En el cuidado final todo es amor

Cuando los años avanzan y se curva tu verticalidad irrumpe en tu entorno dificultades que antes, de joven, ni imaginabas, las más difíciles de sobrellevar están relacionadas con la salud; sea que se trate de un amigo o un familiar. La explicación inicial es que tus contemporáneos o tus familiares están también con la edad avanzada por tanto la probabilidad que las dolencias sean graves, dolorosas y duraderas aumentan, en algunos casos el final es lo único que resta. 

Vivir esta situación genera una preocupación permanente, es como estar dentro de un ring del cual no puedes salir. Notas que tu comportamiento se torna menos expresivo, estás más callado y vives ausente de los ambientes bullangueros y acomedidos de los grupos de las redes sociales que frecuentabas. Algunos se percatan de aquel amigo que ya no aparece, sin embargo, sus cosas hacen que pasen los días y finalmente le olvidan. 

Entonces, ¿qué hace esa persona para salir del ring al cual fue subido involuntariamente? ¿Si no puede salir cómo se mantiene en la brega para sobrevivir?

Dar respuestas es difícil, usualmente se los deja solo a que lo enfrenten y si sobreviven nos daremos cuenta después, cuando resurja como ave fénix con un inesperado mensaje renovado o nos informan de su partida. 

En estos tiempos de pandemia eso está ocurriendo en la mayoría de hogares, los mayores van cayendo en el anonimato dejando en su entorno cercano una estela de dolor, recuerdos y afectación de su salud física y mental principalmente. 

En nuestro país mientras los poderes del estado, legislativo y ejecutivo se trenzan en riñas, la gente sigue enfrentando como pueda su pelea frente a la muerte. 

Los ancianos  cuando caen en dolencias al final de sus vidas llevan a su entorno a un ambiente de entrega total, de sacrificio,  por el amor que le tienen a su ser querido que yace en su casa, no importando los horarios, el requerimiento puede ser a media noche, al amanecer o a medio día; ellos tuvieron que aprender a fungir de enfermeras, para proveerles medicamentos a la hora en cantidades estrictas, o mediante inyectables; se constituyen en turnos para asistirle las 24 horas. 

Esa dedicación y entrega a su ser querido es poco porque sienten que está por encima el amor que se tuvieron. Lo que ellos se lamentan mucho es el escaso apoyo de la entidad estatal que trata con los ancianos a pesar de haber colaborado con su seguro toda la vida. 

Cuando se está en esta situación se palpa el olvido del Estado hacia los ancianos. Por ello se valora infinitamente tener amigos o familiares del sector salud, ellos vía la consulta virtual a cualquier hora de alguna manera alivian tu desesperación en esos momentos. 

En el Perú, la entidad que atiende a los ancianos en domicilio es PADOMI (programa de atención domiciliaria de EsSalud) realmente no se abastecen; y cuando visitan a veces proponen medicinas diferentes al médico que lo atendió anteriormente, como si la historia clínica fuera desconocida. Otros tienen un lenguaje muy altanero y frío, "está en la etapa final, ya no le sigan medicando", eso suena a que te recomiendan que lo abandones. Cosas como esta laceran al grupo de familiares que atienden con amor a su enfermo. 

Frente a esta realidad que seguro está cerca a ti también, se requiere de organizaciones sin fines de lucro (ONG) que se dediquen a apoyar a los familiares de ancianos que se encuentran prostrados y requieren apoyo médico. Seguro que en el mundo existen experiencias similares, merece la pena copiarlos para replicarlas en nuestro país. Mientras tanto mis reconocimientos a esas personas que están enfrentando estas realidades, que sigan con esfuerzo, amor y entrega cuidando los últimos días de su madre, padre o hermano, el único incentivo es recordar todo el amor y alegría que ellos les dieron;  ahora les toca darle un cobijo final de amor y paz. Seguro que a futuro la rueda girará y nos tocará estar en esa situación. Gloria al amor familiar. Siempre vale la pena luchar por la vida. 

La Pluma del Viento

Lima, 28 de noviembre de 2021