LA CULTURA DE LA INTERROGACIÓN: ¡PROMOVÁMOSLA!


La primera semana de Agosto, se realizó el XII Encuentro Científico Internacional en Lima, durante cuatro días, en diversos lugares, se producen exposiciones de 20 minutos en múltiples temas, centrados en las ciencias naturales, incluyendo también la educación.

Los peruanos que se encuentran en el extranjero vienen a pasar fiestas patrias, y de paso comparten sus experiencias y trabajos en el extranjero, sea que son estudiantes de posgrado o trabajan en algunas instituciones. Aquí, entablan contactos con sus pares, se abren posibles trabajos conjuntos, becas de estudio y visitas.

Los ECI, permiten tomar “la temperatura” de la ciencia nacional, se posibilita el acceso de todos, desde especialistas a público en general, como dice uno de sus objetivos, “promover en la opinión pública la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación para el desarrollo y el mejoramiento de la calidad de vida”.

Allí tuve cinco presentaciones, una de ellas titulada , “Aproximación a la Educación con el Reactor Nuclear RP0”, demostramos una experiencia de abrir las puertas del reactor mencionado, sito en el distrito de San Borja, a los docentes de secundaria, a fin de que ellos pudieran utilizar los instrumentos que allí se disponen. con los que se realizan investigación, que luego son llevados a publicaciones científicas internacionales o se realizan tesis de pregrado y posgrado. La experiencia la denominé “Jugando con Neutrones”.

Durante las preguntas, un asistente, participó entre opinando y preguntando, “¿porqué el Perú no tienen niveles altos de investigación científica?”.

Le respondí, recordando de un lado a Einstein cuando nos decía que la ciencia “es el conocimiento cotidiano hecho de manera sistemática”, y de otra que “la investigación se aprende investigando”, como nadar se hace nadando, y que muchos teóricos podrían decir que se mueve así o asá los brazos en el estilo mariposa, pero así nunca se ganaría una medalla olímpica.

Similarmente los grandes investigadores que podrían ser los ganadores de medallas olímpicas de la ciencia, es decir los Nobeles, en nuestro país están siendo cercenados en dos grandes estadios. Cuando niños somos potencialmente los mejores científicos, entonces a nuestro afán de saber todo lo que nos fascina y llama la atención, nuestros padres son los primeros en cortarnos esa emoción, “no seas inoportuno, esas preguntas no se hacen”, es su sentencia, medioeval; luego también eso ocurre en las escuelas, aquel niño preguntón que le pone en jaque al profesor es castigado.

Recuerdo emocionado la gran obra teatral de los Yuyachcani, sobre este tema cuando “el niño que investigó sobre Miguel Grau y encontró que había sido declarado ciudadano no grato para su pueblo de Piura”, fue castigado por haber indagado en la biblioteca, cosas que no estaban en el libro “oficial”.

Entonces, para tener investigadores tenemos que romper esta cultura del temor a la interrogación, por el contrario debemos fomentarla, enseñando el método de la causalidad, talleres de fomento de preguntas, el porqué debe ser condiciones para opinar. Quién no se ha hecho tres porqués sobre un tema aún no conoce los suficiente sobre él.

Esto nos llevaría no solo a tener más nobeles en ciencias sino también mejores ciudadanos, más críticos y más informados. Piero, el célebre compositor argentino, en una memorable canción decía: “a un pueblo educado no lo engaña un general”. Lo extendería no lo engaña nadie.




Agustín Zúñiga Gamarra


Lima, 4 de agosto de 2012

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