EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ



Hoy mientras el fuego sacude los cimientos de un hotel, y los rieles del tren se derriten. Brotan en la mente las imágenes de los jóvenes adolescentes rechazando el alza del pasaje. Niños de 13 a 15 años, se solidarizaron con el esfuerzo de sus padres que a pesar de todo, no les alcanza para alimentarlos o para curarse o para pagar sus estudios.

- No va más esto, mucha desigualdad. Mi padre se raja 14 horas trabajando y estos ricos se cagan de plata sin hacer nada.

Se tomaron de las manos y sin decirles nada a sus padres, irrumpieron en las estaciones de los trenes y decidieron no pagar nada, simplemente,

- Que se vayan a la mierda estos ricos. Esta vez nosotros no pagamos nada.

Y, eso ocurrió, no una sino decenas de veces. Hasta que le siguieron también los adultos, y todos los que allí estaban. Sin embargo el gobierno no soportó y fueron arrasados por la policía. El presidente del país, un fino seguidor de Pinochet, les declaró la guerra. Sin embargo los jóvenes le respondieron.

- Aquí la única guerra es contra, la desigualdad, por la dignidad de mis padres y abuelos que se mueren de hambre luego de trabajar 40 años. Aquí la única guerra es contra un mala educación. Contra el alza de los servicios.

La sociedad entera se dio cuenta que sus hijos, los adolescentes, sufrían lo que le ocurría a sus padres y abuelos. Los abuelitos, tan queridos, y que los habían engreído de niños, ahora eran pobres. Con los 240 dólares que le entregaba la AFP, después de jubilados. Ellos se mantenían ocultos, no salían de su casa, se habían aislados porque no podían pagar nada afuera. Entonces, los nietos dijeron,

- Basta mierda, ahora o nunca. Esto tiene que cambiar. Chile no puede tratar así a mis abuelos. Cierren las AFP.

Salieron a las calles, se les juntaron los mayores, y así todos, en unidad se enfrentaron a ese presidente que les declaró la guerra. Y, lo hicieron con cantos, con el corazón abierto. Pero el pinochetista, recordando su pasado, de hace 30 años, decidió arrasarlos y como para que recuerden cómo murieron sus bisabuelos, les tiró el ejercito.

El mundo recordó cómo Pinochet apagó las voces socialistas a punta de balas, y ahora Piñera hacía lo propio. Pero no contaron con que los jóvenes, eran fuertes e indomables, eran los mismos araucanos y mapuches que venían con la historia de venganza. Y, recordaban a sus familiares desaparecidos y asesinados en el estadio nacional o arrojados al mar desde aviones o masacrados en cárceles por hacer lo mismo, reclamar. Estaban a prueba de todo.

Se hicieron del triunfo. Humillado Piñera, tuvo que pedir perdón. Sabía que estaba a un paso de ser echado de La Moneda, y depuesto por la fuerza de la memoria. Qué  está muy presente en la juventud y en el pueblo chileno.

Cantando las canciones de sus cantores rebeldes e inmortales como Victor Jara, nos dieron una lección a las américas. Advirtiéndonos cuál camino a seguir en nuestros países.


https://youtu.be/JNmFqQ4v6NM

El derecho de vivir
Sin miedo en nuestro país
En conciencia y unidad
Con toda la humanidad
Ni nunca lo borrará
El surdo de la hermandad
El derecho de vivir en paz
Con respeto y libertad
Nuevo pacto social
Dignidad y educación
Que no hay desigualdad
La lucha es un explosión
Que funde todo clamor
El derecho de vivir  en paz
Es la paz nuestra canción
Es fuego de puro amor
Es valor junto al amor
Olivo de la unidad
Es el canto universal
Cadena que hará triunfar
El derecho de vivir en paz.



La Pluma del Viento
Lima, 28 de octubre de 2019


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