UN DIA DE FIESTAS PATRIA DISTINTO

Cuando llega el 28 de julio no hay lugar en mi Perú donde no flamee una bandera, donde el niño, el joven, el adulto no rinda pleitesía y honores. En mi pequeño pueblo cada hogar se preparaba desde días anteriores, los niños entrenando poemas, las madres alistando los uniformes, en las escuelas los cantos y en las plazas los estrados y los desfiles. Todo ello se reflejaba finalmente en la fuerza y sincronización en las marchas de los alumnos del nivel secundario, especialmente en las escoltas: sus ojos y brazos miraban al frente, al triunfo y a la gloria. Los docentes junto a sus escuelas debían demostrar la mejor preparación: orden, gallardía, entrenamiento, a fin de mantener su prestigio. Durante el desfile, el pueblo los admiraba sentados al borde de la gran avenida situada en la plaza de armas frente al estrado y a la municipalidad de Chiquián. Especial reconocimiento y ternura se la llevaban los más pequeñitos. Pero han pasado casi 65 años, y cambié mi espacio para celeb...