DIVULGAR CIENCIA CONTRA EL ESTRES

Hoy es sábado de tarde minutos previos al almuerzo. En mi laptop, inseparable en estos tiempos que solo tengo acceso a internet y no a programas de TV -me retiré de Movistar, estoy con Win- veo programas de divulgación científica de Europa que ratifican que hay mucho por hacer en Perú -en el IPEN mi lugar de trabajo- En estos ratos libres de fin de semana por pocas horas me dedico a hacer cosas distintas a mi actividad rutinaria de cinco días a la semana, es un desfogue de tensión, un encuentro con la libertad. En estos reducidos intervalos de oxigenación, me aproximo a las letras, a la lectura y a rasguñar mi cuaderno  de notas que se infla con textos a veces inentendibles que añoran pasar al blog. 

Si es domingo, desde las 6 de la mañana preparo mi programa dominical de diez minutos que comienza a  9:30 h,  en este espacio trato cosas diversas de la vida, de mi pueblo de Chiquián, de lo importante que ocurre en ciencia en mi trabajo y en el mundo: es un sumidero de intenciones sobre algo que  merece la pena compartir. No está ausente alguna efemérides destacable a nivel nacional o mundial sea de las letras, arte o ciencias. Me deleito abrir mi espacio con un poema, escrito generalmente por mi. 

El objetivo de este espacio radial, iniciado hace 15 años, fue divulgar ciencia. En esos años había construido para mi pueblo un centro de experimentación científica no escolarizada (2003). Desde esos años hasta hoy vengo escribiendo frecuentemente pequeñas crónicas nada profesionales sobre diversos temas que luego me acompañan desde el baúl de sabiduría.  

Ciertamente hacer un poema cuesta mucho porque requiere del silencio creador y esto es lo que hace falta en una casa incluido la mía. Por ello una manera de evitarla es levantarse más temprano casi a las 5 horas, los sábados o domingos. Sin embargo,  este hábito madrugador a la luz de los médicos no sería recomendable considerando que siendo fin de semana merece la pena descansar más tiempo y sin preocupación de preparase para salir al trabajo. Es decir dormir hasta la 7 de la mañana como mínimo. 

También suelo robar tiempo cuando visito alguna cafetería en la gran capital. No es el lugar adecuado por la bulla que suele haber, pero es mejor que en casa donde paro 24 / 7 en la semana. Y ciertamente reconozco que desde la esquina de una cafetería, mirando el océano o un parque es lo ideal. Podría pasarme 2 o 3 horas, mejor si el aroma a café es permanente, es un lugar productivo, tanto como mi "punto de apoyo" en casa. 

Pero en las muchísimas lecturas sea de letras o números se recalca que nada se puede hacer robándole tiempo al tiempo, la dedicación debe ser total. Este axioma me genera desazón y pesadumbre, pues debería dedicarme a escribir las 24 horas si es que se desea destacar y/o dedicarse e él.

Por ello, para estar al tanto de algunas técnicas  me inscribo a cursos online, que no los termino, adquiero libros recomendados por profesores de los talleres, aunque leerlos completamente requiere de muchísimo tiempo y eso es lo que me falta, por lo que terminan por engrosar mi amplia biblioteca digital y analógica.  

Frente a eso la realidad es fría pero contundente, letras y números son tareas contrapuestas, por tanto seguiré robándole tiempo al tiempo para escribir y a continuar con los números 24/7 por cinco días por los compromisos adquiridos como trabajador dedicado a la ciencia por muchos años: jurado en la sustentación de tesis de maestría (en la UNI el próximo 7-7-2023), dirigir equipo de investigación (dosimetría de neutrones), dirigir un curso de difusión del conocimiento nuclear (ESTEN 2023), colaborar con proyectos institucionales (PER 1017, ARCAL 11022), cursos universitarios "online" (LEER-RP10), y también a compartir ideas con la máxima autoridad de la institución sobre la gestión de la ciencia y tecnología nuclear. Es una lucha entre el ser humano que deseo ser y el ser tecnológico que soy por casi casi 40 años (desde 1980). 

Como persona inteligente la solución salomónica será hacer alguna actividad oficial (dentro del trabajo) que de un espacio para hacer tanto letras como números, al menos algunas horas. 

Por ejemplo crear una unidad de divulgación científica e innovación (UDC+i) que se encargue de hacer contenidos de "letras" que lleguen a la comunidad nacional usando nuestra producción literaria. Esto lo tengo en mente desde hace años, pero como no hay una unidad de divulgación donde ejerza alguna influencia he decidido crear un grupo de jóvenes o de colegas entre 30 a 45 años y/o voluntarios que deseen hacer divulgación científica con visibilidad nacional e internacional, no como lo hago hoy muy centrado a mi persona y escaza visibilidad. 

Ese grupo usaría nuestros contenidos que ya disponemos o lo actualizaríamos (texto, video, fotos), y el grupo debería tener la facilidad de adaptarlos a los diversos medios o canales: YouTube, Facebook, Twitter, Instagram, pagina web, según el publico objetivo. Incluso se construiría un libro digital, pero atractivo con muchas imágenes. 

Los textos se renovaría quincenalmente. Hoy la oportunidad es total porque se está llevando acabo el curso ESTEN y allí hay un compromiso institucional donde las diversas técnicas nucleares se enseñan y por tanto hay conocimiento cercano para la divulgación. Es el mejor momento para iniciar un grupo de divulgación

Qué maravilla, esta es la salida, me alegro, pero el punto clave será la convocatoria y aceptación de colegas proactivos jóvenes o no pero que tengan en sus venas el deseo de la divulgación de ciencias de manera profesional y no de solo a nivel aficionado. 

Nada de "robarle tiempo al tiempo" sino de un trabajo reconocido, inscrito en los registros con anuencia de la institución, sino crear una pequeña empresa: divulgar ciencia nuclear. Si no lo hago pronto, vendrá algún mal de estrés. Por ello prefiero mantenerme en salud aunque trabajando al doble y ratifique con ejemplo lo que suelo decir "el ocupado siempre tiene tiempo". 

La revista analógica y digital se llamará: ECONUCLEAR. 

La Pluma del Viento

Lima, 2 de julio de 2023