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Mostrando entradas de octubre, 2025

SOY DEL ANDE Y CRIOLLO: HOMENAJE AL PERÚ QUE CANTA

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Hoy, luego de una reunión oficial,   volvía a casa. Pero los peruanos sabemos que un 31 de octubre todo, absolutamente todo, sabe a criollismo. Eran las diez y media de la mañana y, mientras avanzaba por la ciudad, pensé que todavía estaba a tiempo de llevar algo criollo a casa. Así que me detuve en El Bolivariano , ese restaurante limeño que guarda entre sus paredes el sabor de la tradición y la memoria. Pedí unos potajes para llevar a casa y compartir en el almuerzo, añadir sus respectivos brindis y, por supuesto, poner música criolla de fondo.  Mientras esperaba, abrí mi cuaderno —ese compañero de siempre— y comencé a escribir lo que sentía. No busqué referencias ni libros, solo dejé fluir las palabras al compás de la guitarra imaginaria y del cajón que resonaba a lo lejos en los confines de la mente. Más tarde, ya en casa, con un poco más de calma, pasé en limpio los dos textos. Así nació este pequeño homenaje al Día del Criollismo , escrito a mi modo, desde la emo...

CUADERNO DE OCTUBRE: ENTRE EL ESFUERZO Y EL DESCANSO

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PRESENTACIÓN Entre los días 22 y 25 de octubre de 2025, en medio de semanas exigentes de preparación académica y reflexión personal, escribí cuatro textos que nacieron de la necesidad de detenerme, observar y comprender. Son apuntes espontáneos, surgidos entre el escritorio, la cama y una cafetería, donde el cuerpo cansado y la mente despierta conversaron con sinceridad. En ellos se cruzan la rutina, la enseñanza, la escritura y la búsqueda de sentido. Al releerlos, descubrí que forman un mismo trayecto: del compromiso al sosiego , del esfuerzo a la decisión de descanso . Por eso los reúno aquí como una unidad, un pequeño cuaderno de octubre , donde la palabra me ayudó a respirar y a comprenderme Noche del presente NOCHE DEL PRESENTE Esta noche es una de esas últimas que separan el antes y el después. No se trata de vida o muerte, del todo o nada. Sino de dar cuenta del compromiso, de la responsabilidad frente al trabajo y la palabra empeñada. “No te queda otra —me digo—, lo...

DECISIÓN DE DESCANXO

¿Por qué hay lugares donde parece casi una obligación registrar nuestra huella? Y más aún, si es con un café más una torta. Seguro que hay algo de bioquímica en eso… y el cerebro lo sabe. Hago esto cuando llega ese día de la semana y esa hora. Así como en mi barrio, cuando era joven universitario y llegaba el sábado: la muchachada convergía, por ley no escrita, al campo de la comisaría —la loza deportiva— entre las diez y las doce del día. El descanso, la placidez, la tranquilidad brotan como un manjar: se unen todos los caminos para llegar a este momento y a este espacio. Esta vez, mi recuerdo quiere contar cómo se siente uno después de un trajinar intenso, marcado por conferencias y presentaciones. Los temas interesan, gustan, motivan… pero también ocupan. Pasar el tiempo puede ser un entretenimiento o un compromiso, según el propósito que lo impulse. Cuando se trabaja con horarios estrictos, se asume que es parte de las responsabilidades. Dar charlas, preparar cla...

MI APOYO Y A CONTINUAR

  Cuando sacó el rostro a la superficie, supimos que llegaría a la meta. Aquel atleta no se dejaría vencer fácilmente; sus pergaminos mostraban su gran resiliencia. La vida pasaba como un álbum: en ese corto viaje volvieron las batallas, enseñar a los nuevos, colaborar con amigos, cumplir contratos… y también escribir. El día tiene veinticuatro horas, pero hay que descansar. Las responsabilidades lo estructuran todo: qué comer, cuándo hacerlo, y cómo. Casi nada depende de uno, y en paz. Hay que superponer las actividades: dormir pensando en la enseñanza, hacer deporte mirando conferencias, leer información mientras se escribe a hurtadillas. Esa rutina cargaba la mochila, tan pesada como de veinte kilos; y así salía a la ciudad, debía exponer, diálogos de dependencia y de aceptación. En su oasis, en su punto de apoyo, comparte sus peripecias, desahogándose. El viento, el silencio y su soledad lo entienden: juntos reconstruyen su nave y descargan la mochila. ...

