ALAMOS DEL RECUERDO EN RACSO



En la alejada estancia de Huarangal se yergue el inmenso Centro Nuclear RACSO, la cúpula de casi 30 metros de alto por 25 metros de diámetro, se eleva robusta abriéndose paso al espacio en medio de la niebla del mes de julio. Con esas nubes medio grises vino a mi recuerdo, como trompeta celestial,  escenas de aquella mañana de radiante sol del 19 de diciembre de 1988 cuando el presidente García de Perú y el presidente Alfonsín de Argentina inauguraban este centro tecnológico, la mayor inversión realizada por el Perú en ciencia y tecnología. 

Hago este recuerdo en medio del silencio que reina a mi redor en el ambiente de este frígido mes de julio. Estoy solo, son casi las 17:00 horas, los trabajadores se fueron a las 15:30 horas me quedé porque debía terminar algunos pendientes, siento que el tiempo me está quedando corto el presente año. 

Mientras me aproximaba a la puerta de salida, caminaba por aquel pasillo bajo antiguos álamos desaliñados; pasé frente a la biblioteca, hoy abandonada, y levanté la mano para saludar al espíritu de Toño Prado amigo de mil batallas fallecido por el COVID el 2020. Todo eso vino a mi mente como un paquete recordando la ceremonia de la inauguración, mientras veía la planicie bajo la inmensa cúpula al frente de la gran puerta, donde se posicionó el estrado. 

La inauguración

Aquel día de la inauguración fue de fiesta total para el IPEN, se había hecho una programación sin precedentes, la comitiva presidencial llegaría en un helicóptero, para ello se habilitó el campo de fulbito como helipuerto, estarían muy poco tiempo en los laboratorios, talvez ingresen solo a algunos - no importa dijimos, preparémonos, talvez ingresen aquí- así nos preparamos con esmero el día anterior: equipos ordenados, guardapolvos impecables, repetíamos nuestro rol. Los que debíamos hablar, estábamos preocupados, nerviosos, concentrados en lo que diríamos. Serían las 10 horas cuando repentinamente sentí el barullo por el pasadizo próximo al laboratorio, "ahí vienen gritó José" desde la puerta del laboratorio, cuando reaccioné los vi ingresar a mi laboratorio, el gigantesco Alan me extendió su mano, luego pasaron el Sr. Alfonsín y la comitiva presidida por el Dr. La Torre presidente del IPEN. Mi laboratorio se llamaba de Física de Reactores, los atendí, tratando de no extenderme, y precisando el objetivo del mismo y las perspectivas del trabajo junto al nuevo reactor nuclear RP10. 

Cuando recuerdo este momento, parece que el tiempo no hubiera discurrido, siento como aquel día, un enorme halago, talvez el mayor. Nos habíamos preparado desde  hacía 8 años atrás, tanto en Lima, en 1980 en la maestría de Energía Nuclear, posteriormente estuvimos en Buenos Aires en los centros nucleares de Ezeiza y Constituyentes (1981 - 1982) en entrenamientos específicos en los reactores nucleares que allí funcionaban. Estábamos bien preparados para el rol que ejerceríamos en el nuevo reactor nuclear, que ya había nacido -primera puesta a crítico- el 30 de noviembre de 1988, es decir casi 3 semanas antes de esta inauguración. En ese tiempo integraban el laboratorio, también, dos jóvenes físicos recién egresados de la universidad de San Marcos (José Lamas y Esteban Cerrón), ellos estuvieron casi un año más y posteriormente migraron a Suiza a estudiar su doctorado y no volvieron más.  Por ello en uno de mis viajes a Europa, los visité en el inmenso CERN.

