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Mostrando entradas de abril, 2019

SALUD POR ESO

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Estabas seguro que ingresaría, la cogiste y te dirigiste al punto. En esos segundos que demoraste en disparar, viste la tribuna repleta de casaquillas rojinegras, habían llegado en camiones desde el pueblo,   distante unas 3 horas. La banda de músicos entonaba el huayno-himno del club. Los cohetes, las serpentinas y el bullicio adornaban la tarde decisiva. Sería el gol de la clasificación a la siguiente etapa de la Copa Perú. Estaban eliminando al equipo de la capital del departamento. Al ver los gestos del público, niños, mujeres, hombres y autoridades, sentiste sus emociones, sus anhelos, sería la primera vez que pasarían a la siguiente fase; tu pueblo bailaría en la plaza de armas, se alegrarían bebiendo chinguirito toda la noche.   Notaste que el cielo se obscureció un poco, las nubes negras cargadas, iniciaron su traicionera complicidad.   “Tiras y termina el partido”, te advirtió el árbitro con inusual vehemencia. Pero eso   no te incomodó, sabías de tu habilidad en es

EL ALTAR SIN RASTRO

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Vivirás de esos mil trescientos gramos. No precisarás de dinero como aquellos. Tus acompañantes durante el viaje serán eternos y no te abandonarán. Sin embargo, no dispondrás de tiempo para lisonjear, aunque procrearás como un animal domesticado. Y, cuando la humanidad diga que estás loco o desaparecido volverás, en medio de luces y bandas. Trinarán las huachuas, y danzarán los shulacos revoloteando las chamizas. El párroco y alcalde saldrán a recibirte, con la eucaristía en la mano. “Ha vuelto el finado”, “ha vuelto desde el suelo”, aclamará el gentío. Buscarán a tus padres, que fueron echados del pueblo por procrearte, pero no lo hallarán porque se murieron de hambre en el destierro. Y, cuando ocurra el contacto con ellos, te desvanecerás cual cirio derretido de una procesión del cristo crucificado, con tu cuerpo diluyéndose en el lodo. Frente a eso, subirás al altar donde yacerá tu imagen, bajo el cual estará escrito, “Hijo ilustre”. Porque con los años leerán tus escritos y c

CONFRONTACIÓN DESIGUAL

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Es mi turno, me dije, con preocupación, mirándolos a los veinte y siete insensibles seres. En adelante tendré que tenerlos bajo mis órdenes. Su fama de intratables lo sabía desde aquella frustrada ocasión. ¿Cómo incorporarlos y malearlos a mi vida?, era el reto, aunque con esa carga mis ondas S debilitadas alteraban mis sinapsis.   Ese historial bronco se había diseminado por el espacio einsteniano, hasta los abuelos sabios los miraban con recelo. No era poco el haber destruido a titanes o elevado al altar a desconocidos. No había pasado ni segundos y ya sentía sus mofas de mi apariencia, sus ojos miraban a cualquier lugar, era un desprecio abierto. Pero ni siquiera los he saludado, me reclamé. De pronto, observé a otro pequeño grupo, que no tenían las poses de hostiles, por el contrario sus sonrisas decían, "ven con  nosotros, no te guíes por su atractivo, aquí tendrás calidez". Por un momento, quise aproximarme a ellos, sin embargo, mi responsabilidad era manejar a e