Cosas del Café: Volví a los 80 con el gol de Paolo Guerrero


En estos días de inicio del invierno en Lima, los cambios de clima aún no se aprenden. El frío por las tardes es mas fuerte, llama a tomarse un cafecito pasado. Hoy estuve en casa como a las 5 de la tarde, cosa que no acostumbro. Había hecho lo posible para darme una cita con el fútbol. ¡Los hábitos son difíciles de modificar¡. 

Esta vez, iniciaba el Perú su participación en el Sudamericano de fútbol, en Argentina. Así que, las circunstancias se dieron, para recordar a mi padre, cuando el solía indefectiblemente tomar su lonchecito a estas horas con el café preparado gota a gota por mi madre. "Mamá que tal si tomamos un lonchecito como en los tiempos de mi papá", le propuse. "Muy bien hijito", me respondió. 

A pocos minutos, el color marrón oscuro, casi negro, brillaba en la esenciera de cristal. Los quesos cortaditos en el platillo recordaban a Chiquián, los pancitos franceses calientitos se veían crocantes, aguardaban compartir. Aunque ahora no estaba junto a mi padre,físicamente, sus recuerdos volvieron como si fuera ayer, ahora me encontraba sentado en el comedor, en su lugar. Aquí, él, todas las tardes tomaba su lonche: leche, café, queso y mucha azúcar. 

Los recuerdos volvieron a raudales, alegrándonos la conversación con mi madre, recordábamos cómo sopeaba su galletita, ya viejito, en la tasa de losa grande. Recuerdo que, cuando se construía la casa, y los cuartos aún estaban con las paredes tarrajeadas, sin pintar, ni puertas; en una de las habitaciones del segundo piso estaba el televisor Sony Trinitron, que mi hermano mayor había comprado con sus primeras remuneraciones. 

Yo había pedido mis vacaciones, para disfrutar el mundial de fútbol, allí juntos no nos perdíamos ningún juego, tomábamos desayuno, almuerzo, hasta el lonche, leíamos los diarios sobre fútbol, La Tercera, con la pluma de Pocho Rospigliosi. Comentábamos, renegábamos, pero nos alegrábamos, abrazándonos con los goles de las buenas selecciones que teníamos. 

Cuando mi hermana mayor, vino a vivir a su casa propia en Lima, en la urbanización Pando, se unía por teléfono a los gritos de goles o críticas. Todos en mi casa, incluido mi mamá y hermanas, son acérrimos seguidores de los equipos peruanos, sean fútbol o voley. 

Ante el peligro, se oían los gritos fortísimos, cual sirenas policiales, o el "wisca wisca", para evitar el peligro a la portería peruana. 

Hoy, jugaba Perú contra Uruguay, era el primer partido de ambos. ¡cómo podría perdérmelo¡. Aceleré el auto por la panamericana, para llegar a tiempo, el partido se iniciaba a las 5:15 pm. Todo se dió, el café pasado, el pan con queso -aunque no chiquiano-, y un buen partido de Perú, ¡gooooooool de Paolo Guerreroooooo¡, grité recordando a mi padre, nuevamente nos abrazamos con mi hermana y madre, ahora mi sobrinita se unió al grupo. Seguramente ella la nietecita, recordará de estas escenas, y ojalá cuando ya no esté, ella continúe escribiendo esta historia como lo hago hoy. 

Gracias al café puro y, no siendo habitúe a ella, me ha dado insomnio. Son las 01.20 horas, de la madrugada, echado en cama, premunido de la netbook, y oyendo música, escribo esta nota. Recordando a mi padre, al fútbol, al queso, y al buen partido. 

El café me devolvió un lonche con mi padre. !!! Arriba Perú ¡¡¡


La Pluma del Viento
Lima, 05 de julio de 2011.

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