Arribo a Chota








Luego de mi llegada a Cajamarca, a las 5 de la tarde, dejé mis cosas en el hostal HISPANO, cerca a la agencia de ómnibus Burga, donde pasé a recoger mi pasaje. Al ver la unidad que me llevaría, tuve nostalgia de los que se usan en Lima y Chiclayo. Por lo que advertí, que haría frío en el viaje de noche, así que debería tener a la mano algo abrigador. De la altura ni me preocuparía pues, soy de 3350 msnm.



Mientras la tarde iluminaba, todavía, caminé presuroso por los alrededores de la Plaza de armas, a vuelo de pájaro, admiré sus construcciones, pasé por el cuarto de rescate, la iglesia Belén, la catedral, por suerte este día había declarado día de los museos, los ingresos eran gratuitos. Como para asegurarme de mis regalos en Lima, compré unos moldecitos de queso, panes, rosquitas, y algunas artesanías, me gustaron los caminos y pisos para las mesas, y una chalina contra el frío.



Para mi lonche, mas bien cena, pues eran las 8 de la noche, fui al infaltable y clásico restaurante, Zarcos, estaba repleto, pero valió la pena esperar, me satisfice con dos panes con queso, y una taza de leche con café.



Salí volando al hotel, en cosa de minutos estaba subido al ómnibus camino a Chota, en el número 10, durmiendo a veces, sintiendo algo de frío, noté que cruzábamos algunas ciudades, y a las 3.45 de la mañana, estábamos en Chota. Con la ayuda de un mototaxi, arribé al hotel, Amadeus, donde dormí, hasta las 8 de la mañana y desperté solo por el aviso del coordinador del taller, mi gran amigo Guido Mestanza.
Somos Líderes, 2010

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