LA CREATIVIDAD: MUSICA, ARTE, LETRAS Y NÚMEROS
Hoy domingo 14 de julio, durante 12 días estuve en Europa. Ahora de regreso nuevamente en mi puesto de vida. La mente siempre buscadora de explicaciones pregunta: ¿cómo una persona nacida en el ande estuvo en Viena exponiendo un trabajo? ¿qué se puede destacar para que otros sigan ese camino o más? ¿por qué recuerdas a tu Chiquián estando aún en esos lugares?
Mi infancia mi barrio y
lluvias.
En mi barrio Venecia, donde el
agua discurría en los meses de invierno (enero a marzo), cuando la lluvia venía
muy fuerte, obligaba a permanecer en casa. Mi casita con la puerta principal en
la calle Sáenz Peña tenía tres ambientes que daban al jirón Comercio,
calle principal de Chiquián, estaban alquilados a comerciantes de Celendín, de
apellido Hidrugo, dedicados a ropa, telas, sombreros, eso es lo que
recuerdo.
En los altillos, sobre la casa
de un solo piso, se alojaba todo aquello que se dejaba de usar, era un gran
depósito; para llegar a él, se subía por una escalera desde la cocina. En ese
altillo mi madre solía guardar, papas, paltas y chirimoyas, los tenía
seleccionados; las frutas las cubría con hojas de sauco, así maduraban según
las necesidades. Subíamos para traer una determinada cantidad según nos lo pedía: papas "gecnas" (arrugaditas y dulces), paltas (debajo de las
hojas que están a la izquierda), chirimoyas (las que están pegadas a la pared).
A veces teníamos que agacharnos a pesar de nuestro pequeño tamaño, porque en
ese lado se inclinaba el techo. Muchas veces subía para abrir unos baúles antiguos que tenían enceres de mi abuelo -Agustín Zúñiga Alvarado- (escribano
de la provincia de Bolognesi, fallecido muchos años atrás): cellos de metal, cuadernos tipo
actas, plumas de metal, reconocía una hermosa letra, casi dibujada. Pero también
observé que había otro cajón con tomos y tomos de unas 800 paginas cada uno, de
pasta dura, se llamaba "Biblioteca Internacional" (BI). Allí observé
que mi abuelo tenía el mismo nombre que yo, y le gustaba mucho leer, esos
libros tenían la historia de la humanidad, de todos los años, eran
enciclopedias que cuando las hojeaba quedaba prendado.
Igual en mi sala mi padre tenía una biblioteca, no grande pero lo suficiente para disponer la colección del "Tesoro de la Juventud" (TJ), y muchos números de la conocida Selecciones. Hago esta descripción, para explicar, lo que hacía cuando la lluvia me obligaba a permanecer en casa, era un devorador del TJ (especialmente las secciones de Fábulas de Esopo, y Juegos y Pasatiempos), y también hurgaba en algunos artículos de los tomos de la BI.
Cuando inicié mi secundaria, en
el "Seminario San Francisco de Sales" (SFS), prácticamente me dedicaba a leer durante
todas mis vacaciones, y a acompañar a los quehaceres de mi madre, por las
tardes jugar pelota en el barrio deportivo de Jircán; también, debía colaborar con mi tía
Rosita en la iglesia (porque como seminarista nos nacía la obligación de esta
actividad, era como un servicio natural). Así que, desde muy niño se me
grabaron escenas de Europa, historias, lugares, eventos mundiales que habían
ocurrido allá, en estos libros poco o nada hablaban del Perú.
Las nieves, las vacas, los
prados, las flores, los niños corriendo por las chacras, muchas de esas escenas
que leía en los textos sobre Europa, también la vivíamos en Chiquián. Mayor aun
cuando estudié mi primaria en la Escuela Prevocacional 351, donde se practicaba
el contacto directo con la naturaleza: criar a los pollitos, sembrar almácigos,
visitar el rio, conocer instrumentos de carpintería, de mecánica, de zapatería,
de industria (como los colores naturales, que plantas se usaban).
El seminario SFS
Nuestra vida en Chiquián era de permanente cercanía con las nieves, ríos, valles, animales, flores y breñas. De igual modo es Huaraz, donde fui a estudiar secundaria, allí en la estancia de Los Pinos, una colina situada un poco más arriba de la plazuela "La Soledad" (histórico barrio). Desde allí se miraba, con una belleza espléndida el rio Quilcay hacia abajo, a los ´pies de cada uno, al frente la inmensa planicie de Marian, y sobre ella los picachos de nieves; y siguiendo el recorrido del rio hacia las cumbres se veía bosques de inmensos árboles. Ese paisaje también me recordaba a los textos que se escribían sobre Suiza , Tirol y otros cuentos; también observaba pinturas que adornaban las narraciones.
