ESPERANZA EN MEDIO DE LA CRISIS: LOS IPIS JUNTOS


De tanto en tanto percibía en el aire cotidiano una preocupación creciente. Hacía años que no sentía eso. Sin embargo, me di con la realidad al escuchar las declaraciones del ministro de economía "estamos en recesión", y refrendada por las titubeantes declaraciones de la presidenta del país en su viaje a Europa. Por un momento quería creer que se trataba de una pesadilla. Pero, no, era real. ¡Qué horror! Duele reconocer que estamos en la situación inicial de una grave crisis económica. ¿Inicial, o estamos así ya algunos años?.

Todo eso me recordaba décadas pasadas, tras las decisiones del congreso que atizaban la crisis. Sin titubeos sentí que estaban promoviendo la desinstitucionalización de pilares de la democracia; claramente van camino a la destrucción de la sociedad republicana. El destino inexorable el caos y el desastre. 

¿Será que algunos se benefician de esta situación? ¿mientras que a otros, la mayoría, les irá de mal en peor? ¿Si es así, entonces, estamos conviviendo dos países distintos en uno llamado Perú?. Esta situación me devolvió al inicio de los noventa, a la disyuntiva:  ¿me voy del país?, o ¿trabajamos para mejorarla?

No deseo ser quejumbroso ni pesimista, pero hoy la pluma me lleva a dejar esta huella. Trabajo en el lado de científicos no en el de políticos. No del lado del sector privado sino del lado público. No del lado de oficinas de ministerios de servidores públicos, sino del lado de laboratorios de gente que vive y siente equipos, mediciones, análisis y publicaciones.

Al inicio de los noventa armé mis maletas y me fui del país; volví al inicio del dos mil. Esta vez no voy a repetir ese camino. Y, no, porque la situación es diferente. Por lo siguiente: porque noto incipientemente que los que hacen ciencia y tecnología en el Estado pueden trabajar de manera conjunta y contribuir por un país mejor, pero subrayo con trabajo conjunto. Y, también, porque los jóvenes científicos antes de irse (si esa es su decisión) sientan que aquí hay espacio para desarrollarse como científicos compartiendo equipamiento en diversas instituciones, trabajando en problemas nacionales, cuya solución colabore con las mayorías que usualmente se encuentran  fuera de la capital, relegados de los servicios básicos: salud, educación, alimentación, empleo y energía.

Esta actitud de compromiso por el Perú, a pesar de la situación actual, se fortaleció cuando visité INIA (Instituto Nacional de Investigación Agraria), cuyo jefe (Ing. Jorge Ganoza) coincidía con lo que el presidente del IPEN (Instituto Peruano de Energía Nuclear) (Dr. Mario Mallaupoma) lo repite persistentemente: "Trabajar en conjunto los IPIS" (Institutos Públicos de Investigación). Esto se sumó a lo que miembros de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Congreso, al inicio de la semana (Lunes, 16.10.2023), luego de la presentación del IPEN, dijeron: "Es transversal a los grandes temas nacionales lo que la tecnología nuclear puede hacer por el país", pero no solo fueron halagos, sino también reconocieron "la necesidad de incrementar el salario del trabajador científico". 

Entonces, si los políticos reconocían este potencial de la ciencia y tecnología nuclear (CyT-n), ¿porqué las autoridades de gestiones anteriores no hicieron lo propio? La repuesta es sencilla: no tuvieron la capacidad de comprender el alcance de la CYT-n y su integración al desarrollo y solución de las necesidades nacionales, pero vistas desde las regiones. Igualmente, no tuvieron la capacidad de vinculación con los otros IPIs. Es decir, no aproximaron la CYT-n con el desarrollo sostenible del Perú. 

Esta preocupación y descontento me provocó el reflujo agrio de mi gastritis en curación, mientras recordaba al preguntón Zavalita de Conversación en la Catedral, ¿quienes fueron los que jodieron al IPEN?: no la gestionaron como institución científica, le quitaron derechos a los trabajadores, la aislaron del Perú interior, la desvincularon de las IPIs, no buscaron el incremento salarial. No es necesario citar nombres porque fueron los que estuvieron en los últimos 15 años. 

Pero el amanecer suele estar más próximo cuando la noche es más oscura. Este año la autoridad del IPEN en pocos meses ha cambiado la autoestima del trabajador del IPEN. Ahora sentimos que somos una institución científica y no administrativa. Hoy hay una clara decisión de trabajar en equipo y no en islas desconectadas. Hoy prima lo temático por lo que los proyectos son transversales. El equipamiento no pertenece a alguna dirección técnica o a alguna persona, hoy pertenece al país y a toda la institución. Hoy las becas no son hegemonizadas por personas que no replican sus innumerables capacitaciones. Hoy la directiva es la capacitación "in-house" para que participen muchas personas. Antes viajaban a visitar laboratorios que nunca usaban equipos, hoy los cursos internos se realizan usando equipos de los diversos laboratorios. Antes no se sabían qué equipos ni quienes trabajaban en el otro IPI hoy se visitan los IPI y se integran grupos de trabajo, se abren las puertas a usar sus equipamientos. 

Esta nueva forma de trabajar de los IPIs refleja la acción visionaria del  presidente del CONCYTEC (Dr. Benjamín Marticorena): "las instituciones deben trabajar por el desarrollo del país resolviendo sus problemas, independiente del gobierno de turno". Para cumplir este propósito las instituciones de CYT no deberían estar conducidas por personas que no conocen el trabajo científico especializado. No más improvisados. Los IPIs son instituciones científicas y no administrativas.

En esta crisis económica severa que se declara no me iré del país porque son tiempos de colaborar con el IPEN aún sin contar con cargo alguno. Porque también hay esperanza por un mejor Perú trabajando los IPIs juntos. 


La Pluma del Viento.

Lima, 21 de octubre de 2023





 





Comentarios

Entradas populares de este blog

PACHO SIMBOLO DE LA AMISTAD: ADIOS

Luis Pardo: Hombre Hecho Leyenda

HOMENAJE AL CLUB ATLETICO TARAPACA DE CHIQUIAN