El accidente

Pero caminar por este pasillo de árboles añejos, avejentados con ropas casi agujereadas por falta de cuidado, con los recuerdos reverberando en fulgor me obligó a sentarme en la pequeña fuente de agua que hay a modo de acuario bajo densos árboles. Rápidamente vino a mi memoria recuerdos diversos cuando nuestra entrega por el uso del reactor era sin igual, no importaba que ganáramos aquel tiempo ni siquiera 100 dólares. Una de las varias amanecidas habíamos acabado de medir el flujo neutrónico epitérmico en el tubo tangencial, se requería saber si alcanzábamos la intensidad de 1.0 x 10E13 neutrones/cm2/s, en el punto de irradiación donde se posicionaría futuras muestras de iodo 125, una compañía extranjera estaba muy interesada en su uso. Muchas horas de trabajo desde las 18 horas se trasladó el núcleo del reactor una fila y se aproximó al tubo tangencial, luego se inició la operación para la medición del flujo neutrónico, y después de irradiar las muestras y realizar las mediciones, terminamos como a las 6horas del día siguiente. En ese entonces el jefe del reactor era el ingeniero Iván Llamas (QEPD), los operadores y mantenedores que compartimos esta noche eran: Rolando Arrieta, Carlos Gayoso, Fernando Delgado, Ángel Revilla.  Nos iban a trasladar hasta sede central en dos movilidades, en medio de la algarabía por haber alcanzado el flujo requerido, y luego de felicitarnos por el trabajo levantando los brazos gritamos ¡Si se puede! ¡Sí se puede!, y salimos hacia los vehículos.

- Muchachos que tal si nos separamos en las movilidades, unos desean ir a un restaurante antes de llegar a casa (el desayuno sería un caldo de gallina, y no va ser) y los otros en el otro. 

- De acuerdo, aquellos que deseábamos llegar directo a casa, subimos en un jeep, y nuestro recorrido sería, cruzar el río Chillón, salir a la carretera a Canta y luego por la avenida Tupac Amaru, iría dejando a la gente en su ruta hacia la sede central del IPEN.  Me fui en ese vehículo. 

En realidad el cansancio era tanto que prefería llegar a casa lo mas pronto y dormir. Todo iba bien, cruzamos el río y el agua en esos meses venía muy poca agua, pero mojó las ruedas. Llegado a la pista a Canta, aumentó la velocidad, porque no venían vehículos, cuando de pronto aparece un cambión, nuestro jeep, debía ingresar a ese sector dando una pequeña curva. Pero el chofer no pudo frenar para girar a tiempo el vehículo, así que prefirió salirse de la pista a fin de adelantarse al camión y evitar la inminente colisión: lo logró, nos salvamos, sin embargo, al otro lado de la vía el vehículo se estrelló con piedras no tan grandes pero los suficientes para voltearlo, nos dimos como dos vueltas y terminamos con las llantas arriba. 

- ¡Salgan rápido la gasolina se ha derramado podría encenderse! Se escuchó desde la voz de la gente que había por ahí (era una zona de crianza de animalitos , de cabritos). Salieron como pudieron, en mi caso había resultado echado con la cara hacia arriba, y desde debajo de los asientos los objetos se movieron y volaron, entre ellas una pequeña gata, esta al volver a caer me cayó a la cabeza cerca a frente, fui la última persona en salir. Todos los que salieron prácticamente me pisaron. Al salir al último me ayudaron las personas, y me atendieron de inmediato porque la sangre me chorreaba por la frente a la cara. 

Hicieron lo posible para detener un auto, paró y me llevaron directamente al hospital de Chillón, llegado allí me hicieron una costura de 12 puntos. Llegué a casa como a las 10 de la mañana, y con la ropa manchada, en casa se sorprendieron, tanto que mi madre casi se desmaya, le explicaron que estaba muy bien. 

¡Qué anécdota! es un ejemplo de la entrega que teníamos por el trabajo en el nuevo reactor peruano, se sabía de la necesidad de incrementar su uso, y como tal se buscaba oportunidades. 

Han transcurrido muchos años, algunos de los que estuvieron en este recuerdo fallecieron, otros se jubilaron. Esos tiempos, cuando la juventud reinaba, se notaba fulgurantes en esfuerzos y expectativas, hoy contrariamente con los años transcurridos cuando debería haber mas utilización del reactor, se lo ve más bien languideciente, como sintiendo falencia de motivación y calidad. Talvez mi apreciación sea muy nostálgica y poco objetiva. 

La tarde fría angustiosa incentivó mis recuerdos que podrían continuar sin fronteras, empero el tiempo avanzaba tan rápido que merecía cortar mi viaje al pasado y apresurar mi salida, eran casi las 18:0 horas cuando dejé mi memoria pendiente de volver por este pasaje del tiempo.  

La Pluma del Viento

Huarangal, 22 de julio de 2024






Comentarios

Popi Romero Aldabe ha dicho que…
Primo,lo expresado en el pte.articulo nos ilustra y llena de orgullo por tu entrega y dedicación a tu profesión.Debes sentirte muy satisfecho de tu contribución.a la investigación y desarrollo de la ciencia.¡Felicitaciones!

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