Pero adicional a ese paisaje,
en el Seminario, le daban un valor especial a dos temas muy interesantes: la
música y el arte. En lo primero, teníamos un curso muy exigente, a la llegada
al seminario, acompañando al texto que en ese tiempo había para este curso,
aquí nos entregaban un librito denominado solfeo: eran de unas 100 páginas con
pentagramas que ayudaban a hacer ejercicios de lectura de lo que es una
canción; aprendíamos a "leer música en pentagramas"; en el examen de
música sacabas un número y ese número coincidía con el pentagrama y te pedían
que los desarrolles ante el jurado (eran tiempos de exámenes con jurado y
balotarios).
De ese modo el seminario
constituyó un coro de cuatro voces, que se convirtió en sensación en Huaraz, no
había actuación de importancia donde no nos invitaran, no solo a ceremonias
religiosas, sino también a eventos como aniversarios de colegios o de la propia
ciudad, y los locales donde cantábamos eran, de todo nivel, colegios, la inmensa
catedral (similar a la de Lima, desapareció en el sismo del 70) y teatros
(Tarapacá, en el aniversario de Huaraz).
El otro curso descabale por su
novedad en esos tiempos era el de ARTES MANUALES, el curso se dedicaba a la
pintura, el profesor era un pintor reconocido en Huaraz, cuyo taller quedaba en
el barrio de la Soledad, en el curso se trataba de preparar las acuarelas, los
oleos, en los colores primarios, para los segundo usábamos los chisquetes de
las pastas dentífricas usadas, para eso comprábamos tierra de color, linaza
etc. También preparábamos lo lienzos, con la tela, los marcos los hacíamos en
el taller de carpintería. Salíamos a los alrededores del Seminario para dibujar
alguna escena natural, se partía del boceto, luego con las dos manos y los dedos pulgar e indice, hacíamos un cuadro para precisar el ambiente que estábamos pintando y no olvidarlo. También usábamos la
acuarela para darle imágenes muy espectaculares con el fondo completamente
negro: se destacaba el color dorado, especialmente si se pintaban aspectos
religiosos. En nuestra mente en esos años, ya la teníamos a Velásquez, Goya,
Monet, Van Gogh, esos nombre los recuerdo siempre, y todos ellos de Europa.
La universidad
Cuando llegué a la universidad
escogí física, a pesar que mis iniciales intenciones fue ingeniería: minería, o
electrónica, lo primero porque desde niño veía a visitantes jóvenes que venían
para trabajar en Chiquián por Acción Popular, y lo segundo porque era mi
atracción por la radio que había visto en el Seminario cuando hablamos en onda
corta a otras radios de países vecinos, y el que le daba mantenimiento era un
padre e ingeniero electrónico.
En la universidad nacional de
ingeniería, todas las costumbre de disciplina en el estudio aprendidos en el
seminario, y el valor al estudio que desde niño aprendí en mi casa rodeado de
libros, la desfogué, y de forma muy disciplinada, arropado por el esfuerzo de
mi madre que trabajaba triplemente: administrar la casa, gestionar los
animalitos, y acopiarse de alimentos para todo el año, y como si eso fuera
poco, trabajaba durísimo para agasajar a su hijos cuando volvían desde Lima
durante las vacaciones.
Para todo esfuerzo organizado,
siempre hay tiempo, y lo contrario cuando se vive en desorden. Los nombres de
los grandes físicos, que cambiaron el mundo, y provocaron las grandes
revoluciones industriales basadas en las nuevas tecnologías, todos provenían de
Europa: Galileo, Newton, Einsteing, Curie, Heisenberg, Boltzman entre otros.
Talvez el único que recuerdo viajero Ancashino, que en los años del inicio del
siglo pasado, se lució y conoció la esencia de la ciencia contemporánea fue
Santiago Antúnez de Mayolo.
El hábito a la creatividad
Mientras discurría por los
museos de Schocbrum, Sisi, o Albertina, volvió toda mi historia en cada paso,
en cada recodo, en cada ambiente donde admiraba, incluso las ciudades limpias y
ordenadas. La pregunta que me hacía, era, porqué vuelve a mi cercanía mi
pueblo, su vida, sus personas, los hábitos, y su valía. Pues sencillamente,
porque aquí con el desarrollo de la música, el arte y la ciencia, a los niveles
tan elevados, se sustentan en el habíto al respeto: al prójimo, a la naturaleza
y la sabiduría. Con lo primero, se relaciona la limpieza (porque a nadie
le gusta encontrar suciedad en las calles o parques), se relaciona, también,
contra el robo (a nadie le gusta que alguien tome algo que te pertenece sin tu
autorización); todo eso en mi pequeño pueblo era la mayor práctica -el
respeto- (tus padres te enseñaban a saludar a los mayores, a ceder el paso a
los mayores y salir limpio de tu casa a la escuela o a la iglesia). Recordaba a
mi madre y vecinos, barriendo la vereda que correspondía a su casa.
