hombro, lo abrazo y lo consoló.
“Vamos hermano, has jugado un gran partido, así es el deporte, vamos a casa”.
Por dentro golpeándose el pecho y recordando escenas del partido, armó sus cosas en el camarín y salió del estadio, allí frente a la puerta había una gran tienda, donde muchos chiquianos, habían entrado para consolarse, beber una cervezas y calmar la bronca del partido. ... Ninguno de ellos se aproximó al capitán, que solo con su hermana y sobrino, se enrumbaron hacia su casa.... No era para menos, había perdido el penal que nos llevaría a Chimbote a jugar con el José Gálvez, y porque no soñar en llegar a Lima a la gran final de la copa Perú. Mis saludos a los jugadores de ese gran equipo que deslumbró a huaracinos, con su fútbol macho y de calidad: Willy (QEP arquero), Antonio Garro, Uli Zùñiga, Eca Carrillo, Ushunco, Coco Saldivar, Acucho Zuñiga, Javi Villafuerte, Toto Núñez, Ernesto Rivera, Comuno Nuñez, y Andres Padilla.
Producto de esa anécdota, mis llegadas a chiquian disminuyeron, porque siempre en cualquier fin de fiesta volvía a salir esa escena y los reproches, por lo que mi alejamiento (como jugador) del Cahuide era inminente. Desde aquella vez creo que el fútbol es a la vez grato y cruel. A los jugadores los llenamos de halagos cuando se gana, pero no sabemos alentarlos en las derrotas.
Luego de muchos años, en Lima, en la casa de mi hermano Uli, en el barrio de Santa Rosa, tuve la suerte de encontrarme con su cuñado, Lorenzo Romero, y entre un almuerzo casero, me dijo:
“Acucho, ya que estas aquí, y después de muchas lunas que no nos vemos, te voy a cantar algo que he preparado”,
luego de algunas bromas llenas de picardía, el gran Loli, comenzó este canto:
Salgan muchachas a su balcones
Que el cahuide ya va a pasar, ya va a pasar
Vienen cantando, vienen bailando
Después de ganarle al Tarapacá.
Si un cahuidista te habla de amores
En el momento dile que sí, dile que sí.
Porque el cahuidista sabe ganar
Y, también sabe amar
Agobiado por esa perdida, el héroe de la jornada, pasó a villano. La lluvia, arreció, el capitán arrodillado, cogiendose la cara, quedó solo en el campo, todos los jugadores y el publico habían salido presurosos. Su hermana (Nila), desde la tribuna se aproximó y tomándolo del hombro, lo abrazo y lo consoló.
“Vamos hermano, has jugado un gran partido, así es el deporte, vamos a casa”.
Por dentro golpeándose el pecho y recordando escenas del partido, armó sus cosas en el camarín y salió del estadio, allí frente a la puerta había una gran tienda, donde muchos chiquianos, habían entrado para consolarse, beber una cervezas y calmar la bronca del partido. ... Ninguno de ellos se aproximó al capitán, que solo con su hermana y sobrino, se enrumbaron hacia su casa.... No era para menos, había perdido el penal que nos llevaría a Chimbote a jugar con el José Gálvez, y porque no soñar en llegar a Lima a la gran final de la copa Perú. Mis saludos a los jugadores de ese gran equipo que deslumbró a huaracinos, con su fútbol macho y de calidad: Willy (QEP arquero), Antonio Garro, Uli Zùñiga, Eca Carrillo, Ushunco, Coco Saldivar, Acucho Zuñiga, Javi Villafuerte, Toto Núñez, Ernesto Rivera, Comuno Nuñez, y Andres Padilla.
Producto de esa anécdota, mis llegadas a chiquian disminuyeron, porque siempre en cualquier fin de fiesta volvía a salir esa escena y los reproches, por lo que mi alejamiento (como jugador) del Cahuide era inminente. Desde aquella vez creo que el fútbol es a la vez grato y cruel. A los jugadores los llenamos de halagos cuando se gana, pero no sabemos alentarlos en las derrotas.
Luego de muchos años, en Lima, en la casa de mi hermano Uli, en el barrio de Santa Rosa, tuve la suerte de encontrarme con su cuñado, Lorenzo Romero, y entre un almuerzo casero, me dijo:
“Acucho, ya que estas aquí, y después de muchas lunas que no nos vemos, te voy a cantar algo que he preparado”,
luego de algunas bromas llenas de picardía, el gran Loli, comenzó este canto:
Salgan muchachas a su balcones
Que el cahuide ya va a pasar, ya va a pasar
Vienen cantando, vienen bailando
Después de ganarle al Tarapacá.
Si un cahuidista te habla de amores
En el momento dile que sí, dile que sí.
Porque el cahuidista sabe ganar
Y, también sabe amar
Este era el huayno que nos faltaba para emparejar al Tarapacá, le dije y lo felicité.
Hoy después de casi 8 a 10 años, de aquella reunión, recuerdo al Loli de nuestra infancia, que en la puerta de la Tia Amanda, nos contaba chistes y anécdotas en su estilo rimado único en Chiquian.
Aprovecho de este espacio para darle un corto homenaje a este amigo y bardo auténtico de nuestro chiquián, que con su peculiar forma de ser, hacía agradable cualquier reunión. Por eso este himno del cahuide que él ha escrito representa su imagen, su espíritu social de tristeza por el Perú, pero sobre todo su amor a los colores rojo y negro de su cahuide, el CAHUIDE CAMPEON. Como él nos lo dice:
No se olviden amigos míos
El super clásico en mi Chiquián, en mi Chiquián
Nuestro Cahuide es como el Alianza
Y el Tarapacá es como la U
Vamos muchachos con el Cahuide
Es un equipo de tradición, de tradición.
El color rojo es sangre peruana
Y el negro es luto por mi Perú.
Fuga:
Soy cahuidista que vas a ser
La roja negra es mi color
Por mi equipo voy a morir
Con el gozo del corazón.
La Pluma del Viento
Aquí el audio del huayno de Loli
SOY CAHUIDIS LOLI ROMERO 09_Track_9.mp3
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