ANIVERSARIO DEL AMIGO PELOTERO E INGENIERO
Cuando llega el aniversario de un amigo que está a kilómetros de distancia, la memoria te lleva, casi sin darte cuenta, al celular para enviarle un saludo virtual por WhatsApp. Pero, ¿qué hacer cuando los recuerdos exigen más palabras? Esta nota es, entonces, la extensión del mensaje que tenía pensado enviarte. Porque La Pluma del Viento (LPV) —ese aprendiz de escritor que ha ido desplazando a mi antigua pasión por el fútbol— consideró que unas pocas líneas no eran suficientes y se puso en acción.
No sé si a ti, querido amigo Percy, te agradará leer estos textos que parecen un juego de palabras, casi una nimiedad en un día tan especial. Pero igual los comparto, confiando en que, como gran artista con la pelota que fuiste —y luego como ingeniero destacado—, le dedicarás un momento a su lectura. Y quizás te preguntes: “¿Qué habrá escrito ahora LPV?”
Hoy, lo primero que me nace es brindar por ti y gritar —frente al universo infinito de mi mente, que nadie ve ni escucha—: ¡Feliz aniversario, amigo Percy!- No importa si mi voz suena desafinada por el paso del tiempo o si el brindis se hace con un vaso de agua. Mi saludo es auténtico y lleno de estima.
El retablo de la memoria
Ahí estamos, en el barrio Melitonero, frente a alguna de las casas donde nos reuníamos: para estudiar, para tomar algo o para jugar pelota hasta que la luna se escondiera o el sencillo se extinguiera. Sin embargo, quiero destacar que, aunque pudiéramos parecer despreocupados, los muchachos del barrio éramos bastante disciplinados. Tú, menos que nadie: con un padre estricto pero también alegre, aprendiste a combinar disciplina con diversión. Muchas veces estuvimos en tu casa, bailando al son del huayno.
¿Y si viajamos al campo de la UNI? Cuando Felandro te convocó a la selección de la universidad por tu talento, a nosotros no nos sorprendió: en el barrio ya sabíamos que eras un mago con la pelota. Por eso, cuando te convertiste en marcador de punta titular de la UNI, solo dijimos: “Se lo merece”. Aun así, hubo una mañana en la que tu poderoso equipo de Mecánica —campeón reiterado de la UNI— se enfrentó al modesto Ciencias. Lo que no esperabas era que varios jóvenes del barrio Melitón jugáramos por Ciencias y, en un partido memorable, les quitáramos el invicto gracias a la dupla mágica del Pato y Medina. En ese equipo de ecuaciones diferenciales también estaban Acucho, Uli y Dixón —peloteros del barrio que tú bien conocías. Pero bueno, hoy prefiero hablar de alegrías.
Y hablando de fútbol, ¿cómo no recordar al Equipo Naranja de tus tíos? Con ellos recorrimos tantos campos llenos de ese sabor provinciano que llevas en tus genes cajamarquinos: una mezcla perfecta de deporte, seriedad y camaradería.
Más que un pelotero
Pero no solo de fútbol tendría que hablar en tu aniversario, aunque lo haga con gusto. También se asoma a mi memoria tu hermano menor, Tano: ese joven lleno de vida, a quien, en una mañana de fulbito en el campo de la comisaría, le hice un “remolino de números” antes de su examen de ingreso fallido. No tuve más remedio que culpar al efecto del aire en la pelota. Aunque teñido de nostalgia, ese recuerdo conserva cierta alegría.
Hoy, cincuenta años después, también es momento de destacar tu trayectoria como ingeniero mecánico de la UNI. La memoria me lleva a esa callecita de Melitón, donde los provincianos que estudiábamos o nos preparábamos para la UNI solíamos encontrarnos. Seguro que, al vernos, nació en ti el deseo de seguir esa senda. En parte, fuimos testigos y cómplices de tu vocación, y eso nos llena de orgullo. Tal vez también te contagiamos nuestro amor por el estudio y la alegría. Cuando terminaste la carrera y te fuiste a la selva como ingeniero petrolero, nos alegraba seguir tus logros.
Hoy, convertido en padre amoroso y trabajador incansable, seguro celebras este día con tu familia. Por eso, en mi casa, preparé un chilcano y brindé por ti, aunque los míos no supieran el motivo. Porque Percy no es solo aquel brillante pelotero ni el ingeniero admirable: es también el líder que mantiene viva la llama de nuestras reuniones melitoneras, esas que nos juntan cada 23 de noviembre para honrar la amistad nacida en el barrio de Melitón Carvajal de ingeniería.
Brindis final
Amigo Percy, aunque sé que la pluma no es el mejor medio para festejar onomásticos, al menos me ha permitido viajar en el tiempo, recordar momentos compartidos y brindar por tu aniversario. Quiero que sepas cuánto valoro tu amistad, y estoy seguro de que aún nos esperan muchas oportunidades para patear una pelota y brindar con los grandes amigos que construimos en aquellos días de Melitón.
¡Salud por tu aniversario, Percy!
La Pluma del Viento
Lima, 16 de julio de 2025
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