EN EL DIA DEL TRABAJO CUANDO ME JUBILE QUÉ HARÉ




Siempre que llega el primero de mayo de cada año recordamos el día del trabajo, y consecuentemente la memoria nos lleva a los obreros de Chicago, a las marchas de los sindicatos encabezados por la CGTP (Central de Trabajadores del Perú) que emergían desde la Plaza Dos de Mayo de Lima, con inmensas pancartas bordados de mensajes de lucha de clases, se elevaban banderas rojas con la hoz y el martillo en el medio, luego venía la confrontación con la policía, todo era asfixiante humareda de bombas lacrimógenas, finalmente venían las porradas y detenciones. Nuestra vida, gusta de recuerdos tanto más añejos mejor, lanza sus rayos hacia lo ultrapasado porque en el fondo deseamos que ese recuerdo sea lo más brumoso posible, de manera que sea más cómodo reconstruirlo casi a nuestro antojo. Empero, en este primero de mayo quiero aproximarme a él desde el lado extremo al recuerdo, es decir desde el futuro para mirar el presente. 


Algunos vamos al trabajo por obligación en tanto desde ahí “paramos la olla”, disponemos de dinero para adquirir recursos para estudiar, vehículo, artefactos que nos dan comodidad, salir a cenar, ir de paseo, o disponer de acceso a clínicas, y por supuesto, colaborar con la atención a nuestros padres octogenarios. 

Sin embargo, a la edad de 60 años, y habiendo trabajado más de 35, el cuerpo nos pide otro trabajo, dejar de ser obligatorio y transformarlo en voluntario. Cómo no habría de gustarnos caminar por calles de ciudades históricas, sentarnos a tomar desayuno, en la esquina bajo un árbol, y desde allí mirar el infinito de nuestro interior escribiendo, o adentrarnos en la fantasía leyendo. Y, luego desde ese mismo lugar, enviar el reporte a algún medio de difusión a cambio recibir un pago que sin ser excesivo nos permita mantener esa vida. Eso sí sería un trabajo pleno de felicidad, allí coincidiríamos, con el utópico mensaje que “Encuentra la felicidad en el trabajo o nunca serás feliz”. 

En este día del trabajo pensar de ese modo no es infringir una traición a nuestros amigos sindicalistas, ni clasistas, es simplemente ponerse en el caso de los habitantes de los estados nórdicos, donde se jubilan a los 55 años, y luego caminan por el mundo. Pero, también, esto ocurre en el Perú para algunos sectores que reciben sueldos de célula viva después de jubilarse. Entonces porqué esto no se da para todos los trabajadores. Algunos tenemos otra realidad, nos jubilamos recién a los 70 años, pero con la remuneración que por la AFP caería a casi una quinta parte de lo que ganamos hoy, entonces con ese pequeño monto tendríamos que hacer los reportes no desde países del mundo, sino a lo sumo desde las plazas de los barrios de Lima, desplazándonos en microbuses, y seguro con esa remuneración no alcanzaría ni siquiera para cubrir nuestra cuota actual del seguro privado de salud, por lo que tendríamos que ir a establecimientos del seguro social público, y de ese modo a hacer colas durante innumerables horas para luego recibir medicamentos de poca eficacia, si es que hubiera. 

Pero es que el trabajo de un científico es aburrido, y mal pagado, nos preguntarán los lectores. No y si, respecto a lo primero la respuesta es NO, no es aburrido por el contrario es tan interesante que pierdes la sensación del mundo cercano, donde las letras y ciencias humanas reinan. Sin embargo la curiosidad del científico siempre es muy grande y cada vez que avanza en conocimiento, las preguntas que enfrenta son más profundas y difíciles. Entonces muchas de las respuestas salen del espacio de las ciencias naturales, consecuentemente buscan otros espacios, diferentes a los números, al mundo tecnológico, y entonces irrumpe en espacios de las letras, y termina haciendo un mezcla de letras y números. 

Ahora, la otra parte de la pregunta tiene como respuesta, SI, es cierto que el científico está mal pagado, especialmente en los países en vías de desarrollo o pobres, en estos países donde ponen la ciencia y tecnología (CT) en ultima prioridad (los llaman inviables (O. de Rivero) o necios (E. Ismodes)) la vida del científico es difícil, por ello la mayoría busca irse al extranjero para estudiar y alcanzar los mayores grados y luego quedarse a vivir trabajando en los laboratorios líderes del conocimiento mundial. Ese es el camino natural del científico, pero hay excepciones y algunos vuelven a su país. Y, es en ellos es donde les surge la vocación de hacer letras aunque esto comience a la edad de 60 años. 

Un antecedente para esta presencia dual de vocación entre letras y números es el caso de E. Schrödinger (Premio Nobel de Física de 1933), quien decía: “No quiero dar la impresión de que únicamente me interesa la ciencia. En realidad, mi primer deseo fue el de ser poeta. Sin embargo, pronto descubrí que la poesía no era un oficio bien pagado. La ciencia, por el contrario, me brindó una carrera”. Esta mezcla de letras y números en la actualidad se ha incrementado, bajo la denominación de divulgación científica (dirigido a un público relativamente selecto) sobre temas importantes que antes solo se discutían en los ambientes de científicos especializados. En realidad esta divulgación no llega al público mayoritario, allí prevalece la pseudo-ciencia (por ejemplo situaciones sobrenaturales, ovnis, astrología entre otros). Entonces, hay un vacío de llevar esa divulgación hacia las grandes mayorías allí donde la pseudo-ciencia reina. Y, con ellos tratar las preguntas de los tres orígenes que son de mayor interés de la especie humana: ¿Cómo se originó el universo?, ¿Cómo se originó la vida?, y ¿Cómo se originó el pensamiento?. Este sería un trabajo distante del laboratorio, donde la pluma podría llevarnos a un trabajo de felicidad y bienestar, por los años que reste de vida. 



Agustín Zúñiga 

Lima, 01 de mayo de 2015


Dos premios nobeles de física, teóricos que luego se dedicaron a tratar preguntas desde el mundo "humano".

Comentarios

Entradas populares de este blog

PACHO SIMBOLO DE LA AMISTAD: ADIOS

Luis Pardo: Hombre Hecho Leyenda

HOMENAJE AL CLUB ATLETICO TARAPACA DE CHIQUIAN