Desde el Ilo de la Belleza (parte II)
S on las 7:15 am, subí a tomar desayuno en el Hotel Karina, el comedor está en el cuarto piso, en lo más alto del hotel, desde aquí se divisa el mar, los barcos, lanchas pequeñas y medianas aparcadas en el mar, en cierto orden, parece un gran estacionamiento de vehículos en tierra. La vista es espléndida, mucho más hermosa que Ancón, Huanchaco o Pucusana. No siento ningún olor a pescado, ni a fábricas de harina como ocurre en Supe o Chimbote. Las calles, desde aquí arriba, se notan limpias. El sol ilumina resaltando el contraste del oscuro pavimento con las blancas líneas de tránsito. Qué hermoso sería venirse a trabajar aquí a un gran laboratorio, digamos a la más destacada del sur en aspectos de refinería minera. Si así fuera, esta ciudad se convertiría en un importante polo de desarrollo basado en el conocimiento, hasta aquí vendrían de todas partes del Perú y de Sudamérica. Cosa que no ocurre hoy, pues todo lo mejor en universidades y laboratorios se encuentra en Lima, craso error....