EN SU ANIVERSARIO : MI MEJOR REGALO ES ATENDERLO
El día comienza, se oyen los trastes de la cocina, son los preparativos
para el desayuno, como todos los días de la semana, los hijos van a ir a
trabajar, los timbres de los celulares, bajo diversos tonos suenan en cuartos
distintos son las 6:00 am, en seguida, en sus camas los hijos cortan sus sueños,
y también los incómodos sonidos que penetran paredes inoportunamente. En cinco
minutos, hay un desfile hacia el baño, pronto están listos para salir, sus caminos
son distintos el hijo menor hacia una fábrica, y el mayor hacia un colegio.
La puerta a la calle, se abre y cierra, ella va a comprar los panes
calientes, porque no hay mejor sabor que cuando es del mismo día. En la mesa,
del comedor, los espera el jugo, un platito que varia, atún, lomito, huevo
pasado, para finalizar café con leche o
un preparado de quinua, quihuicha, manzana o maca, acompañado de un pan con queso
traido desde Chiquián, o Cajacay o de Cajamarca, este último lo compra los
martes desde un mercado, distante muchas cuadras. También ha preparado lo que
llevarán a modo de lonchera, frutas, preferentemente manzana y cítricos.
Este mismo trajín, lo viene haciendo por más de 30 años, y sigue con el
mismo esfuerzo y dedicación. En su
corazón siempre está la automotivación, “tenerlos a mis hijos, juntos es lo que
más he querido, quien mejor para atenderlos que yo”.
Ella dejó de trabajar hace buen tiempo, se jubiló, como Profesora de
secundaria. Allí también, en el mismo colegio, estuvieron sus hijos, los vigiló
de cerca.
Esta vez su hijo mayor está a punto de cumplir un nuevo aniversario, se
aproxima la fecha, qué lástima que esta vez cae miercoles, pero ella ya previó, y
ha querido darle su agasajo este domingo, por eso invitó
a sus hermanos, para el almuerzo. “Acu,
Uli, Marquito, Nili, los espero este domingo, al almuerzo a las 13 horas,
festejaremos el aniversario de Joselín”.
Nosotros comprendiendo su esfuerzo semanal, preferiríamos pasarlo en un
restaurante, considerando que el trabajo es menor. Pero ella, siempre ha repetido,
como si fuera advertencia, “yo, quiero
prepararle lo que a mi hijo le gusta, desde la mañana, en el desayuno, luego el
almuerzo, y además eso no es trabajo, es mi regalo”. Comprendiendo sus
sentimientos, aceptamos y agradecimos.
Pero nos queda en el corazón y el recuerdo, su permanente esfuerzo de
agradar en su casa de Ingeniería, en todos los aniversarios que se realizaban,
con más pompa años anteriores.
En cuanto aniversario de la casa ella junto a su madre no descansaban en
atención, aprendió por el método de prueba y error, a hacer el mejor pisco
souer, tanto que incluso, el dueño de Vivaldi, le dijo un día, “Chole qué
buenazo está este pisquito, no tendrás más”, “claro que sí, sabiendo que les
gustaría, he preparado bastante”, le contestó.
Todos salían satisfechos, sus platos preferidos y reclamado por sus amigos
siempre fueron: el chicharrón, ceviche y la pachamanca a la olla, yo le añado
siempre el seco con frijol y tamal.
Con esos recuerdos en mente, imagino lo sabroso que será este almuerzo en
homenaje de su hijo mayor el Ingeniero Electrónico y educador, José Angulo Zúñiga.
Mientras transito con el automóvil, camino hacia el vendedor de periódico
hoy domingo, no dejo de pensar en el amor de la madre por los hijos, busco
ángulos en mi memoria para compararlos, no lo encuentro.
Entonces, largo conjeturas: “será ese amor tanto que prefiere dejar que sus
males avancen sin demostrar a sus hijos que algo le duele?”, “será que oculta
sus carencias económicas, por eso como ahorrando, prefiere cocinar con sus
manos, luego de buscar los mejores insumos al menor precio, aunque cueste
caminar muchas cuadras. Su dinero no es abundante, mas bien poco para dotar el
almuerzo que ella quisiera brindarle”.
Pero, no es que el hijo no se percató de las
resquebrajada salud de la madre, sino que ella habla que ya fue a su consulta
médica, “así que no se preocupen todo está bajo control”, con eso asegura que
no la molestarán mientras prepara el almuerzo con regocijo, su madre ya anciana
ayuda, algo, pero su apoyo mayor es acompañarla, conversar y de rato en rato
recordar anécdotas que obliga unas veces a reir y otras aprisiona el corazón
con dolor y nostalgia.
Este aniversario de su hijo mayor, le trae muchos recuerdos,
que comienzan con su esposo, Beto, que falleció muy temprano, dejándolo
huérfanos a sus hijos, y ella asumiendo el papel de padre y madre a la vez.
Pero como si eso fuera poco, también sufrió cual sablazo al pecho, la muerte de
su hijo menor, Miguel.
Son golpes que pocos lo hubieran soportado, pero ella lo sobrellevó gracias
al respaldo a la iglesia católica, las palabras del evangelio, y el apoyo de
sus hermanos de El Camino, con ellos convirtió el dolor en fuerzas y en fe.
Tanto que hoy, está feliz de acompañar a sus hijos, en su atención, ella
entrega todo el amor y agradecimiento a su dios. Atrás quedaron eso momentos
tristes, ahora ella quiere acompañar a su hijos por muchos años, por eso está
decidida a visitar al médico más seguido y curarse.
Pero hoy, quiere darle a su hijo mayor el mejor regalo por su aniversario, ella
manifiesta, “quiero atenderle, prepararle desde el desayuno lo que a él le
gusta, luego su almuerzo preferido, junto a sus tíos, quiero darle la alegría
que él se merece, porque es un hijo trabajador, alegre y muy cariñoso”.
Eso nos alegra porque a Chole la queremos por muchos años alegrándonos,
tanto por su carácter como por sus platos ricos, y a su hijo, en este
aniversario, que siga formando jóvenes, con esa habilidad de profesor de
ciencias que lo hace inigualable.
Feliz día sobrino José y Feliz día hermana Chole por tu hijo y por ti.
La Pluma del Viento
Lima, 3 de noviembre de 2013
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