75 ANIVERSARIO DEL CLUB ATLETICO TARAPACA DE CHIQUIAN: ENCUENTRO DEPORTIVO EN EL GUADALUPANO
Hoy
tenemos fútbol, es la final de 30 de agosto en Chiquián, es la copa Perú en
Carcas, o es Rosaspampa de Huaraz, o es la final en el Rímac, algo similar me
ocurre hoy 9 de noviembre de 2014, ante la convocatoria del Tarapacá por su 75
aniversario; han vuelto por mi memoria esos momentos. Recuerdo que para tales días,
nuestro comportamiento era diferente, desde la mañana me invadía una inquietud
permanente, no se iba ni con el desayuno, entonces tratando de bajar esa
preocupación iba a comprar periódicos, pero nada, incluso se acrecentaba,
porque en casa también se alistaban según el caso mi padre, mis hermanas o mis
sobrinos. En esa preocupación no venían escenas del juego sino una sensación de
preparación del cuerpo, inconscientemente nuestro cerebro pone en prioridad
cosas trascendentales, y eso se manifiesta de diversas maneras, a veces como
olas en la mente, diciéndote, “oye qué haces, ya se viene el juego”, como para incomodarte, y claro, no
podías decirle “cállate”, porque finalmente eras tú mismo, pero no la
controlabas era el subconsciente aquel que domina e impone condiciones.
Si
estábamos en Huaraz, los juegos eran de mañana como a las 11, entonces salíamos
a tomar desayuno, cuando nos hospedábamos en un hotel, nos levantábamos
temprano como a las 8 horas, luego caminábamos por la gran avenida Raimondi, y
de seguro por ahí mismo, en esos mismos restaurantes, nos encontraríamo con paisanos que habían ido
desde Chiquián en caravana, para ver el gran encuentro, la definición del viaje
a Chimbote, también habían algunos seguidores que venían desde
Lima. El saludo era inevitable, “que tal Acucho, hoy tenemos que ganar Ah”,
como diciéndote, hemos venido de lejos y confiamos en ustedes. Esta es una
presión que la asumes, devolviendo una sonrisa tranquila, pero por dentro la tensión subía.
Y, cuando el partido era en Chiquián, llegábamos un día antes, el ómnibus que
nos llevaba arribaba como a las 7 de la noche, en la plaza de armas se veía una
aglomeración del público, por la ventana leíamos carteles de: “bienvenidos,
Tarapacá Campeón”, eran nuestros familiares y los niños que hervían de
felicidad, se arremoliban hacia la puerta, cuando dábamos el primer paso no
sentíamos el piso, bajábamos casi en hombros, éramos su ilusión, su esperanza del
triunfo, entre ellos solía estar Chechi pardo, quién se abría paso y me
gritaba, “Acucho te ayudo a llevar tu maletín ah”, como tratando de asegurar algo que a él le parecía placentero, agradable, como si fuera un pequeño botín, nos sentíamos como
jugadores del Bayer Munich.
Luego de descansar en casa, el agradable sol radiante de la mañana nos
convocaba hacia el mercado a tomar el caldo de cabeza, allí, mientras ingeríamos
ese manjar típico de nuestra tierra, a nuestro alrededor se paraban los hinchas y
dirigentes, ellos disfrutaban de nuestra presencia, se reconocían a Beto Angulo, Julio Vásquez, Evito Alva, Abel
Alvarado, Anatolio Calderón, Chole Zúñiga, Rosita Núñez, Julio Núñez entre
otros.
En
la plaza de armas, al pie del gran árbol frente al Consejo Provincial, se leía
una gran pancarta, “Hoy Copa Perú, Tarapacá versus Sport Ancash”, no hay duda era
un partido esperado, por donde fuéramos nos acompañaban en comitiva los
dirigentes y atrás un grupo de niños, la
conversación sobre otros temas amenguaba la preocupación que en nuestro interior iba creciendo peor aún cuando nos enterábamos que no había llegado algún titular.
Esa espera de un partido, en Lima, era un poco
distinta, en la noche del sábado preparaba todos mis útiles deportivos, vendas
para los pies, chimpunes, icehot o charcot o midalgan, en la mañana del día del juego disimulaba mi
preocupación con la lectura de periódicos o el desayuno, pero conforme
llegábamos al almuerzo, la presión era mayor porque, mi hermana alistaba las
naranjas, las gorras a sus hijitos, serpentinas, pitos, matracas, y otras cosas
más, con todo eso yo no tenía hambre, solo ingería un plato, así salíamos con
mi hermano Uli, que siempre lo noté más sereno que yo.
En los primero años, subíamos a la línea 36, que nos
llevaba hasta el Cine Madrid de la avenida Alcázar, donde bajábamos y hasta
ahí, se escuchaba la banda con los hermosos huaynos, con sonidos a "guerra
deportiva", mucha gente bajaban de diversas movilidades, iban hacia el
estadio de la Unidad Vecinal Nº3. En los años posteriores al 82, compré mi
volwagen amarillo, que se hizo muy popular porque me acompañaba a todas partes,
incluso para continuarla en alguna casa o restaurante.
En
las tardes de los sábados cuando los partidos eran muy difíciles, nos reuníamos
en el estadio de Vipol, para hacer los ajustes finales, en particular me
encargaba de enfatizar, “no perdamos el orden durante el juego, siempre
mantengamos el eme vedoble, MW, cuatro defensas, un volante central defensivo,
dos volantes laterales y tres delanteros”, este análisis lo haciámos incluso en
el piso del camarín, minutos antes de salir al campo, como eran jóvenes y entusiastas ponían mucha atención, salvo Comunito que con un ojo siempre estaba pendiente en la entrada del estadio por si alguna hermosa dama ingresara.
Hoy,
después de casi 30 años, volveremos a encontrarnos deportivamente, los grandes
integrantes de los equipos de Chiquián denominados históricos: Cahuide,
Tarapacá y Alianza Chiquián, el campo será el Estadio Guadalupano. Este
ansiando encuentro es propiciado por los festejos del 75
Aniversario del Tarapacá, allí con seguridad hablaremos de las anécdotas de
siempre, en mi caso me recordarán el penal fallado en Huaraz, pero también con
mucha alegría de otras grandes tardes deportivas, de campeonatos. Sin duda que, también, hablaremos de nuestro Chiquián, de nuestras familias, de nuestra niñez, buscaremos en nuestros abrazos, y saludos, nuestras raíces de amistad, nuestras
esencias y seguro sellaremos para el futuro, nuestra amistad y amor a nuestra tierra.
Desde esta ventana radial, mis saludos al equipo
tarapaqueño, presidido por su Presidente don José Núñez Aranda (Comunito) y
también al Comité de Bodas de Diamante, presidido por don Ulises Zúñiga Gamarra
(Uli) e integrados por Laura Núñez Aranda (Lali), Hugo Vílchez y Abel Alvarado R(Payo). Ellos se han esforzado bastante, nos proponen este reencuentro de amistad y
alegría con motivo de este hecho trascendental para el Club Atlético Tarapacá, y por
extensión para los residentes chiquianos en Lima.
Allá estaremos llevando las dos casaquillas que lucí
con mucho amor la roja y negra del Cahuide y la verde y blanca del Tarapacá.
Felicitaciones al Club Tarapacá de Chiquián
Hoy somos ESTADIO GUADALUPANO a las 11.30 horas
La Pluma del Viento
Lima, 9 de noviembre de 2014
Parte de este texto lo presenté en el programa Zaguán de Oro
Puquio, el domingo 9 de noviembre de 2014
Comentarios