EL PERÚ : LA CASA LIMPIA ESPERANZA EN LA JUVENTUD
Las
mañanas de los días sábados y domingos, para mí comienzan muy temprano, a las 5
de la mañana, despierto antes que suene el celular programado para las 6:15,
para salir a trabajar; enciendo la pequeña pantalla del velador, y leo la
revista o libro que está al alcance de la mano, luego como a las 7 hago un alto
para dejar que la Pluma, esboce la nota, que pondré a consideración de mis
exigentes oyentes del programa el ZAGUAN DE OROPUQUIO.
Esta
mañana, y como seguro ocurrirá todas las semanas de julio, nuestra mente nos
lleva a nuestra patria. En esta oportunidad, imaginé a nuestro Perú, desde
Tacna a Tumbes, costa, sierra y selva, como nuestra casa, y que,
independientemente del tamaño que fuera, y donde estuviera ubicada, sea en
Chiquián, Aquia, Huasta, Ayabaca o Urubamba, siempre que nos referimos a
nuestro hogar, la queremos limpia, pintadita, adornada.
En los años 60 en mi
niñez en Chiquián, veía a las señoras, sin demostrar frío, barrían las
veredas frente a su casa, con escobas de mano inclusive, las veredas, no
eran de cemento, nuestras madres las regaban con agua y cariño, las
piedritas de todo el pueblo brillaban relucientes cada mañana con la llegada
del sol. Era una expresión de respeto a su casa, y a sus habitantes.
Acaso,
eran más instruidas, con más escuela o con más universidad. Claro que no, no
necesitaban eso, porque esa información formaba parte de sus genes, de su
entorno, de su sociedad, de sus costumbres, de su ETHOS, que les decía que la casa por humilde que fuera debe lucir limpia,
desde afuera hasta dentro.
Eso
también se reflejaba, en las ropitas, zurcidas, pero limpias, y planchadas
cuando los niños, convergíamos por las diversas calles camino a la misa
dominical.
Esos
recuerdos, contrastan, con lo que vemos hoy en nuestro Perú, cuando hay
más universidades, más tecnología, más conocimiento, que se desbordan en
diplomas, computadores, laptops, tablets, etc.
Sin
embargo, nuestras fachadas, esquinas y avenidas lucen sucias, arrojamos sin
vergüenza desperdicios a las calles, ríos, lagunas y mares.
Entonces
nos preguntamos, ¿eso es querer a tu patria, a tu
familia, a tu gran casa?.
Por
eso, en este mes de julio, de homenaje y recuerdo a nuestra patria,
convirtámoslo, también, en el mes de renovación, de limpieza de nuestro hogar,
desde su fachada hasta sus interiores, del cual formamos parte.
Dentro
de nuestra casa, quisiéramos que los padres que la dirigen, y los hijos que son
el presente y futuro, guarden sus roles, se respeten, sin autoritarismo, con
más diálogo, a fin de que juntos alcancen, sus propósitos y un futuro mejor.
Cosa que no se lograría si en la casa, hay peleas constantes, mentiras, robos y
demás conflictos.
En
consecuencia, cuando vemos a nuestro Perú en estos días, al Presidente de la
república, y los ex presidentes, que se pelean, permanentemente; a los
congresistas que, zurrándose en la decencia, pactan con la corrupción, y la
impunidad, con el
fin de alcanzar sus intereses, olvidándose de su casa, de su patria, y de sus
electores.
Claramente,
nos damos cuenta que ese no es el camino para tener esperanzas de una patria
mejor, por eso bienvenidos los jóvenes que,
mostrando esa limpieza interna, salieron a las calles para impedir la
consumación de ese pacto infecto entre el poder Ejecutivo y Legislativo,
en contra de su “casa” y de sus habitantes, el pueblo peruano.
Cierro
la ventana, con alegría, pues viendo a nuestra juventud, estudiosa, valiente, y
activa, nos da la esperanza que nuestra casa, nuestro Perú, será cada día
más limpio, y que los tiempos por difíciles que se presenten, serán superados
exitosamente por los nuevos dirigentes que amen la casa limpia.
La
Pluma del Viento
Lima,
21 de julio de 2013
Esta
es la presentación el día de hoy en el Programa "El Zaguán de
Oropuquio", de Radio Independencia a las 9:30 horas.
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