ADIÓS A DOÑA ROSALÍA PARDO NOVOA
Los
chiquianos desde que nacemos llevamos en nuestro ADN, el recuerdo, la alianza, con nuestro héroe y estandarte LUIS PARDO NOVOA. Desde niños repasamos sus hazañas, visitamos
los lugares donde transitó, su casa, los parajes, y nos detenemos siempre ante su hermoso mausoleo una inmensa piedra en el cementerio. Nos sentimos intrigados, hasta orgullosos cuando
reconocemos a los habitantes que son sus familiares, pues queremos encontrar
en su fisonomía, en su carácter y modo de ser, algo del Justiciero Chiquiano.
Así, crecimos viéndolo a don Guillermo
Pardo, padre mi colega y condiscípulo Oswaldo Pardo, quien vive en Venezuela y
estudiamos secundaria en el Seminario de Huaraz. Igual ocurría cuando la
veíamos desde muy niño a la profesora doña Rosalía Pardo, (Directora de la
I.E.86214), ella vivía en barrio arriba a la entrada del pueblo. Qué
coincidencia, pues realmente Luis Pardo es la puerta de ingreso a la historia
de nuestro pueblo.
Luego
que ella se jubiló quedó como la descendiente viva del estandarte chiquiano,
y en cuanta reunión se hiciera en Chiquián o en Lima, sobre Luis Pardo, ella
era la invitada principal, por lo que nos apresurábamos para tomarnos alguna
vista junto a ella, seguro ese cuadro pasaría al álbum de nuestros recuerdos.
Fue
la imagen estelar del homenaje por el centenario de la muerte del justiciero realizado
en Chiquián el pasado enero de 2009.
Cuando
la veía recordaba al poema, “El Canto de Luis Pardo”, escrito para unos por
el propio Luis, y para otros por “El Tunante”, Abelardo Gamarra, en especial aquella
parte donde nos motivaba a ser valientes, a mirar a la muerte de frente y de
igual modo se esperaba que ella no te cogiera cobardemente por la espalda:
“¿Quieren matarme?,
¡En buena hora!
Que
me maten si es la hora,
¡Pero
mátenme de frente!
Yo
soy señores Luis Pardo,
El
famoso bandolero.”
Luis Pardo, no
solo es reconocido ampliamente en Ancash, sino en todo el Perú, recordar a
nuestro héroe chiquiano en persona, era verla a la Sra. Rosalía siempre elegante, altiva y orgullosa de su ancestro. Yo, mientras la veía en las actuaciones, a la distancia, leía en su figura, aquel texto
que escribió, Alberto Carrillo Ramírez, escritor chiquiano, referente a los minutos
finales de la vida de Luis Pardo, que enseñaba que era preferible, estar
muerto, antes de caer en manos de sus victimarios:
“La corriente lo envuelve como un sudario, se
tiñe de rojo y lo arrastra de remolino en remolino. Un grito, un aullido
bestial de júbilo salido de todas las gargantas y que se extiende por los
ámbitos, perdiéndose por las cumbres, es el cántico fúnebre espontáneo e
inconsciente que la turba dedica al ‘bandido romántico’…Pero el cuerpo inerte
de quien fuera el tan famoso como temible Luis Pardo se va, se va de huida,
como si no quisiera caer en manos de sus implacables victimarios, así como
tampoco quiso entregarse, cuando vivo, refugiado en su estrecha guarida”.
Igualmente, para
el chiquiano, hoy, con la muerte de doña
Rosalía Pardo, acaecida el 3 de setiembre de 2014, se nos fue la última imagen viva
del héroe chiquiano, y solo nos quedará recordarla visitando a su pequeña casa
de Umpay a la entrada de Chiquián, y seguramente con la ayuda de la
Municipalidad futuramente se convertirá, en un museo, que simbolice la
entrada al corazón del chiquiano, valiente y justiciero. Pero también cálido y
sincero en su amistad.
Señora Rosalía, aquí
en el corazón del pueblo su imagen no ha muerto, por el contrario, ha subido
al estelar altar junto a su amado Tío Abuelo, el héroe Luis Pardo y la
recordaremos siempre. Descanse en Paz.
Finalizo haciéndoles
llegar mis sentidas condolencias a su hija Laura Valerio y a las familias
Valerio Pardo, Fuentes Pardo y Pardo
Loarte.
La Pluma del Viento
Lima, 7 de setiembre de 2014
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