ESFUERZO PARA SEGUIR CAMINANDO

Luego de atravesar una semana cargada de tareas, llegamos a este día. ¿Más tranquilo? No tanto. Aún debo terminar una presentación para el mediodía, un compromiso que asumí por colaborar. Y la semana que viene será tiempo de preparación: la entrega del Informe 2 de la consultoría que he aceptado. Será, sin duda, la semana más densa del año: informe, seguimiento de cursos y la preparación de dos sesiones de la Unidad I para mis clases de doctorado de los martes y jueves. Cuando se observan estas actividades desde días previos, parecen imposibles de enfrentar con éxito. Sin embargo, el hecho mismo de tener que hacerlo trae cierta calma: “vamos a ver qué resulta.” Nos dedicaremos con responsabilidad, presentaremos lo que surja y nos apoyaremos en la experiencia. No hemos salido a recorrer la ciudad. Si antes no lo hacíamos por el trabajo y los horarios comprometidos, uno pensaría que en la jubilación —sin horarios, sin entregas— sería diferente. Pero ha ocurrido lo contrario: el ...

NOCHE DEL PRESENTE

Esta noche es una de esas últimas que separan el antes y el después. No se trata de vida o muerte, del todo o nada. Sino de dar cuenta del compromiso, de la responsabilidad frente al trabajo y la palabra empeñada. “No te queda otra —me digo—, lo prometiste. Para eso te contrataron.” Tantas veces he pasado por situaciones similares, y sin embargo, la memoria es tan “inteligente” que las olvida. Así, cada vez parece una experiencia nueva. A los setenta años, los antes y los después casi no existen. El futuro se acorta tanto que solo queda el pasado y el presente. O quizá solo el presente, porque el pasado ya se ha desvanecido. Si es así, la preocupación por los trabajos que aún asumimos tal vez ya no merezca tanto esfuerzo y dedicación. Quizá sea hora de dejarla y simplemente vivir lo que existe: el presente. Escribo esta nota, acompañado de música instrumental suave, de esas melodías que no se sabe de dónde vienen, pero nos envuelven en calidez, abrazo y co...

EL CAMINANTE Y EL COBIJO

Ahí viene aquel caminante. Su marcha parece pesada; se nota que necesita descanso. Abrámosle espacio y démosle cobijo —¿De dónde vienes, amigo esforzado? ¿Acaso andas solo y sin rumbo? Si no deseas responder, no lo hagas; se nota que caminas desde hace buen rato. Extendió su manta sobre la arena calma, preparó un vaso de café y se lo alcanzó. Notó que el desconocido apoyó la sien y se durmió. Comprendió entonces que su abrigo había sido útil. De pronto, el caminante despertó. Abrió su mochila, sacó unas hojas escritas y garabateó letras nuevas. Preguntó dónde estaba y quiénes éramos. Luego dobló una hoja, hizo un avión y la lanzó al viento. En ese instante, el papel se transformó en ave. Sus alas se agitaron entonando himnos; el cielo se abrió, los ángeles cantaban, y la playa se iluminó. El sol agradeció el gesto. El caminante tomó su mochila y continuó su viaje, aliviado. Yo me quedé en paz, maravillado: la ayuda siempre es un acto divino

TREGUA AL ATERDECER

Hoy quiero pararme en la otra orilla. Deseo verme llegar con el bolso lleno de tareas, la ropa ajada por el trabajo y el rostro labrado por el sudor del agotador día. Quiero recibirte con la dicha de saberte luchador, de saber que no te arredras en los momentos de duda; por el contrario, allí te haces grande. Ahora estás aquí. El trajín ha terminado. Descansa, deja tu talega y bebe este sabroso café que te preparé. Con su aroma vendrá la paz; con la charla que tengamos, volverá tu nostalgia curadora. Nunca es tarde para darse una tregua en el recorrido. Si has llegado hasta aquí, dando lo mejor de tu esfuerzo, no apresures el paso. Guarda tus músculos para continuar el camino: aún faltan trechos, y no hay que quemar naves. Reconozco que eres de aquellos que manejan números, que piensan en la ciencia, que buscan soluciones con la tecnología. No eres, quizá, de los conocedores de las emociones, como los psicólogos o los médicos. Pero, aun así, sabes manejar tu mente, la entiendes, la...