Luis Pardo: Hombre Hecho Leyenda



El nevado blanco, inmenso, altivo que lucha con hidalguía inquebrantable, contra las fauces grises de las oscuras rocas que se abren paso con el calentamiento global. Sí señores el gran Yerupajá, y sus hermanos Jirishanca, Toro, Rasac, son las insignias del alma, del espíritu, del sentimiento, de la sabia y de la cultura chiquiana. No hay símbolo mayor que aquel, ese nevado nos une, nos abraza, nos llama, nos convoca a no caer en los obscuros espíritus del rencor, la envidia, la ignorancia y la soberbia. Su blancura debe ser la puerta del encuentro, del acuerdo, del diálogo crítico y sabio.


Es por esa puerta que el documental de Carlos Oro, nos presenta a Chiquián. Y desde dentro de esa mansión natural, surge nuestro segundo símbolo, inamovible, auténtico, de carne y hueso. Su carácter frío, decidido, seguro no podía ser distinto a su APU el Yerupajá, ni su alegría y galantería distintas al clima cálido de Timpoc, Conai o Llamac; ni su voz menos cadenciosa y nítida que su Rio Aynin, su gallardía y agilidad en el manejo de los caballos, están presentes en los jinetes de las corridas de toro; su poncho habano y sombrero de paja representan a nuestros hábiles tejedores, y dominadores de la tecnología de los tintes naturales, o las pajas venidas de Piura a través de los hermanos de Celendin que afincaron en Chiquián. En suma nuestros dos símbolos de Chiquián, son auténticos. Nos identifican y por eso han trascendido la lógica del mortal, para convertirse en Leyenda y estandarte de nuestros imaginarios de justicia, valentía, inteligencia, libertad y solidaridad.

La prodiga naturaleza, y las escabrosas colinas, breñas, zanjas, quebradas y punas de Pancal, Chonta, Quero, Huasta, Yanamarca, Sapahuain, Sajas, Alalas Machay, etc. Hicieron que nuestro símbolo corra como un venado, y desaparezca tras los arbustos ante los incrédulos verdugos que llenos de colesterol subían con aletargados movimientos las piedras, la carencia del oxigeno en su sangre, detenía sus mentes, y la sagacidad de Luis sobrepasaba sus límites. Las curculitas, los pichuichancas y las huachuas, eran sus amigos, sabía comunicarse en cada curva en cada atajo, así hubieran habido miles de soldados igual no habrían podido, porque en su feudo, en su hogar, todas las aves, las cantutas y rocas, sabían que Luís era su hermano, y lo protegían. Si la justicia es esquiva y demorada para los pobres, porqué no puedo buscarla incluso a costa de mi vida. Si mis hermanos siguen postrados a pesar de las riquezas que otros se llevan, porqué no usar mi inteligencia o blandir mi pecho y solidarizarme con ellos. Luís Pardo lo hizo.

Por eso, la trascendencia de nuestro héroe es que, tenemos un símbolo que nos une, está ahí, es parte de nosotros, los sentimos en cada rayo, en cada canto, en cada calle, en cada esquina. En él se encarnan esos valores reconocidos por todos sus historiadores. Felicitémonos de tener a un hermano nuestro de esas calidades, acaso otras provincias o departamentos tienen a alguien similar. Pocos muy pocos. Por ello, sepamos valorar lo que tenemos, aprendamos a reconocernos. Reencontremos nuestra autoestima en nuestra identidad local. Con esa lección histórica, preguntémonos, ¿qué hubiera hecho LUIS en medio de las cosas que nos pasan hoy?. ¿Qué hubiera hecho, si estuviera viendo lo que ocurre con la carretera de asfaltado Mojón-Chiquián-Huasta-Aquia?. Y, ¿qué hacemos hoy nosotros?. Las armas son distintas, pero no los valores que nos ha legado. Valentía, Justicia, Solidaridad e Inteligencia. Consecuentemente, en este homenaje por su centenario, no solo echemos poesías, versos y cantos, al aire que ciertamente se lo merece. Sino también, recordémosle cómo él fundamentalmente fue, un hombre de hechos.

