LA HAZAÑA DEL AVIÓN Y LA POSTERGADA CYT



Nuevamente la luz solar a través de las rendijas de algunas ventanas se nota la iluminación externa. Vamos al encuentro de Ámsterdam. Son las 6.30 horas (hora peruana), que sumando las 7 horas de diferencia dan, 13.30 horas (hora holandesa). Mientras viene el desayuno en el avión imagino que en casa de los holandeses estarán sirviendo el almuerzo con aroma a tulipanes.

Estamos en el aire casi 10 horas, nos falta según el tablero 1.30 horas, llegaremos a las 15.06horas, el estimado que hice fue de las 15 horas los números no fallan, diría mi maestro Arcadio. La velocidad a la que vamos es de 1030 km/h, casi 10 veces la del vehículo más veloz en tierra, solo se siente el ruido de fondo de los motores, la sensación es que el avión está detenido.

Afuera, la temperatura es de -48°C o -50°F, ¿porqué, acaso no estamos más próximos al sol?, les preguntaría a mis alumnos de la universidad. La altitud es de 10662m. La noche fue tranquila pero estar sentado tanto tiempo cansa, así que para estirar el pie me levanté dos veces por la noche caminaba por los pasillos, moviendo los brazos y el cuello.

Durante el viaje mi cuerpo se despertaba cada hora como si estuviera programado, entonces miraba mi reloj y nuevamente forzaba el sueño solo cerrando la vista, por supuesto no faltaron las temibles zonas de turbulencia que por más que exijas a la razón, el instinto te hace dudar y entras en miedo, sin embargo no se nota ningún gesto en nadie entonces me pregunto, “’¿seré el único temeroso?”, creo que no, lo que ocurre es que saben controlarse.

Ajá, ahí viene el desayuno, hace unos minutos pasaron unos paños húmedos y calientes supongo para la cara y luego las manos.  A mi turno, escogí café sin azúcar, mas una copa de naranja, el resto es para todos igual, una tortilla de huevo batido con jamonada en la base, un platillo de frutas picada, piña y papaya, y otro platillo de yogurt con sabor a fresa, más un pan y trozos de mantequilla y mermelada. No tengo hambre pero sí sed, así que dejo el pan y el yogurt. Realmente fue reparadora esta fórmula.

Aún los pasajeros encienden el TV y continúan viendo películas, otros sacan algún libro, parecen novelas por su volumen y pura letras. Miro al reloj del tablero y dicen que faltan 30 minutos para las 15 horas, estamos creo descendiendo, pues noto que se inclina el avión y pierde velocidad,  no diviso nada por la ventana casi nadie lo abre supongo por la intensidad de luz que ingresaría.

Mientras el avión baja con suavidad y control absoluto, no dejo de asombrarme de la portentosa hazaña humana de construir estas inmensas naves, casi son barcos que se suspenden en el aire. Esto me deja atónito y perplejo, al reconocer la diferencia del nivel tecnológico y científico de estos países desarrollados que los construyen, comparado al nuestro que no tenemos la capacidad de fabricar, ni siquiera un Tico, o ni un microscopio, etc., ¡¡¿Cuántos años de brecha en CyT!!.

Y, como siempre las preguntas sobran, ¿porqué no hicieron y no hacemos hoy, escuelas de excelencia en CYT en todo el país?. No basta tener universidades donde las clases sean solo demostrativas, lo importante es tener infraestructura en laboratorios y sobre todo buenos profesores. Algunos dirán eso demora.  Sin embargo a ellos, les decimos, que nunca es tarde para comenzar, siempre mañana puede ser peor.

Si por mi fuera, gran parte del dinero me lo jugaría en primer lugar a fortalecer las escuelas de posgrado en CYT, particularmente en algunas disciplinas: biotecnología, materiales, inteligencia artificial e informática (esto es, buscar la convergencia: célula, bit y átomo). Paralelamente crearía  grandes laboratorios en cuatro lugares del Perú, ninguno en Lima. Sin embargo, ¿porqué no se hacen?.

La explicación es doble, de un lado los políticos desconocen el papel de la CYT no les sube por sus venas ese sentir, y de otro solo miran el corto plazo, el de los votos para que no bajen en las encuestas.

Acaso no se cansan de ver las entrevistas de Raúl Vargas, Juliana Oxenford, o Milagros Leyva (y eso que son lo mejorcito del barrio), nunca tocan estos temas, todos los días, solo hablan de los líos entre congresistas. Como si tuvieran alguna valía en el futuro de un mejor país, las opiniones de Salgado, Rey, Kenyi, Mulder, etc. Lamentablemente, creo, seguiremos aplaudiendo a los países desarrollados y postergando nuestro futuro en manos de los mismos.

La Pluma del Viento

Ámsterdam, 04 de mayo de 2015




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