CUANDO PIENSE EN VOLVER RECORDARÉ A PEDRITO SUAREZ VERTIS


No soy rockero, pero cuando alguien me recomienda, lo escucho, repaso sus letras y viajo en su melodía,  al final me gustan. No soy de los que comprarían un disco para escucharlo. Hace unos años me ocurrió algo de eso, cuando estaba de visita en Jamaica, desde Lima me sugirieron que debía traerme música de Bob Marley. ¡Qué ignorante en música de rock!, me dije, cuando en el grupo de visitantes supe que estaban organizando un tour a la casa de este famoso jamaiquino de alcance mundial.  Me pasé varias horas esa noche averiguando su vida, escuchando su música y leyendo sus letras, finalmente me encantó y mucho más después de visitar su casa y conocer su historia. 

Muchos años atrás había sentido esta falta de conocimiento musical, cuando visitaba los cuartos de mis amigos huaracinos, ellos eran amantes indetenibles de los Rolling Stones o los Beatles. Debo confesar que nunca se afianzó en mi ese gusto. 

La explicación podría ser que el apego a la música se da principalmente en la adolescencia y en mi caso parte de ella la pasé en un internado y la otra en una casa alquilada de Lima. Pero alejados de amigos de infancia, por lo que en la capital éramos foráneos, provincianos venidos a la capital y como tal desligados de la cultura costeña, en la práctica habíamos dejado nuestra cultura, nuestro barrio, nuestros amigos contemporáneos.  Vivimos y crecimos en Lima amarrados a los estudios, poca televisión y algo de radio. La escasa música que había escuchado en mi infancia eran huaynos, boleros, valses sea en los cumpleaños, fiestas patronales y actuaciones teatrales en mi ciudad natal,  durante mi primaria. 

Mis hermanos y yo habíamos dejado nuestro pueblo a los 11 años, en mi caso me fui a Huaraz primero y para terminar mi secundaria vine a Lima a los 15 años, después ingresé a la difícil universidad nacional de ingeniería a los 17 años, con una dedicación total al estudio. Mis paredes no hacían eco a salsas, ni valses, ni boleros, menos rock. El silencio era el ambiente que abrigaba a hermanos estudiando en la única mesa de la sala-comedor. Me había acostumbrado a no participar en ninguna fiesta de la juventud, mi actividad extra era el deporte, de modo que no tengo recuerdo de tal o cual canción, que me relacione a algo o a alguien en especial, como el enamoramiento por ejemplo. Todo eso vino después que terminé mi universidad, cuando me inicié en el trabajo. 

Hago todo este preámbulo para reconocer que peruanos muy famosos que hicieron grandes bandas musicales no están en mi memoria. Por lo que cuando ocurren estos acontecimientos tengo que leer su vida, oír sus canciones, para comprender lo que pasa, esto me ocurrió ayer con el fallecimiento del mejor de los canta autores del rock peruano, Pedrito Suarez Vertiz Alva. 

De las entrevistas que miré con el entretenido Bayli, se destaca con mucha claridad que era un tipo de bastante perspicacia, con facilidad y originalidad llegaba a la esencia de los temas de la vida. Sus canciones para la infinidad de seguidores les había marcado su vida cuando jóvenes. Esto lo expresaban diferentes generaciones la de los 90 así como la de los 2010.  

El colectivo que fue a acompañarlo a su velatorio en la calle entonaban sus canciones de ellas una es considerada himno para el peruano que se alejó de su país por alguna razón, y en su soledad piensa volver. Él no debe sentir dudas si lo recordarán porque en su terruño está su esencia, su barrio, su gente y ellos lo seguirán queriendo ( "Cuando pienses en volver. Aquí están tus amigos, tu lugar y tu mujer. Y te abrazarán. Dirán que el tiempo no pasó. Y te amarán con todo el corazón"). Pero igualmente se sabe de tus dificultades y te incentiva a no desfallecer  ("Estudias hasta muy tarde y no puedes descansar; Las palabras de tu madre empiezan a sonar. Cuando tú te estés muriendo por un poco de amor. Hijito sigue adelante domina al corazón"). Y cuando en ese pequeño cuartito donde sigues viviendo y falta poco para alcanzar tu meta pero la soledad llega a tus huesos sigue bregando a pesar de todo ("Pues el dolor no es eterno y pronto saldrá el Sol. Saldrá el Sol"). Finalmente cuando ya vuelves y estás trabajando tienes que dedicarle tu mayor esfuerzo y cariño a tu patria para que mejore, para eso te fuiste y porque sea mejor volviste ("Cuando ya tú estés acá. Trabaja hasta las lágrimas como lo hacías allá. Solo así verás que tu país no fracasó. Sino que tanto amor te relajó").

Me pasé horas escuchándolo, y al saber de su dolencia (ELA) me dolió que personas con tanta sensibilidad humana sus vidas se acorten tan inesperadamente.  Cuánto daríamos para que continuara derramando luz, y motivando nuestras emociones para ser mejores personas. Aprendamos de estos desenlaces que en los años que nos quedan de vida, busquemos la sencilles, la sabiduría, y devolvamos a todos alegría y esperanza, nunca dolor ni abandono. Sigamos remando  hasta el último halito y cuando llegue el momento nos encuentre en el infinito como en la continuidad de un gran sueño.

Pedrito, no pude escucharte en vivo, si hubiera conocido de tus obras, seguro que habría sido un seguidor más y un peruano mas que te llora y admira. 

Pedrito es inmortal. 




La Pluma del Viento

Lima, 30 de diciembre de 2023


NOTA:

Esclerosis lateral amiotrófica (ELA)

La esclerosis lateral amiotrófica o ELA, es una enfermedad de las neuronas en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios. La ELA también es conocida como la enfermedad de Lou Gehrig. Con el tiempo, las personas con ELA pierden progresivamente la capacidad de desenvolverse o cuidarse. La muerte a menudo ocurre al cabo de 3 a 5 años después del diagnóstico. 




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