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Mostrando entradas de junio, 2025

EDGAR , EJEMPLO DE VIDA

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En su casa, en ese mismo lugar donde antes habíamos celebrado su aniversario entre risas y brindis, ahora nos encontrábamos escuchando su voz serena mientras nos llevaba por los caminos de su vida: algunos trazados con rosas, otros con espinas. Eran los primeros años de los noventa. Por necesidades del trabajo y con la llegada de nuevos técnicos, me encontré (yo ingresé al IPEN unos seis años antes) con un grupo selecto de técnicos recién egresados en tecnología nuclear. Entre los diez o doce mejores estudiantes que se incorporaron al IPEN estaba Edgar, técnico electrónico egresado del prestigioso Cueto Fernandini. Él se unió al equipo de mantenimiento electrónico en la sede central de San Borja, donde compartía labores con otros especialistas del área. En aquella época dorada, entre los años ochenta e inicios de los noventa, el IPEN vibraba con intensa actividad deportiva. Fue en esas canchas donde vi por primera vez a Edgar defender con pasión los colores de su equipo: Mantenimient...

CÓMO NO SER ASÍ

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Somos lo que nos cobija, donde por primera vez lloramos Allí sellamos nuestro futuro ser Entonces, ¿cómo no ser así?   Aquella madrugada fresca aprendí el olor a nieves pulcras; sentí que viviría con el aroma del verde percibí que las lluvias eran cantos al alma   Cómo no amarte naturaleza si construiste mi camino a la libertad, si de tus aguas limpias amé las flores, si contando los rocíos, entrené mis números?   La justicia y la valentía brotaban de tu historia Los jinetes lucían esplendor entre avellanas Las bandas musicales unían en agostos religiosos ¿Cómo no ser verde y rojo si competí con ellos?   Las crónicas, los guiones, las partituras nos acompañaron entre aulas, desfiles. Ora pizarra, ora teatro, ora sembríos, ¿cómo no amar, la ciencia, la música y la poesía? Si nací en el ande libre como el viento, cómo no pensar sin ataduras Si nací entre nieves límpidas cómo no amarte madre y padre   Si ...

NACÍ EN EL ANDE

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Todos tenemos un origen: es el lugar donde nacemos, donde se impregnan los latidos del entorno en cada gota de nuestra sangre. En nuestras neuronas se graban las sensaciones profundas del universo; también, nuestros sentidos se nutren de sus colores, de sus sabores… hasta el viento que trae el mes se vuelve propio desde que nacemos. En aquel lugar, mis primeros hálitos sintieron el aire fresco y claro que venía de los prados verdes y de las nieves de la cordillera. A través de las paredes de mi dormitorio, oía el goteo del rocío que cobijaba los alfalfares nutritivos. En mi tierra, situada a 3350 msnm, cuando evoco mis inicios, siento que me formé amante del silencio, admirador de la naturaleza, y del canto de las aves que acompañaban mis caminatas cotidianas hacia los campos, al encuentro de becerritos, vacas y pasto matinal; eran mañanas plagadas de alegría y paz. ¿Cómo no amar los poemas, si todos los días escuchaba el canto de ruiseñores, el cariño de la lluvia que abrazaba n...

AMIGO TECNOLÓGICO

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El azar está presente siempre: unas veces para el gozo, otras, en la dificultad o tristeza. Ante todo, enfréntalo sin temor. Puedes estar en el infinito o solo, sin compañía. Siempre, habrá quien ayude: tal vez un objeto… o el viento.  Mas en tiempos tecnológicos, cuidado: lo digital ha inundado el universo. Hasta el alma ostenta un código QR, el color, el eco, mi voz… tienen password.  No me incomoda lo moderno, pero ¡qué difícil es seguirlo! Reclamo mi ingravidez científica, le pido a la naturaleza colaboración.  Escucho en solitario el eco del Big Bang. Nadie me da la mano. Este producto no responde. Hasta que un espíritu se apiadó… y llegó.  Fue la mano, la idea, el amigo inseparable. Pasó su índice… y se resolvió. La máquina lo entendió, lo reconoció. Se sonrieron como cómplices.  Comprendí que el saber es único. Salvada mi dificultad repentina, camino feliz con la tecnología. Aunque solo lo entiendan los técnicos, me bas...

A PESAR DE TODO

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Un día como muchos, mi jornada laboral había llegado a su fin. Desde las 7:30 hasta las 15:30 estuve cumpliendo mis labores, como es habitual. Soy de los que suelen salir casi al último, cuando ya los buses se han marchado y solo quedan aquellos que tienen movilidad propia o prefieren quedarse un poco más. El lugar donde trabajo está algo alejado, y sin esos buses —cuatro unidades de unos 60 pasajeros—, no es fácil encontrar transporte público o taxis. Cerca de las 16:00, me dirigí a mi auto. A unos 15 metros de distancia, saqué la llave y presioné el botón para abrirlo, esperando la respuesta habitual: el claxon sonando y las luces direccionales parpadeando. Pero esta vez no ocurrió nada. Repetí la acción dos o tres veces. Nada. Pensé que quizás había dejado las luces encendidas y la batería se había descargado. Mientras evaluaba la situación, algunos trabajadores, que aún no se habían retirado, se acercaron para ofrecer ayuda. Eran compañeros del área de talleres, expertos en mec...

MIENTRAS EL CORAZÓN LATE

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  Qué sublime es el aire cuando se recibe en salud. Mente sana en cuerpo sano , ¡qué mensaje tan vital y divino! En este torbellino cotidiano difícil es hallar espacios de salud. Vivimos atrapados por el trabajo, como si el cuerpo fuera eterno. Pero muchas veces, tarde es cuando duele. Mientras el corazón late, parece suficiente. Creemos que la juventud es permanente, Sin embargo, de pronto, ya somos setenta. No tomamos previsiones. Somos cuerpo y mente de urgencias. Ignoramos el malestar si no nos detiene. Sabio es cuidarse mientras sano estas. No hacen falta comodidades. Cuando la mente decide cuidarse, cualquier rincón se convierte en templo. Empieza hoy. Solo eso basta. Mis pulmones aspiran profundo, mis pasos se afirman mejor, mis brazos y músculos responden: esta rutina es vida. Es salud. Padre. Madre. Ustedes me acompañan en cada paso, en cada suspiro. No me arredran las dificultades, porque siempre recordé su mensaje: Mente sana en cuerp...

MENTE SANA CAMINANDO SANO

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Había ido múltiples veces al médico, y al revisar los resultados de sus análisis, la conclusión siempre era la misma: —Camine al menos 30 minutos diarios. Parecía una tarea sencilla. Pero como científico, su trabajo había sido mayormente sedentario: horas sentado en su oficina, en su casa, o desplazándose siempre en auto. Hasta para ir al barbero usaba el carro. El automóvil, más que herramienta, era ya una extensión de su cuerpo. Una mañana, mientras trabajaba desde casa en modo virtual —pues ya se había jubilado—, se levantó de su escritorio a las 12:30. Le dolía la espalda. Caminó unos pasos y, como aún faltaba una hora para el almuerzo, se dijo: "¿Por qué no caminar aquí mismo?" No le agradaba salir a la calle a paso rápido, y menos aún al parque, que quedaba a dos cuadras. Le molestaban los canes sueltos, y no le entusiasmaba usar ropa deportiva en público. Sin embargo, admiraba profundamente a quienes salían todos los días a caminar, a cualquier hora, con una reg...