IMPULSEMOS LA CULTURA CIENTÍFICA



Como todas las mañanas durante el viaje al trabajo, entre las 7 a las 8 horas, nos acompañamos de las emisoras, particularmente: RPP y  Exitosa, sus noticias mayoritariamente están relacionadas con actividades de los políticos, el resumen de su director se basa en las encuestas y sobre él hace un sin fin de análisis. Poco se habla de políticas de estado, de cómo resolver los grandes problemas nacionales, que se resumen en salud, educación, seguridad y empleo.

Hace unos días leía en una revista americana que, algunos estudiosos habían detectado que la juventud universitaria muy pocos deciden seguir las carreras de ciencias e ingeniería, sobre todo lo primero, ante eso el autor se planteaba el hecho que, “podrían dejar de ser el país de mayor nivel científico, en un futuro próximo, y así perder el dominio de la tecnología”. El cual lo habían alcanzado gracias al estilo y forma de actuar de sus ancestros: granjeros, barberos, tejedores, herreros etc., siempre ellos habían vivido con la mente puesta en las preguntas de ¿Cómo trabajan las cosas?, y,  ¿Cómo podría mejorar el proceso?, siempre con idea innovadora. Esta forma de pensar y enfrentar el día a día había convertido la sociedad americana en un modo de sentir y pensar científicamente que hoy no la tenían o la están perdiendo.

Contraponiendo estos dos hechos, no cabe duda que en el Perú (al menos desde la llegada de los españoles), jamás se tuvo el pensamiento americano, constructivo, científico, tecnológico y productivo; siempre hemos estado sometidos al reinado de las letras, de la contemplación, del reino de políticos sin preparación, pero no solo con desconocimiento de la ciencia sino con posiciones anti-científicas. El pensamiento científico no es que todos seamos científicos a futuro, sino que llevemos al cotidiano de nuestras actividades,  la permanente búsqueda de la explicación racional a las cosas y la mejora de los procesos productivos.

Si todos los días aparecen en la radio y televisión de mañana y tarde los políticos, con los mejores vestidos, es lógico que los jóvenes, tomen como ejemplos que el éxito es acceder al parlamento, servirse del estado, aprovecharse del cargo, y lucirse en las páginas de los periódicos etc. Y como resultado, no tenemos capacidad propia de transformación de nuestros recursos naturales, los abandonamos o despreciamos, luego nos lamentamos que estos sean explotados en el extranjero,  somos el país con mayor dependencia tecnológica (menor número de patentes), no disponemos de laboratorios nacionales de ciencias descentralizados, las autoridades locales no promueven vocaciones tecnológicas, el apoyo de becas a los estudiantes de postgrado en ciencias es mínima. Las facultades de ciencias en todo el país no disponen de condiciones respetables y competitivas ni para la enseñanza ni para hacer investigación. Los institutos públicos de investigación no abren sus puertas a los doctores sino los espantan, ni protegen al personal calificado por el contrario los mortifican sin miramientos. Así, los jóvenes prospectos científicos de mayor potencial, terminan viajando al extranjero para estudiar y no volver y los de mayor trayectoria prefieren renunciar. ¿Tendría sentido volver para trabajar en las mismas condiciones de cuando salieron?, ¿Tendría sentidos estar sometido a la hegemonía de administradores o abogados que dirigen instituciones de investigación y desarrollo tecnológico?.  Evidentemente, No!.

Frente al reto mundial de la escasez de alimentos, agua, energía, calentamiento global, cambio climático, pobreza, no queda otra que usar el conocimiento. Y este principalmente se sustenta en la ciencia y la tecnología. No vamos a enfrentar estos problemas tan complejos, basados exclusivamente en la cultura de la contemplación, el lucimiento, el palabreo y la superstición. Necesitamos incorporar y difundir la cultura científica, en todos los niveles y especialidades. Compartamos los problemas y soluciones tecnológicas, adecuadas, sostenibles, con todos, particularmente con las provincias y notaremos que en los lugares menos pensados (lejos de la capital) obtendrán las mejores soluciones. El pensamiento científico debe ser la base para la aplicación de cualquier política pública. La pobreza no se va a vencer dando migajas, ni regalando "tapers”, sino creando riqueza, creando capacidades endógenas de transformación, promoviendo el emprendedorismo tecnológico. Y si miramos futuro solo será posible si producimos conocimiento para vender. Allí debe sustentarse la cohesión social y la sostenibilidad.

El lunes pasado Chile, creo el Ministerio de Ciencia y Tecnología. En el Perú, de hegemonía letrada, de economistas y de MBAs. Eso ni lo discuten. En algunos años, seguro que gran cantidad de científicos peruanos se irán hacia Chile, que siempre tuvo mejor visión de futuro que nuestro querido Perú.  


Menos confusión más información.

Menos astrología más tecnología

Menos cartomancia más ciencia

Menos armamento más conocimiento.





La Pluma del Viento

Lima, 22 de Enero de 2017

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