Por eso, el pueblo chiquiano, que lo conformamos todos, necesitamos y debemos demostrar, que debajo de nuestros ternos, camisas, vestidos, ponchos o llicllas, está la historia viva de nuestro héroe, demostremos en este centenario nuestro rechazo a la injusticia de una obra postergada, salgamos a caminar la pampa de lampas cantando La Andarita, convirtamos los adoquines de cemento de la burocracia, en las piedras y arbustos de Pancal, sometamos a los “Toro Mazote” de la dejadez y la corrupción, de Zorritos o Abancay, a cumplir su deber. Pongamos en los picos de las huachuas de Conococha y los cóndores de Jirishanca, que lleven el mensaje y anuncien en cada hogar de bolognesi, que el telón del centenario de su héroe no se bajará sino hasta ver concluida esa obra. Solo así volveremos a mirarnos como verdaderos coterráneos de Luís Pardo Novoa el inmortal Justiciero Chiquiano.

Ay, Chiquián, Chiquián querido,
Cuanta pena siento al verte
Sometido a mil abusos
Y esquilmado por los fuertes.

Desde la cumbre o de la quebrada
Con una salva de cinco tiros
Yo te saludo, tierra chiquiana
Yo te saludo, tierra de amor.


Todo esto ha venido a mi mente con la obra que he visto de Carlos Oro en homenaje al centenario de Luís Pardo. Con su documental de 18 capítulos y 15 canciones, una pequeña muestra de la inmensa obra de Alberto Carrillo y la creatividad del cantautor respectivamente. Carlos nos permite ver a nuestro héroe, cabalgando a un brioso alazán, surcando con destreza los cerros de Pancal, fusil al hombro, poncho habano con rayas claras, sombrero y bufanda blanca. Bailando, cantando, apoyando al pobre, enamorando y surcando con su conquista punas y cumbres. En esa peligrosa y comprometida caminata, moraba bajo cataratas, alimentándose de flores de la cantuta para terminar atrapado y muerto cerca a Cajacay. Pero su grito aun sigue vigente:

Hermanos donde están mis defensores
Para mí no hay clemencia
Para mí no hay consuelo
Si me han de matar
Que me maten ahora
Pero que me maten de frente.

Soy justiciero si señores
Justiciero de los pobres
Enemigo de los ricos
Cuando abuzan a los pobres


Carlos Oro, nacido en chiquián, hijo de don Alberto Oro y doña Urbana Lázaro, estudió transición en Cuspón, luego su primaria del 1er a 5to grado en el 86214 de Chiquián, secundaria en el colegio Coronel Bolognesi, culminado sus estudios superiores en la primera promoción del Instituto Superior Tecnológico de Chiquián (ente 1984 a 1988), en la especialidad de Producción Agropecuaria; su infatigable deseo de formarse, lo llevó a continuar sus estudios en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, licenciándose en Educación, especialidad en Ciencias Pecuarias. Pero la vena por el arte, lo movió a buscar mayor formación musical, para ello concluyó sus estudios en el Centro Folclórico del Magisterio Alejandro Vivanco Guerra, especializándose en Quena y Guitarra, y donde actualmente trabaja en calidad de docente nombrado. El vive enfrentando las dificultades de la vida de un maestro, en el Asentamiento Humano San Martín, un hogar que puede no tener las mejores condiciones de equipos o artefactos, pero sobra dignidad, honestidad, amistad y trabajo.

Luego de verlo y visitar su casa, tuve que reconocer que los hombres emprendedores hacen mucha falta en nuestro país y en nuestros pueblos, son los que hacen y no necesitan de saber mucho. El paradigma del presente, del saber y no hacer, debe ser cambiado por el de haciendo encontrar el progreso. Las obras de los grandes hombres se han hecho de más sudor y menos discusión. La obra de Carlos se destaca porque le pone sentimiento, corazón y dedicación. Y sobre todo genera empleo en base a la industria cultural. El sabe a quienes solicitar apoyo para culminar sus obras como estos videos que nos regala en homenaje al Centenario del justiciero chiquiano Luís Pardo. Si todos tuviéramos las mismas agallas de emprender obras a pesar de las dificultades, otro sería nuestra situación. Por eso Carlos Oro, mereces felicitaciones, nos enseñas que para hacer videos no se necesita ser egresado de la mejor escuela de cine, así como para escribir no necesitas tener el diploma de escritor, sino hacer y hacer que es la forma de progresar desbrozando barreras y rompiendo mitos.


