DANESES, PERUANOS Y MONOS

 

Las esperas son buenos momentos para leer, ver y pensar, de manera “gratuita”. Por ello nunca me hago problemas con aguardar la fila y mi lugar, lo siento muy entretenido. 

Durante esta semana tuve que ir a la clínica dos veces, la primera para la consulta y la segunda para saber de los resultados. En la segunda, me senté y saqué mi cuadernito de notas, como de costumbre. 


El televisor y los noticieros que a esas horas presentan la mayoría de los canales se centraron en el coronavirus (covid-19). Creo que eso ocurre en todos los lugares de la tierra. 


Frente a las escenas de los noticieros me pregunté ¿cómo será estar positivo, contaminado?. Guardado en tu casa, solo con una mascarilla cubriéndote la boca y tus familiares preocupados pasándote la comida como a un preso por la puerta echada llave. 


Podríamos continuar describiendo lo que esa situación me impediría: visitar, jugar, beber, ver o hacer. Pero por más esfuerzo que hiciera jamás podría sentir lo que es la incomodidad o el dolor mismo. Ni siquiera recordamos cómo es el dolor del diente, ni cuando nos lastimamos la uña, ni tampoco dolores más fuertes como es el caso de una mujer pariendo.  


Para describir el dolor aproximándonos más a su crudeza, tal vez podría ser escribiendo en el momento que te ocurre el hecho; sin embargo, es probable que no tengas tiempo para ello, en medio de la situación. He estado en casos muy próximas a eso, aunque ando con mi cuaderno, la realidad te impide hacer registros. 


Finalmente, ¿porqué nuestra memoria no es capaz de recordar o porqué  somos así?. El único camino para la respuesta es la evolución, la sobrevivencia, de lo contrario nos hubiéramos extinguido.

Así, ni bien había terminado de pensar en ello y hacía rasguños en mi cuaderno, presentaron en la TV a daneses invadiendo un supermercado, con el fin de adquirir productos; de manera similar en otros supermercados en Lima y Arequipa. 

¿Qué es eso?, me pregunté, acaso los países nórdicos no son los mejor educados, los países del bienestar, y ejemplos de ciudadanía. Total se portan igual que los peruanos. 

Pero, la clave de la explicación vino, luego, en otro noticiero, vi que decenas de monos en la plaza principal de Tailandia se disputaban con furia un pedazo de comida, por la falta de turistas. 

Entonces, poniendo en la vitrina, estos comportamientos nos muestra que somos parte de la evolución. Y, obviamente recordé que somos máquinas de sobrevivencia, prevaleciendo nuestra esencia evolutiva, el gen egoísta, el inmortal gen. 

Y que la educación, o el estudio, lo único que hace es disimular o amenguar el efecto de este gen. Recordé en el acto a C. Darwin (1859) y su libro (El origen de las especies) y por su puesto a R. Dawking, y su obra maestra (El gen egoísta). 

No hay duda que los humanos somos carruajes mortales manipulados por genes inmortales

Ustedes qué dicen, por la supervivencia qué harían, se comportarían altruistamente. 

Hago la aclaración que no propugnamos el egoísmo; sino, es la explicación biológica de la selección natural y que por más esfuerzos que hagamos él sobrevivirá. 

Los atisbos de altruismo que solemos tener no son sino para perpetuar nuestros genes egoístas.

Lo anterior no contradice que como ciudadanos queramos una sociedad, generosa, altruista; sino, advierte que a pesar de esos genes somos la única especie que puede pensar y discutir su existencia y basado en eso, es capaz de constuir o realizar, actitudes, hábitos y cultura distintos a los mandatos del gen egoístas. Ese es el reto.

La Pluma del Viento
San Miguel, 12 de Marzo de 2020

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