Hoy, directamente después de llegar los omnibuses al trabajo, nos trasladamos hacia la cafetería, donde habría una conferencia sobre el Código de Ética del servidor público. Luego de escuchar la conferencia llegué a la conclusión de que estas exposiciones son puro juego de palabras, o mas directamente, no me convenció nada.
Me dio la impresión que repiten un montón de palabras bonitas, y de eso no queda nada en la práctica rutinaria. Siguen tomando decisiones abusivas, hacen concursos dirigidos, ocupan cargos sin tener las competencias, desde el lado de las autoridades y jefaturas, y desde el lado del trabajador, se aprovechan de esas decisiones, no denuncian estos comportamientos, no se preparan para hacer mejor las cosas.
Las múltiples reuniones sobre este tema, se ha incrementado en los últimos 2 años, y esto tiene que ver con la obligación que tiene la institución por ser pública , en implementar SERVIR. Aunque esto, para muchos, es forzar a que un investigador y/o ingeniero de los institutos públicos de investigación (IPIS), se equipare a la de un trabajador típico de un ministerio. Y, son cosas distintas, porque el primero tiene un trabajo de creación de conocimiento, y luego de transferencia del mismo, mientras que los segundos atienden al ciudadano en las ventanillas y oficinas.
La esencia de SERVIR está en que se debe mejorar el servicio al ciudadano. En un IPIS, al día o a la semana o al mes o al año, no tienen un solo contacto con los ciudadanos, no atienden en ventanillas, como lo hacen los ministerios.
Entonces, lo que debía haber ocurrido es que a todas las IPIS (que son 12 en el Perú) debían tener otro tipo de Plan de Carrera. Y, este debería haber sido impulsado por el ente rector de ciencia, CONCYTEC, pero no lo hizo. Entonces en la situación actual los IPIS con SERVIR, van a retroceder.
Pero el tema en esta oportunidad, es tratar el código de ética. Y, sobre eso, luego de la conferencia, conversamos en el comedor, allí mi posición era la siguiente. El expositor había expresado y reconocido que la unidad donde se forma el hombre ético, es en la educación y en la familia. Y, luego, dio una lista de unos10 valores que se debía implantar en el trabajo.
Según mi parecer todos lo leyeron, escucharon y aplaudieron. Pero también, sabía que ni dos horas después de la conferencia, ninguno lo recordaría y por tanto volverían a su comportamiento, tanto los jefes cuanto los trabajadores. El porqué se sigue en lo mismo, esa es la pregunta, que voy a explicar.
El asunto es que quienes constituyen la familia, y finalmente se hacen trabajadores es el humano (especie), la persona, y es él, el que genera una decisión. Ahora, siguiendo esta línea, en la persona donde genera esa decisión, no es en el codo, riñón, incluso antiguamente se creía que las decisiones estaban en el corazón otros en el hígado. Hoy, con el avance de la ciencia, se sabe que las decisiones surgen desde el cerebro. Allí, lo que se ve es solo materia, órganos, finalmente células. La interacción entre ellas son producto de aspectos bioquímicos, que estos a su vez se explican por las leyes de la física. De esa interacción surge el pensamiento, la idea, la decisión.
La biología y la evolución permitieron que estos componentes sean capaces de memorizar, recordar, analizar y decidir, y para realizar esa decisión utiliza lo que en ella guarda, lo que ocurrió en los miles de años producto de nuestra evolución, pero no basta esa estructura biológica, para tomar una decisión altruista o egoísta, si no todos tendríamos las mismas decisiones, por tanto la diferencia radica en lo que ha acumulado en su familia, en su hogar, en la sociedad que lo contorna.
Entonces sumando estos hechos diríamos que no basta la carga biológica, sino también, la carga social. Es eso lo que va a hacer que algunas personas, tengan una mayor probabilidad que tomen decisiones proclives a lo egoísta (antivalores), igualmente habrán otros que tendrán una mayor probabilidad que den decisiones próximas al altruista (pro valores).
De otro lado los estudios dicen que el 85% de nuestra acciones diarias son hechas de manera casi subconsciente, y que solo el 15% la realizamos razonando y siendo consientes 100%. El asunto entonces es construir adecuadamente esos 85%, para que podamos actuar “correctamente” de manera natural.
Es decir que mucho tiene que ver el contexto, nuestra, entorno, esa es la manera de potenciar nuestros dioses interior y exterior.
Por ello en estas charlas cuando escuchamos una retahíla de términos totalmente superficiales, olvidándose de cómo surgen la calidad de personas que deseamos disponer, nos incomoda, sentimos que falta solvencia. Consecuentemente, en estas charlas deberían invitar a especialistas en el funcionamiento del cerebro y de cómo se construyen la personalidad, el carácter, es decir valores (responsabilidad, compromiso etc.). De esta manera nos conoceríamos mejor, como individuos, y desde ese conocimiento, mejoraríamos nuestras competencias., tanto como trabajadores cuanto como potenciales jefes o autoridades de la institución.
Esta visión no existe en las unidades de recursos humanos de los IPIS, se desconoce de un lado los criterios neuro-científicos, y de otro no se sabe a cabalidad gestionar a personal distinto como son los que harán del conocimiento científico y tecnológico su máxima capital.
Dentro de los ambientes de los IPIS, debemos reconocer que la ciencia del país, no precisa de nombrar solo “jefes”, en el sentido que cumplan a ciegas lo que se le encomienda, sino se requieren de LIDERES, porque ellos sí pueden producir cambios, porque CAMBIOS es lo que se necesita en los IPIS del Perú.
Pero, mientras esto sucede todos los ciudadanos por nuestra cuenta, tanto los científicos-ingenieros de los IPIS, cuando los trabajadores típicos del sector público, debemos fortalecer nuestro dios interior hacia el altruismo, a fin de evitar, nos salga sin control el gen egoísta y la lógica del “hombre es lobo del hombre”, mediante el estudio permanente de ciencias blandas, y la práctica de la razón en contraposición a la fuerza de la bestia domada que guardamos dentro.
La Pluma del Viento
Lima, 25 de mayo de 2017.
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