Cita con tortura

En las indicaciones me dijeron “ 40 minutos antes de las 12:00 comience a beber agua, unos 6 vasos, y cuando esté con ganas de miccionar venga para que pase”. Hice lo indicado y cuando me presenté al mostrador de atención, una de ellas me contestó con tono de voz electrónica, “siéntese que ya le llamamos”; pero si no me ha preguntado mi apellido, "bueno pues dígame el suyo". Después que le dije mi apellido, fue a mirar un empilado de documentos y me respondió "sí está ahí"; vi que hizo un movimiento de manos  como acomodando algo, entonces medio en dudas me fui a sentar, pero también pensando que estaba ahora en el orden correcto y sería el siguiente en ser llamado. Luego de transcurrido casi una hora y con la vejiga que reventaba me aproximé a preguntarle sobre mi turno, su respuesta fue lo mismo que estaba  en la lista y me llamarían cuando saliera la persona atendida. Seguí caminando por los pasadizos, de rato en rato miraba el televisor con el discurso del presidente en la ceremonia del aniversario de la Fuerza Armada, pero no atraía. Así que me senté en un sillón y comencé a escribir esta nota, pero no daba para continuar. Detener la micción es una tortura total, imaginaba a los presos o castigados de los tiempos de la inquisición.Volví al mostrador a insistir; habían transcurrido casi hora y media, desde que estaba a punto, la respuesta esta vez fue distinta pero más clara: "usted está en lista de adicionales, así que el orden lo decide el médico y no nosotras". Comprendí que en realidad no tenía horario y que debía esperar hasta que se atendiera la ultima persona; creo siempre la verdad es mejor, seguro que los denominados adicionales somos varios y estamos citados para la misma hora y por tanto peleamos por el "cupo que sigue". Por lo que acepté mi tortura de cuerpo y mente, empero sentía que era un abuso, y que hubiera sido mejor me dijeran que me aproximara a las 13:00 horas. Así que esperaré el último turno y continuaré en modo tortura aceptada. Para soportar este exceso de horas iba de rato en rato al baño. Ahora que veía poca gente sentí que mi turno estaba pronto, por lo que fui a tomar un vaso de agua mas. Cuando caminaba por el pasadizo escuché mi apellido, por un momento pensé que sería mi propia mente, sin embargo se repitió una segunda vez, así que me aproximé, con la satisfacción de haber ganado una lotería o haber sido liberado de la silla de tortura medioeval. Ingresé al consultorio allí estaban dos personas el médico pegado al computador y la enfermera dándome las indicaciones. Terminada la sesión salí agradeciéndoles, su trato fue muy amable propio de la clínica. Me dijeron que espere unos minutos fuera que me entregarían los resultados. Efectivamente así fue no transcurrieron ni 10 minutos y me llamaron para entregarme el documento. Así terminó mi mañana de tortura. Llegado a casa me interioricé en este tema y hallé una definición que me pareció razonable: “La cita adicional es una cita no programada en la atención ambulatoria que voluntariamente otorga el médico programado en la atención ambulatoria a un paciente que, por la naturaleza de su enfermedad o situación clínica, así lo amerita (solo casos excepcionales)”. Igualmente hallé un documento oficial del hospital dos de mayo (RD_0147_2019_D_HNDM_DIRECTIVA ADMINISTRATIVA): “ Paciente adicional: es el paciente nuevo o continuador que acude para recibir atención ambulatoria sin tener previa cita programada”. Con estas definiciones y revisada algunas similares experiencias, el diario Gestión del 29,5,2013 presenta un artículo con el título “Citas “adicionales” en los servicios de salud”. Podemos decir que su existencia es porque algunas especialidades médicas o servicios son muy demandadas pero no son ofertadas en el tamaño necesario. Otro causa es que los médicos son escasos y por tanto ellos atienden en varias clínicas con horarios limitados y muy programados. Pero en esos horarios las clínicas proponen algunas atenciones “adicionales” para considerarlos en los tiempos que podrían quedar por si algún paciente no se presente. Seguro que las clínicas manejan estos adicionales porque les da beneficios económicos. Sin embargo, también, es de reconocer que estas citas son producto de que los propios pacientes desean ser atendidos aunque tengan que esperar hasta el último o también se producen por que las citas fueron concedidas sin consultar con la secretaria del médico. Las clínicas saben que estos adicionales pueden ser mal atendidos provocando quejas y descoordinaciones. Pero les parece que ese costo / beneficio es aceptable. Mientras esto ocurre el asunto es que los servicios de salud públicos son peores y por tanto siempre las privadas las que otorgan las EPS seguirán excediendo la oferta de las especialidades y servicios más requeridos. En este escenario el paciente tiene que comprender que ser adicional es admitir el último lugar de atención, si así nos lo dijeran uno lo acepta y la espera sería mucho más llevadera. La verdad siempre es mejor consejera.


La Pluma del Viento

Lima, 23 de setiembre de 2022

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