EL CÓDIGO DE ÉTICA Y LA CIENCIA
Hoy, directamente después de llegar los omnibuses al trabajo nos trasladamos hacia la cafetería donde habría una conferencia sobre el Código de Ética del servidor público. Luego de escuchar la conferencia llegué a la conclusión de que estas exposiciones son puro juego de palabras, es decir no me convenció nada por carecer de sustento científico.
Dio la impresión que repiten palabras bonitas y de eso no queda nada en la práctica cotidiana. Pues, se siguen tomando decisiones abusivas, hacen concursos dirigidos, ocupan cargos sin tener las competencias, desde el lado de las autoridades y jefaturas. Y, desde el lado del trabajador hay aquellos que se aprovechan de esas decisiones prefiriendo el "aplauso" en desmedro del mérito. El resultado negativo y difícil de corregir es la construcción de "creencias institucionales" que van de las autoridades a los trabajadores: "los estudios no valen" frente a la "adulonería". "¿Doctores, Magísteres, publicaciones?. No!. No!".
Las múltiples reuniones sobre este tema se ha incrementado en los últimos 2 años, y esto tiene que ver con la "obligación" que tiene una institución pública en implementar SERVIR. Aunque esto, para muchos, es forzar a que un investigador y/o ingeniero de los institutos públicos de investigación (IPIS) se equipare a la de un trabajador típico de un ministerio. Y, son cosas distintas, porque el primero tiene un trabajo de creación del conocimiento, y luego de transferencia del mismo, mientras que los segundos atienden al ciudadano en las ventanillas y oficinas.
La esencia de SERVIR está en que se debe mejorar el servicio al ciudadano. En un IPIS, al día o a la semana o al mes o al año no tienen un solo contacto con los ciudadanos, no atienden en ventanillas como lo hacen los ministerios.
Entonces, lo que debía haber ocurrido es que a todas las IPIS (unos 12 en el Perú) debían tener otro tipo de Plan de Carrera. Y, este debería haber sido impulsado por el ente rector de ciencia, CONCYTEC, pero no lo hizo. Entonces en la situación actual de los IPIS con SERVIR, van a retroceder, porque se convertirán en instituciones prevalentemente administrativas. Acaso los docentes universitarios siguen SEVIR no. Ellos están más proximos a los investigadores de los IPIS.
Pero el tema de esta nota es tratar el código de ética. Y, sobre eso, luego de la conferencia, conversamos en el comedor, allí mi posición era la siguiente. El expositor había expresado y reconocido que la unidad donde se forma el hombre ético, es en la educación y en la familia. Y, luego, dio una lista de unos10 valores que se debía implantar en el trabajo.
Según mi parecer todos lo leyeron, escucharon y aplaudieron. Pero también, sabía que ni dos horas después de la conferencia, ninguno lo recordaría y por tanto volverían a su comportamiento, tanto los jefes cuanto los trabajadores, desarrollando "su creencia". Entonces, ¿Porqué se sigue en lo mismo?.
El asunto es que quienes constituyen la familia, y finalmente se hacen trabajadores es el humano, es él, que genera una decisión. En las personas la decisión no se genera en el codo, riñón. Antiguamente se creía que las decisiones estaban en el corazón otros en el hígado. Hoy, con el avance de la ciencia, se sabe que las decisiones surgen desde el cerebro. Y, allí, lo que se ve solo materia, células, órganos. La interacción entre ellas son producto de aspectos bioquímicos, los cuales se explican por las leyes de la física. De esa interacción surge el pensamiento, las ideas y la decisión.
La biología y la evolución permitieron que estos componentes sean capaces de memorizar, recordar, analizar y decidir, y para realizar esa decisión utiliza lo que en ella guarda, lo que ocurrió en los miles de años producto de nuestra evolución, pero no basta esa estructura biológica, para tomar una decisión altruista o egoísta, si no todos tendríamos las mismas decisiones, por tanto la diferencia radica en lo que ha acumulado en su familia, en su hogar, en la sociedad que lo envuelve.
Entonces sumando estos hechos diríamos que no basta la carga biológica, sino también, la carga social. Es eso lo que va a hacer que algunas personas, tengan una mayor probabilidad que tomen decisiones proclives a lo egoísta (antivalores), igualmente habrán otros que tendrán una mayor probabilidad que den decisiones próximas al altruista (pro valores).
De otro lado los estudios dicen que el 85% de nuestra acciones diarias son hechas de manera casi subconsciente, y que solo el 15% la realizamos razonando y siendo consientes 100%. El asunto entonces es construir adecuadamente esos 85%, para que podamos actuar “correctamente” de manera natural. O, que nuestra probabilidad de decisiones aproximándose al altruista aumente. Entonces es decisivo el contexto, nuestro entorno, desde allí debemos potenciar nuestros dioses interior y exterior.
Por ello en estas charlas cuando escuchamos una retahíla de términos totalmente superficiales, olvidándose de cómo surgen el tipo de personas que deseamos disponer, nos incomoda, sentimos que falta solvencia. Consecuentemente, en estas charlas deberían invitar a especialistas en el funcionamiento del cerebro y de cómo se construyen la personalidad, el carácter, es decir valores (responsabilidad, compromiso, empatía etc.). De esta manera nos conoceríamos mejor, como individuos, y desde ese conocimiento, mejoraríamos nuestras competencias, tanto como trabajadores cuanto como potenciales jefes o autoridades de la institución.
Esta visión no existe en las unidades de recursos humanos de los IPIS, se desconoce de un lado los criterios neuro-científicos, y de otro no se sabe a cabalidad gestionar a personas cuyo capital principal es el conocimiento científico y tecnológico.
Dentro de los ambientes de los IPIS, donde se gestiona la ciencia del país no precisa de nombrar solo “jefes”, en el sentido que cumplan a ciegas lo que le encomienda la alta dirección, sino se requieren de LIDERES, capaces de producir cambios, porque CAMBIOS es lo que se necesita en los IPIS del Perú, considerando la insurgencia de la revolución industrial 4.0, basada en el conocimiento.
Finalmente, los ciudadanos tanto los científicos-ingenieros de los IPIS, cuando los trabajadores típicos del sector público, debemos fortalecer nuestro dios interior orientándolo hacia el altruismo, a fin de evitar prevalezca el gen egoísta y la lógica del “hombre es lobo del hombre”. Para ello fomentemos el estudio permanente de las ciencias denominadas "blandas", de manera que unido a la práctica de la razón amengüemos la fuerza de la bestia domada que guardamos dentro.
La Pluma del Viento
Lima, 25 de mayo de 2017
Comentarios