Siendo seres sociales,
necesitamos fortalecer vínculos que nos permitan el progreso, entre las
actividades principales tienen que ser la promoción de actividades sociales que
valoren la creatividad: la música, la pintura, las letras y los números. Con
esto queremos hacer notar que necesitamos eventos, de alcance público,
para que los niños, primaria y secundaria, realicen las actividades señaladas.
Esto mismo se realiza en Europa. Por eso estando en Europa, me transporté
a recuerdos de mi pequeño Chiquián donde se valoró la creatividad. En conclusión,
es tiempo de realizar talleres y eventos, sobre música, pintura, letras y
números.
La actividad científica
Cuando has seguido la carrera
de ciencias básicas (física, química, matemática o bilogía), entonces los
ambientes donde te desenvuelves -toda tu vida- son laboratorios plagados de
instrumentos, sustancias químicas, módulos electrónicos, calculadoras, y muchos
revistas; pero somos pocos comunicativos en el estilo literario; nuestras
producciones en forma de artículos siguen una estructura diferente, menos
narrativa, más precisa y sintética. El método científico que practicamos
(problema, hipotesis, metodo, desarrollo, resultados, conclusiones) siempre
termina en la comunicación o publicación. Es así que los eventos donde se
presentan estas publicaciones son diversas una de tales son las Conferencias
Internacionales, allí se presentan diversas propuestas, de todo el mundo, luego
la comisión organizadora escoge las que ellos consideran, y comunican al autor
o autores, su aceptación, e invitan mediante un financiamiento su presentación:
oral o poster. En mi caso esta vez tuve que presentar dos trabajos orales: i)
Gestión del conocimiento nuclear en la división de reactores nucleares del
RP10; ii) Red de reactores nucleares de investigación de latino américa y el
caribe RIALC.
El esfuerzo siempre presente
Para ganar esa presentación vía
el trabajo científico hiciste un trabajo que tranquilamente te abarcó unos 8 a
12 meses; sea en mediciones, encuestas, entrevistas y otras actividades
(investigación cualitativa o cuantitativa o ambas). El esfuerzo, que deseo
comunicar, cuando estas en la visita al país sede (Europa está a 16 horas
de viajes desde Sudamérica), entonces el esfuerzo biológico es muy fuerte.
Llegar con discordancia de horas, y preparar la exposición final, diariamente
resumir la participación de los demás participantes, conversar con ellos a fin
de traer ideas de solución para nuestros problemas y proponer salidas de mayor
impacto en cuanto al bienestar de la población de nuestro país que es el
objetivo final.
Cuando todo terminó, también
deseas visitar algo de las ciudades, pero no puedes hacerlo con la tranquilidad
del caso, porque hay muy poco tiempo, y siempre caminas pensando en el evento.
Finalmente de regreso a casa, nuevamente el cambio de horario, llegas y
directo a trabajar. Pero aquí (Lima) el clima es completamente diferente, del
veraniego sol vienes, donde ayer estuviste bajo ese fuerte sol horas en
COPABEACH y vienes luego con toda una mala noche de 12 horas de vuelo, hacia un
clima de frío, niebla, y humedad total. Con ese cambio climático, personalmente
sufres de salud. Así, al final llegas a caer enfermo, pero con deseos de
trabajar. Eso me pasó apenas llegué al día siguiente fui a trabajar hoy domingo
estoy esforzándome en recuperarme de gripe combinada con faringitis, a pesar de
ello escribo esta nota como ejercicio agradable.
Hago esta mención final, para
decir que el trabajo de un científico también exige de mucho sacrificio físico,
no solo es mental, sino también biológico. Pero, es el recorrido que hemos
escogido; sin embargo, el atractivo que guardas con algarabía es visitar
los lugares donde se gestó el gran conocimiento universal, que en tu infancia
te enseñaron: música, arte, letras y números, allá en tu pueblito pequeño,
adherido al ande, bajo las cordilleras, donde tu familia vivía apegada a
animalitos, a flores, a la naturaleza y en medio de eso florecía el RESPETO al
ser humano, al prójimo, con ello nos sentíamos seguros, y abiertos a la
amistad sincera y a la alegría sin pergaminos.
Gracias mi Chiquián por haberme
forjado un amante de la creatividad.
La
Pluma del Viento
Lima,
14 de julio de 2024
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