Carta a los Hermanos Chilenos: Por la Razón y Por la Paz
Durante la semana pasada la noticia principal fue la entrega de la memoria del gobierno peruano a la Corte de la Haya, respecto al conflicto de límites entre Perú y Chile. Escuchamos y vimos las opiniones de los representantes políticos de ambos países. Incluidos la de los respectivos presidentes de ambas repúblicas. Pero, ¿qué decimos los de a pié, tu o yo, mi querido amigo o amiga?. Nadie nos entrevista, ni nos pregunta. ¿Vale nuestra opinión?. Yo creo que sí. Y mucho. A mí personalmente me interesaría, conversar con más peruanos y también con chilenos. Porque tengo la convicción que la mayoría de nosotros, no considera de importancia hacer una guerra por unos kilómetros cuadrados. Sin embargo, mi estimado amigo o amiga, con fines de paz, deberíamos ponernos de acuerdo definitivamente y evitar que año tras año, sigamos con las permanentes discusiones de límites.
Cuando viajé a Arica y visité la ciudad, noté que había mucho mas limpieza y orden que en la vecina Tacna, por lo que a mi acompañante le comentaba, me gustaría que los chilenos estuvieran en mi pequeño pueblo de Chiquián, para ordenarlo como Arica. Igualmente subí al morro, aquel histórico lugar donde Chile inició su triunfo en la Guerra del pacífico. Nos explicaban como ocurrió la batalla. Todos esos hechos consideré importantes recordarlos. Pero mientras más los recordáramos, de esa manera, nuestros pueblos jamás se sentirían amables los unos a otros. Una historia vencedora escrita a su modo por los chilenos, y otra historia perdedora escrita, también a su modo, por los peruanos. Es decir, mirando nuestras historias de confrontaciones, las vallas se agrandan cada vez tornándose imposible superarlas. Por ello en mi opinión, la única salida para poder vivir en paz en el futuro, es borrar para las generaciones nuevas, esas formas de presentar la historia. Pero como parece imposible borrarla, nos queda solo un camino, propio de la gente racional y pensante. Recurrir a un organismo internacional que zanje de una vez y para siempre esta situación. Entonces, ya que hemos entrado (desde el 20/03/2009) a esa vía definitiva de solución pacífica, no miremos mas allá de eso, no escarbemos nuevamente en las opiniones guerreristas sea de Chile o Perú, cerrémosle espacio a todos esos que redoblan tambores de guerra, déjennos vivir como queramos dentro de nuestros territorios y que los abogados y gente especializada, se confronten en ese organismo, en ese espacio y solo ahí. Para que luego del resultado final que dé este organismo, se estirpe por siempre esta piedra hiriente que impide la convivencia de peruanos y chilenos como gentes civilizadas y racionales que aman la vida.
Por eso el camino que debemos buscar es el de la razón y no el de la fuerza. De otro modo, ¿para qué existirían los organismos judiciales si desconocemos sus resultados? O, ¿de qué serviría tener ciudades limpias, bien ordenadas si empleamos la fuerza para desconocer la razón o la decisión de un juez? Volveríamos al desorden, a las épocas del mas fuerte, del “hombre es el lobo del hombre”, o del caos y la desestructuración de la sociedad.
Es momento estimado hermano o hermana chilena, que traslademos nuestras desavenencias y desencuentros momentáneos al cuadrilátero de la Corte de la Haya, y no oigamos las voces de promotores de conflictos, traficantes de guerras, representantes de los grandes negociados de armas, que incentivan confrontaciones cuando ellas deben superarse por la razón y no por la fuerza. Nosotros, somos pueblos con grandes cantidades de ciudadanos en extrema pobreza, de ahí que necesitamos de esos dineros, para llevar, comida, medicina a nuestros hermanos del ande, en lugar que se gasten en tanques, aviones, barcos y balas, símbolos de muerte y destrucción, como se ha visto recientemente en Irak y Palestina. ¿Se imaginan hermanos, chilenos, cuántos años han transcurrido de la guerra del pacífico y aun no podemos olvidarnos?. Entonces, ¿cuántos años más tendrían que pasar para cerrar las nuevas heridas que se abrirían si ocurriese una nueva guerra?
