LAS ELECCIONES MUNICIPALES Y REGIONALES DE 2018: EL VOTO PASIONAL Y RACIONAL



Tranquilo sentado en este mullido sofá paso el feriado del 8 de octubre revisando los diarios con los resultados de las elecciones de ayer. Hoy hay plena tranquilidad totalmente contrario al día de ayer, agitado desde el amanecer, calles del barrio con inusual trajín dominical, con casas cercanas al colegio transformadas en restaurantes improvisados, vendiendo diversos platillos con aroma de tradición, ceviche, chaufainita, causa,  que satisfacen a estómagos valientes. Se ve un numeroso contingente de jóvenes policías que se ofrecen ayudarte para encontrar la mesa correcta. Allí, mientras camino a mi mesa me saludo rápidamente con numerosos amigos que solemos vernos cada votación, por eso están más calvitos, gorditos o canosos. Sonrío, tratando de entenderlos cuando también seguro me ven.

En casa hicimos un ambiente especial, nos habíamos equipado con productos como para un desayuno y almuerzo criollo de rápido cocinar, tamal, relleno, papa a la huancaína y arroz con pollo, por supuesto se lució el pisco souer, en el brindis de rigor para casos especiales.   Con la laptop, el proyector, y los parlantes, armamos la pantalla de cine sobre la pared. Allí esperamos, ansiosamente, como en el mundial de fútbol, el “flash”, de las 4pm. También por esta fecha, la familia creció porque vinieron desde fuera de Lima, para hacer la votación respectiva. Vivimos un ambiente de fiesta, donde el resultado final estaba en segundo plano.

Esta vez por algunas circunstancias que no sentí antes, no me preparé para la votación, “responsablemente”, sea por el tiempo, o pérdida de confianza en la “democracia representativa”, o porque simplemente no me surgió el interés adecuado.  Antes, hacía una tablita en Excel, con factores estudiados y decidía por el que obtenía más puntuación.   

Luego, después de la votación congregados en casa, nos preguntamos por nuestros votos, y claramente notamos que aun viviendo en el mismo hogar, habíamos votado por dos posiciones distintas, hasta contrapuestas. ¿Por qué?, ¿eso es natural?, ¿cómo fue en tu hogar?, ¿cómo fue en todo el país?.  Una posición se podría considerar más próxima a lo pasional, y la otra en la vereda opuesta, la racional. Y, porqué pasional, porque se basa en la urgencia por necesidades fundamentales, tal como la seguridad, que se entiende como condición previa a todo, incluso a la educación, a la economía, a la salud, en fin al análisis, por ello prefieren la “mano dura”,  buscan “al sheriff del barrio”,  como que a tanto asalto en la puerta de su casa, arrastre de su  madre, violación de su hija, quieren decirle al Estado, “ya basta”, por ello preferirían a alguien que salga con “revolver al cinto” para confrontarse mano a mano con los delincuentes que invaden las calles y no dejan transitar a sus hijos, cenar en el restaurante,  ni comprar en las boticas, viven asustados dentro de sus propios hogares. Mientras que el voto racional, es aquel que se basa en las propuestas, la honestidad del candidato, la limpieza del partido. Un, poco, como el ideal de la ciudad, donde la delincuencia, es factible de vencerse con políticas pensantes, y que hay tiempo para aplicarlas. Podría decirse que este voto estaría más del lado de los que no sufrieron de estos abusos, de los que no sienten cerca los robos, ni suben o bajan en paraderos de barrios populares donde pululan los delincuentes. 

Lo anterior cuando se discute a nivel de la votación distrital en Lima, parece una discusión llevadera, entretenida y hasta sin mucha discusión. Sin embargo cuando se ven los resultados a nivel nacional, a los primeros se les consideraría como los “antisistema”, y a los segundos como los “democráticos responsables”, defensores del sistema.  Ahora la discusión cobra ribetes mayores, pues los primeros, desnudan la realidad de la política, las debilidades de la democracia representativa, las limitaciones de una economía de mercado anti-ambientalista,  y hasta la esencia de un estado centralista discriminador de etnias distintas a las hegemónicas del poder.  Entonces de qué lado nos ponemos ahora, del lado de aplaudir al partido clásico, aplaudir al modo como eligen a sus candidatos para diputados, o alcaldes. Entonces la votación pasional, ha permitido mostrar esa realidad, que se ocultaría si aplaudimos solo el voto racional  con vendas a los ojos críticos no conformistas. 

La Pluma del Viento
Lima, 8 de octubre de 2018 

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