MUJERES CIENTÍFICAS EJEMPLO A SEGUIR
Durante la
semana pasada, hemos tenido la visita de tres jóvenes peruanas, científicas,
que trabajan en la NASA, Aracelly Quispe, nacida
en Motupe (Piura), Melissa Soriano hija de padres
Huaracinos y Rosa Ávalos de Chilca, es decir provenientes de lugares casi
desconocidos por el centralismo limeño.
Me emocionó esta procedencia, pues
demostraba el carácter liberador de la ciencia, y que ella no pertenece a un
solo país, o continente, sino a la humanidad, es propiedad de aquellos que están
dispuestos a hacer el esfuerzo de aprenderla, de los espíritus libres que se
rebelan contra las dominaciones, fatalismos, tiranías u obscurantismos
medioevales y contemporáneos.
Por eso, siendo esta una lucha fuerte, se
requiere la presencia de los hombres y mujeres más brillantes. Consecuentemente no podemos darnos el lujo
que siendo un país de muchas necesidades no contemos con la inteligencia de la
mujer en mayor número de profesionales en ciencias e ingeniería.
La presencia de estas tres
peruanas científicas exitosas causó furor. La novedad era doble, la
primera que eran científicas, y la segunda que eran mujeres. Sabido es que ellas
(las mujeres) en nuestro país, por lo general, cuando estudian se dedican a
carreras lo más alejado posible de los números (ciencias e ingeniería). En los
países de la Comunidad Europea, el número de estudiantes que siguen estas
carreras no superan el 30%. (Estudio, SHE 2012), en el caso peruano estas
cifras deben ser mucho menores. Esta
ausencia de la mujer en ciencias duras e ingeniería, refleja el carácter de la
sociedad, proclive al dominio del hombre, en desmedro de la mujer, este
problema de género, que se refleja en muchos otros campos, también se da en las
ciencias.
Este problema tiene diversas
raíces una de las principales proviene de la educación donde los niños son
estimulados a manipular herramientas, máquinas, instrumentos, vivir el “mundo
masculino”. Mientras que a las niñas, se les estimula al cuidado de la casa,
alimentación, relaciones personales, vivir el “mundo femenino”. Estos intereses
luego serán transferidos en la decisión de la profesión escogida.
De otro lado los medios de
comunicación realimentan los estereotipos de la mujer, como aquella vieja
historia, de que los hombres y mujeres tienen aptitudes desiguales para el raciocinio
matemático. A pesar que los estudios demuestran que esto es completamente
falso, es decir que aunque existan diferencias biológicas innatas en el modo
como funcionan los cerebros de los hombres y mujeres, eso no implica una menor
capacidad cognitiva de la mujer. Más
bien la mayoría de los estudios considera que la falta de autoconfianza es el
principal factor que lleva a las mujeres a abandonar carreras en las áreas de
ciencias e ingeniería. Cuando ellas escuchan repetidas veces que no son buenas
lo suficiente, su autoconfianza decrece y sus ambiciones se acortan. (Ben
Barres, Stanford 2006).
Es en esta línea que destaco, la
presencia de nuestras visitantes científicas, pues ellas trajeron el mensaje de
entusiasmo a todas las mujeres, niñas y jóvenes, y promovieron confianza, que ellas tienen todas las condiciones para
estudiar carreras denominadas “masculinas”: Aracelly Quispe, de Motupe, que estudió
Ingeniería de Sistemas en nuestro país, y luego maestría en Ingeniería Astronáutica en
los Estados Unidos, decía: "Siempre
he sido una persona que todo lo que me he propuesto lo he logrado... Con
esperanza, paciencia y mucha determinación”; mientras que Rosa Avalos, de Chilca, que estudió Ingeniera Aeroespacial, e Ingeniería
Nuclear con especialidad en Matemáticas Aplicadas, con mucho orgullo, exclamaba:
'Nadie cree que alguien que venga de Chilca pueda llegar lejos”, y repetía con
fuerza: “hemos llegado al país para decirles a las mujeres y especialmente a los
jóvenes que con mucho esmero y dedicación pueden conseguir sus sueños”.
Así, la historia de postergación, discriminación
que ha habido y aún existe hacia la mujer, en ciencias e ingeniería, puede ser
revertido principalmente por la determinación y autoconfianza de ellas, atrás
deberían quedar las omisiones históricas a mujeres que trabajaron para el progreso
de la ciencia como, Rosalind Franklin en el descubrimiento del ADN, Lisa
Meitner en el descubrimiento de la fisión nuclear o de la propia Marie Curie,
emblema de la calidad y capacidad de la mujer en la ciencia a pesar de los
obstáculos, y que finalmente ganó dos veces el premio nobel tanto en química como
física.
Para finalizar, en nuestro hogar y
escuela, entornos muy cercanos debemos erradicar esos prejuicios señalados, y
aspirar a tener en cada familia al menos una profesional en ciencias e ingeniería,
y como a nivel mundial existe esta necesidad, los países en el mundo están
ofertando becas, con mayor apertura para la mujer, eso tenemos que aprovechar y
tener más Aracellys, Melisas y Rosas,
que nos saluden en quechua, aymara, o awuajun desde la luna o marte.
¡Arriba
Perú, Arriba la Ciencia, las mujeres si pueden!
La Pluma del Viento
Lima, 30 de junio de 2013
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