Esto nos debe hacer reflexionar y cerrar el paso a los uniformados o no que en poses desafiantes, aventureras, en ambos lados, hablan de sus poderíos, de fuerza y destrucción y no de la razón y paz. Siento y les digo, que muchos como yo, en ambos países, desean que termine esto de una vez, por el único camino que el ser humano debe transitar que es el de la razón, la decencia, el respeto a las leyes y amor a la vida. Solo así, con seguridad, futuramente no hablaremos más sobre límites, y sepultaremos estas discordias para siempre y dejaremos que nuestros hijos y las nuevas generaciones vivan construyendo nuevas historias. Historias de hermandad, de progreso entre dos países vecinos y jamás recordando historias de guerras.
Las Pluma del Viento
Lima, 22 de marzo de 2009
Cuando viajé a Arica y visité la ciudad, noté que había mucho mas limpieza y orden que en la vecina Tacna, por lo que a mi acompañante le comentaba, me gustaría que los chilenos estuvieran en mi pequeño pueblo de Chiquián, para ordenarlo como Arica. Igualmente subí al morro, aquel histórico lugar donde Chile inició su triunfo en la Guerra del pacífico. Nos explicaban como ocurrió la batalla. Todos esos hechos consideré importantes recordarlos. Pero mientras más los recordáramos, de esa manera, nuestros pueblos jamás se sentirían amables los unos a otros. Una historia vencedora escrita a su modo por los chilenos, y otra historia perdedora escrita, también a su modo, por los peruanos. Es decir, mirando nuestras historias de confrontaciones, las vallas se agrandan cada vez tornándose imposible superarlas. Por ello en mi opinión, la única salida para poder vivir en paz en el futuro, es borrar para las generaciones nuevas, esas formas de presentar la historia. Pero como parece imposible borrarla, nos queda solo un camino, propio de la gente racional y pensante. Recurrir a un organismo internacional que zanje de una vez y para siempre esta situación. Entonces, ya que hemos entrado (desde el 20/03/2009) a esa vía definitiva de solución pacífica, no miremos mas allá de eso, no escarbemos nuevamente en las opiniones guerreristas sea de Chile o Perú, cerrémosle espacio a todos esos que redoblan tambores de guerra, déjennos vivir como queramos dentro de nuestros territorios y que los abogados y gente especializada, se confronten en ese organismo, en ese espacio y solo ahí. Para que luego del resultado final que dé este organismo, se estirpe por siempre esta piedra hiriente que impide la convivencia de peruanos y chilenos como gentes civilizadas y racionales que aman la vida.
Por eso el camino que debemos buscar es el de la razón y no el de la fuerza. De otro modo, ¿para qué existirían los organismos judiciales si desconocemos sus resultados? O, ¿de qué serviría tener ciudades limpias, bien ordenadas si empleamos la fuerza para desconocer la razón o la decisión de un juez? Volveríamos al desorden, a las épocas del mas fuerte, del “hombre es el lobo del hombre”, o del caos y la desestructuración de la sociedad.
Es momento estimado hermano o hermana chilena, que traslademos nuestras desavenencias y desencuentros momentáneos al cuadrilátero de la Corte de la Haya, y no oigamos las voces de promotores de conflictos, traficantes de guerras, representantes de los grandes negociados de armas, que incentivan confrontaciones cuando ellas deben superarse por la razón y no por la fuerza. Nosotros, somos pueblos con grandes cantidades de ciudadanos en extrema pobreza, de ahí que necesitamos de esos dineros, para llevar, comida, medicina a nuestros hermanos del ande, en lugar que se gasten en tanques, aviones, barcos y balas, símbolos de muerte y destrucción, como se ha visto recientemente en Irak y Palestina. ¿Se imaginan hermanos, chilenos, cuántos años han transcurrido de la guerra del pacífico y aun no podemos olvidarnos?. Entonces, ¿cuántos años más tendrían que pasar para cerrar las nuevas heridas que se abrirían si ocurriese una nueva guerra?
Esto nos debe hacer reflexionar y cerrar el paso a los uniformados o no que en poses desafiantes, aventureras, en ambos lados, hablan de sus poderíos, de fuerza y destrucción y no de la razón y paz. Siento y les digo, que muchos como yo, en ambos países, desean que termine esto de una vez, por el único camino que el ser humano debe transitar que es el de la razón, la decencia, el respeto a las leyes y amor a la vida. Solo así, con seguridad, futuramente no hablaremos más sobre límites, y sepultaremos estas discordias para siempre y dejaremos que nuestros hijos y las nuevas generaciones vivan construyendo nuevas historias. Historias de hermandad, de progreso entre dos países vecinos y jamás recordando historias de guerras.
Las Pluma del Viento
Lima, 22 de marzo de 2009
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