El chilcano acompaña la memoria



Al rededor los ambientes a medio llenar, es la hora del almuerzo; aquí  es tradicional el desayuno; sin embargo, se encuentra lo básico para el medio día,  por ejemplo una entrada que puede ser un ceviche, rocoto relleno, o tamales  podría ser suficiente cuando se viene de pasada, y no quiere retornar a casa sin visitar este lugar especial;  mayor es este deseo porque así como va la  tercera ola, será prohibitivo salir por lo menos  hasta junio cuando la ola haya amainado y volvamos a caminar sin problemas pero con las mascarillas. 

Así que mi pedido fue simple una papa rellena y un chilcano tradicional pero no helado. Me volvió la intención del trago clásico limeño, porque no hace mucho, fui a llevar un librito a una amiga muy representativa de Chiquián, cuando llegue me invitó a pasar a su sala, un ambiente de paz muy bello, y cuando me propuso qué beber por el calor inmenso que se imponía, le dije solo agua, empero, ella retrucó, no quieres un chilcano. Bueno esa propuesta cuadraba con la hora, casi las 12 de la mañana, y hacía mucho tiempo que no había bebido este trago. Entonces sin duda ni murmuraciones le respondí,  excelente, eso me caerá a pelo. Claro justamente porque en verano este es un trago perfecto. Le solicité que no le pusiera mucho hielo, porque este pechito no es muy fuerte; derrochando la amabilidad de siempre, me contestó con un contundente ¡Claro que sí!. 

Este trago peruano está hecho para la conversación, cada sorbo refresca la memoria, y permite viajar en el espacio y el tiempo. No es cuestión solo de las cantidades en la preparación, lo  principal es el  pisco, me subrayó con voz de conocedora. Estas opiniones son bien recibidas porque en el acto lo compruebas, no se siente que hubiera mucho pisco, ni que el limón se pasara de ácido, hasta el dulzor no era excesivo. Esa es la fórmula que me pareció perfecta.

Ahora aquí con la papa rellena, y sin diálogo también el chilcano se acopla, no obstante, y por comparación con mi experiencia citada, creo que los chilcanos debieran ser helados, por tanto al que pedí sin helar le faltó unos cubitos de hielo, así que le pedí y me lo trajeron, empero, no se igualó a aquel brindis que hice en la casa de Martita, la amiga de mi hermana mayor, vecina de la calle Saenz Peña de Chiquián, pero sobre todo del barrio de "ago calle". Nuestros padres maestros de primara, nos legaron la costumbre de la lectura, el amor la cultura, que se extiende a todas las áreas del conocimiento. Pero, ella no solo siguió la carrera de educación, sino también del arte, porque se convirtió en una de las mejores bailarinas de marinera del Perú, la solía ver en la TV cuando se realizaban los campeonatos en Trujillo. Todo eso hablamos acompañados de ese chilcanito, y le agradecí por ese brindis pero sobre todo por la amabilidad chiauiana hacia el conocimiento integral es decir de de letras, números y arte. 

Saluu, chilcano motivador de la conversa.







La Pluma del Viento

Pueblo Libre, 12 de enero de 2022


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