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Mostrando entradas de junio, 2009

Desde el Ilo de la Belleza (parte II)

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S on las 7:15 am, subí a tomar desayuno en el Hotel Karina, el comedor está en el cuarto piso, en lo más alto del hotel, desde aquí se divisa el mar, los barcos, lanchas pequeñas y medianas aparcadas en el mar, en cierto orden, parece un gran estacionamiento de vehículos en tierra. La vista es espléndida, mucho más hermosa que Ancón, Huanchaco o Pucusana. No siento ningún olor a pescado, ni a fábricas de harina como ocurre en Supe o Chimbote. Las calles, desde aquí arriba, se notan limpias. El sol ilumina resaltando el contraste del oscuro pavimento con las blancas líneas de tránsito. Qué hermoso sería venirse a trabajar aquí a un gran laboratorio, digamos a la más destacada del sur en aspectos de refinería minera. Si así fuera, esta ciudad se convertiría en un importante polo de desarrollo basado en el conocimiento, hasta aquí vendrían de todas partes del Perú y de Sudamérica. Cosa que no ocurre hoy, pues todo lo mejor en universidades y laboratorios se encuentra en Lima, craso error.

Desde el Ilo de la Belleza (Parte I)

Mi viaje, hoy, será más largo que otras veces. Por algún apuro de última hora dejé en casa los anteojos. Qué cosa tan incómoda es esperar el vuelo sin poder leer. No me imagino lo aburrido que será este vuelo. Como siempre traje conmigo un librito como para devorarlo durante el viaje. Estos 75 minutos entre Lima y Tacna, serán bastante largos. No me gustan (o no soy muy afín) los chistes de la pantalla de los aviones, ni soy capaz de soportar los sacudones de las turbulencias. Mi costumbre siempre ha sido leer y concentrarme en el tema, así supero la ansiedad de percibir la mas mínima vibración. Soy un cobarde en el aire. Me suena a pesadilla, cuando dicen “tomen asiento y abróchense los cinturones que estamos ingresando a zona de turbulencia”. Así que, hoy, mientras el avión surca los iniciales kilómetros luego de despegar del Jorge Chávez, comienzo a entretenerme escribiendo, sin poder leer lo que escribo. Eso me obliga a no parar porque de otro modo podría perder la idea, si hago un

Las Decisiones de Muerte y la Superrealidad

Consternado veía (en TV, 06-06-2009, 23 horas) las noticias en los últimos programas serios de la noche, la ministra del Interior y dos oficiales de alta graduación daban declaraciones sobre la muerte de 12 policías y desconocido número de civiles (nativos), en una acción de desbloqueo de las carreteras cerca de Bagua. Mientras se producían las respuestas y preguntas, volvió por mi memoria las muertes del frontón en el primer periodo de gobierno de Alan García, 1985-1990. La decisión habría sido: “Srs ministros habrán el puente sin miramientos y si no deciden entonces dejen el cargo”. El número de policías muertos parecía inexplicable, si es que la operación hubiera estado bien planificada. Me era inexplicable que, por no discutir una ley y derogarla (en la tarde anterior en el Congreso), se había llegado a estas circunstancias. Como siempre, todos tenían la razón y nadie era responsable, nadie del gobierno me refiero. Para la ministra el responsable era el dirigente nativo, y de parte

A don Marco Antonio Zuñiga: Padre Ancashino 2003

Es oportuno que en este día, el destino me haya llevado lejos, para que entre mi soledad y la investigación, pueda comprender y expresar el amor que te tengo mi querido hermano. Bastaría tener la misma sangre para que este aprecio sea justificado, pero en tu caso se agranda.. Mientras abro el libro de la vida veo entre sus primeras páginas, las experiencias de niños que pasamos juntos. Allí está tu escuelita querida el 378, con don Germán Romero, tu profesor, donde también estuve pero duré poco, pues tu habilidad al estudio, seguramente opacaba mi capacidad, y me alejé a la escuela rival, mi recordado 351. Tu prematura madures se reflejó en tu abnegada colaboración con mamá Luchi, en los quehaceres con las vacas y animalitos domésticos, a pesar de ello tu extraordinaria capacidad en el estudio. Lo notaba cuando a veces cargado en los brazos de don Fabián Cano, tu director, le expresaba elogios directos a nuestra madre. Sigo pasando las páginas y veo la alegría de nuestra madre, al reci

En el Día del Padre: Recuerdo al Maestro don Antonio Zuñiga Alva

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R ecuerdo el sonido de los cascos del caballo que se aproximaban a la puerta de la casa. Apresurado salía a abrir la puerta, con seguridad era mi padre, que quincenalmente volvía desde su centro de trabajo, cabalgando unas 7 u 8 horas. Rápidamente rebuscaba los regalos en las alforjas, allí estaban los quesos, las paltas o las frutas. En seguida mi madre le hacia los reproches que no me gustaba estudiar, solo jugar, él muy suelto me preguntaba, cuánto era 5 por 8, le respondía 40; sabía que lo recordaría porque me gustaba cantar un huaynito que tenia esas letras, ....entonces me cargaba diciendo que sí sabía. Desde esos recuerdos iniciales hasta su último día, que ocurrió el 29 de julio del 2000 cuando espiraba en mis manos y sus ojos azules se cerraban para siempre, jamás recibí un reproche para estudiar más, pareciera que el sabía que sería suficiente, el ejemplo que nos brindaba a diario, con su dedicación a la lectura y a la escritura. Hoy cuando paso delante de su cuarto, todavía