MI ULTIMA NOCHE EN PRAHA






Estoy a punto de dejar la ciudad de Praga, y de lo poco que he conocido, puedo decir que es hermosa, poca gente, transporte admirable, y como ocurre con las ciudades donde los reyes de épocas idas vivían, hay castillos impresionantes, en belleza y en tamaño. Pero, si esos lugares solo los visitas cuando dejas de trabajar (en mi caso el horario exigía estar a las 8 de la mañana y terminaba el día a las 17 horas, en ambos extremos salía casi a oscuras). 

Entonces, es poco lo que se aprecia, particularmente aquellos que tienen historia. Uno lamenta, y envidia, cómo grupos de turistas caminan alrededor de monumentos y puentes, cámara en mano, dejándose llevar por el gozo de ver, sin ningún compromiso. Y a los que nos gusta escribir, de las circunstancias, el lamento y envidia es peor, porque ya quisiéramos detenernos a mirar cada esquina, cada muro, y el rostro de cada gente, porque el escritor es un escultor, un radiografo, un desenfadado. 

Y, eso solo se puede hacer, cuando no tienes al tiempo como prioridad, cuando la primera exigencia no es la puntualidad. Por eso mucho deseo, caminar sin reloj, sin entregables y que lo único exigente sea registrar todo, no solo en el papel de mi cuadernito inseparable, sino también, en la retina, en el corazón, en la memoria y en el inconsciente. Y luego, leer lo escrito, porque no importa que otros lo lean, nos gustaría claro, pero eso es el segundo plano, el primer cliente es uno mismo, uno mismo puede ser el juez más exigente, y también el cómplice más fiel. 

Por ello es entretenido escribir sobre lo que te surge en el camino de la vida, no importa que los lectores sean muchos o pocos, porque nuestro producto es no vendible, el pago se lo damos a nosotros mismos, nosotros nos hemos consesionado un crédito infinito, una deuda que solo se paga cuando vas en tu ataúd y sientes que te acompaña la lamentosa partitura de Juan Jaimez el músico más antiguo de Chiquián.


La Pluma del Viento
Praga, 4 de noviembre de 2016

Hotel Opera, 23:49 h

Nota: En la foto se presenta la estatua al gran escritor nacido en Praga, Franz Kafka: seguro hecho en homenaje a su libro METAMORFOSIS

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