Lima, 23 de Julio de 2009


Presentación del Documental y Canciones, de Carlos Oro, en homenaje al Centenario del paradigma de Chiquìán, Luis Pardo Novoa. En el Club Ancash, ayer jueves 23 a las 8 pm.


Una noche de alegrìa y regocijo por la CULTURA. Se dieron cita, unas 130 pesonas, no solo chiquianos, sino también hermanos de todo Ancash. Felicitaciones para los protagonistas y convocantes de esta noche, los autores de los libros presentados: Filomeno Zubieta y Augusto Escalante y del documental: Carlos Oro. Nos demostraron que en Huacho, se vive cultura y de peso, como lo señaló el historiador y maestro universitario Wilfredo Kapsoli. Luego de la reunión, la tertulia continuó en una cálida sala del club, donde pudimos conocer a los Amigos de Luis Pardo, y muchos integrantes de la Asociaciòn de Escritores y Poetas de Ancash, que comandan este renacimiento de la cultura ancashina en la capital. Particularmente fue una noche para el recuerdo. No puedo dejar de resaltar la presencia del famoso y prestigiado arqueòlogo, Kaufman Doig, que risueño y sencillo, lo que es tìpico en los que tienen sabiduría, posò para el recuerdo de muchas cámaras. Los arrullos del Yerupajá y Conococha, llegaron con la maravillosa voz de Nieves Alvarado y por su puesto de Luis Pardo, perdòn, querìa decir Carlos Oro. Guardo mis saludos finales para la Novia de Luis Pardo, de quién esperamos muy pronto, presentarse en públcio en algun momento cultural, que ella prometió. Los invitamos a los lectores curiosos a conocerla, por ahora no estoy autorizado en dar su nombre. Nos queda hermanos chiquianos apoyar la cultura chiquiana comprando cultura chiquiana. Allí están los libros y videos.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Querido hermano Acucho, acabo de leer tu último artículo. Me gusto bastante, porque estas despertando el espíritu de Luis Pardo en el presente y difundiendo, esta vez, la cultura Chiquiana através del trabajo de Carlos Oro. Felicitaciones y abrazos.

Nila Zuñiga.
Falvaradog70 ha dicho que…
Estimado Acuchito, los usos y costumbres son el soporte y envión de la cultura de nuestros pueblos, bien sabemos que el camino y la meta para su consolidación es muy larga y tenemos que seguir aportando y apostando en pro de ello en forma efectiva y directa, tal como día a día a través de las diferentes ventanas de la web y manifestaciones telúricas lo van haciendo Chiquianos de noble corazón y de grandeza de espíritu.

Renovadas felicitaciones por el artículo,

Felipe
Bernardo ha dicho que…
LUIS PARDO ¿DELINCUENTE?
Tambien de niño creía en la figura mitica de Luis Pardo Novoa, hasta cuando al dirigirme a una tía anciana para averiguar la verdad, suponiendo incluso que podía haberlo conocido, me desengaño, pues me dijo que era un delincuente que cuando huía dejaba algunas monedas o partes del botin a las personas que hallaba en el camino para que no avisen del lugar hacia donde escapaba, lo que creó la leyenda de que robaba a los pobres para darla a los ricos, que tal nunca fue su intención, y si algo tuvo hacia ellos fue envidia.
Me hizo dar cuenta, que era una persona dedicado a la borrachera, robaba mujeres que le apetecìan en el camino, amendrentaba con sus armas, incluso me relato que introdujo su pistola en la boca de su compadre y con un tiro le abriò un hueco en la mejilla.
Por lo que consideraba que no era ningún hombre digno de ejemplo.
Ahora, que hay eruditos y sabios, que tratan de esta persona, bueno fuera que revisaran los archivos historicos, y pueda apreciarse los testimonios de las personas afectadas por sus crimenes que dieron motivo a ser perseguido y muerto, y tengan una apreciación cabal.

Me gustaría saber, si los admiradores más afortunados de Luis Pardo Novoa, fueran objeto de un robo de sus bienes, si se quedarían conformes, si estos han sido entregados a los pobres.

También, si es correcto robar a los ricos para darlo a los pobres, pues si esto es un valor, empecemos ha practicarlo con dichos admiradores afortunados.
Anónimo ha dicho que…
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