¿QUÉ ES EL TRABAJO: OBLIGACIÓN, BIENESTAR, FELICIDAD?




Siempre que llega el primero de mayo de cada año recuerdo el día del trabajo, y consecuentemente mi memoria me lleva a los obreros de Chicago, a las marchas de los sindicatos encabezados por la CGTP (Central de Trabajadores del Perú) que emergían desde la Plaza Dos de Mayo de Lima, con inmensas pancartas bordados de mensajes de lucha de clases,  se elevaban banderas rojas con la hoz y el martillo en el medio, luego venía la confrontación con la policía, todo era humo asfixiante de las bombas lacrimógenas, finalmente venía las porradas y detenciones. Es que como siempre la vida es recuerdos tanto más añejos mejor, nos vamos hacia lo ultrapasado porque en el fondo deseamos que este recuerdo sea más brumoso, así será más cómodo reconstruirlo casi a nuestro antojo, porque no somos historiadores sino pseudo-escritores, y por tanto estamos liberados para imponer nuestra ideología, o nuestra cosmovisión, o lo que se nos ocurra al levantar la pluma. Por eso hoy por el primero de mayo quiero aproximarme desde el otro lado brumoso de los recuerdos, es decir desde el futuro para mirar el presente.


Voy al trabajo porque es una obligación en tanto desde ahí paro la olla, dispongo de recursos para estudiar, para adquirir un vehículo, salir a cenar, ir de paseo, adquirir artefactos que me dan comodidad, y disponer de acceso a clínicas, y por supuesto, colaborar con la atención a mi octogenaria madre.


Sin embargo, a la edad de casi 60 años no quisiera continuar trabajando del mismo modo, a cambio de ese trabajo obligatorio quisiera dedicarme a otra cosa que conforme pasa el tiempo me gusta más, y es caminar por calles de ciudades históricas, sentarme a tomar desayuno, en la esquina bajo un árbol, y allí mirar el infinito interior escribiendo, o adentrarme en la fantasía leyendo. Y, luego desde ahí enviar el reporte a algún medio de difusión a cambio de eso recibir un pago que sin ser excesivo me permitiera mantener esa vida. Ese sería mi trabajo, pleno de felicidad, allí estaría de acuerdo con C. Colón (“Encuentra la felicidad en el trabajo o nunca serás feliz”), al cual lo considero idílico y distante de la realidad.


En este día del trabajo pensar de ese modo no es infringir una traición a mis amigos sindicalistas, ni clasistas es simplemente ponerme en el caso de los habitantes de los estados nórdicos, donde se jubilan a los 50 años, y luego caminan por el mundo. Empero esto, también, ocurre en el Perú para algunos sectores que reciben sueldos de célula vida después de jubilarse. Entonces porqué esto no se da para todos los trabajadores. Mi realidad es distinta, puedo jubilarme recién a los 70 años, pero con la remuneración que por la AFP caería a casi una quinta parte de lo que gano hoy, con ese pequeño monto tendría que hacer los reportes desde las plazas de los barrios de Lima solamente, y desplazarme con microbuses, y seguro con esa remuneración no me alcanzaría ni siquiera para cubrir mi cuota actual de seguro privado, por lo que tendría que ir a establecimientos del seguro social nacional, y de ese modo a hacer colas por horas y horas para recibir medicamentos de poca eficacia.

Pero es que el trabajo de un científico es aburrido, y mal pagado, se preguntarán los lectores. No y si, respecto a lo primero la respuesta es NO, no es aburrido por el contrario es tan interesante que pierdes la sensación del mundo cercano, donde las letras reinan. Sin embargo la curiosidad del científico siempre es muy grande y cada vez que avanza las preguntas son más profundas, y difíciles. Y muchas de las respuestas salen del espacio de las ciencias, esa es la razón de buscar otro espacio diferente a los números o una mixtura de letras y números. Aunque esto puede parecerles muy tardías para una persona de 60 años. 

Y, la otra parte de la pregunta tiene como respuesta, SI, es cierto que el científico está mal pagado, especialmente en los países en vías de desarrollo o pobres, en estos países donde ponen la ciencia y tecnología (CT) en ultima prioridad (los llaman inviables (O. de Rivero) o necios (E. Ismo des)) la vida del científico es difícil, por ello la mayoría busca irse al extranjero para estudiar y alcanzar los mayores grados y luego quedarse a vivir trabajando en los laboratorios líderes del conocimiento mundial. Este es el camino natural del científico, pero hay excepciones y algunos vuelven a su país.

Un antecedente para esta presencia dual de vocación entre letras y números es el caso de E. Schrödinger (Premio Nobel de Física de 1933), quien decía: “No quiero dar la impresión de que únicamente me interesa la ciencia. En realidad, mi primer deseo fue el de ser poeta. Sin embargo, pronto descubrí que la poesía no era un oficio bien pagado. La ciencia, por el contrario, me brindó una carrera”.   Esta mezcla de letras y números en la actualidad se ha incrementado, bajo la denominación de divulgación científica (dirigido a un público relativamente selecto) sobre temas importantes que antes solo se discutían en los ambientes de científicos especializados. En realidad esta divulgación no llega al público mayoritario, allí prevalece la pseudo-ciencia (por ejemplo situaciones sobrenaturales, ovnis, astrología entre otros). Entonces, hay un vacío de llevar esa divulgación hacia las grandes mayorías allí donde la pseudo-ciencia reina. Y, con ellos tratar las preguntas de los tres orígenes que son de mayor interés de la especie humana: ¿Cómo se originó el universo?, ¿Cómo se originó la vida?, y ¿Cómo se originó el pensamiento?.  Este sería mi trabajo con el que alcanzaría felicidad y bienestar.



LA EXPLICACIÓN ES HUMANA



En cada recodo de esta mesa cósmica

Busco la explicación científica

Me incomoda no tener una respuesta rápida

No obstante persisto entre hojas y bits

No es suficiente la teoría cuántica

Ni la teoría de la relatividad

Porque la luz puede estar también

En el soneto o poema de Vallejo.

En la narración de García Márquez

O en los ríos profundos de Arguedas

Los números y las letras expresan igual

La grandeza de la especie humana

La búsqueda persistente de la explicación

De cómo surgió el universo

De cómo surgió la vida

De cómo surgió el pensamiento

Y de porqué somos como somos

Indagar, comprender y comunicar

Está en nuestra esencia

Nunca aceptar sin cuestionar.

La Pluma del Viento
Lima, 4 de mayo de 2017

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