La Carretera A Roca : Homeje a la Memoria de don Alfonso Cerrate

Era el viernes 11, 9:45 pm, habíamos concluido apurados una charla en la Universidad Tecnológica del Perú (UTP). En la puerta de la casa nos esperaba el carro 4x4 de Carlos y Nico Cerrate, como habíamos quedado el sábado 5 de febrero, para acompañarlos a visitar la obra de la carretera a Roca y Cuspón que se está trabajando con el esfuerzo desinteresado de estos hermanos chiquianos.


Nuestro plan sería pernoctar en Barranca y salir a las 6 am, para llegar en la mañana a nuestro objetivo. Luego de pasar lentamente la estrecha panamericana que da frente al terminal de Fiori, llegamos a la casa de nuestro amigo Gelacio Tafur, que desde lo alto de su casa avistaba cual vigía su nietecita, y en acto concertado y automático llamó a Gela, quién se unió al equipo, no sin antes traer buena música para acompañar el viaje.


Entre anécdotas y reminiscencias de nuestra juventud en Chiquián, Huaraz o Lima, íbamos recortando los kilómetros que nos separaban de nuestro objetivo, acompañados de hermosos huaynos ejecutados por orquestas y bandas. Por su puesto que recordamos a nuestros viejitos (don Antonio Zúñiga, Nicanor Cerrate, Silverio Tafur, que junto a nuestras madres Luzmila Gamarra, Juana Angeles y Teodosia Anzualdo) de cuyo esfuerzo y enseñanzas, nos alimenta el sentir por nuestros pueblos lazos invisibles de amor y preocupación.

La neblina tupida en la subida de Cajacay a Conococha, se desvaneció cuando llegamos a los 4 mil metros de altura de la Pampa de Lampas, y ya por la carretera que va a Ticllos, Corpanqui, Llaclla, divisamos el manto verde de la Punas, los corrales, las casas bajitas con techos de hichu, tiraban sus humaredas al viento dibujando un paisaje de nostalgia por los meses entre enero y marzo vividos en ellas. Esta era la puna de doña Catalina Alvarado, esta de Silvia Gamarra, esta de Margarita Calderon y la mía es esta GashiRagra, recordaba Gela, mostrándonos los pozos donde preparaba el Tocos, e incluso una pocita que era la piscina donde daba sus chapuzones de agua helada. “Cuando se es niño no se siente nada ...”, su voz se entrecortaba cuando miraba, la planicie casi infinita, con cúmulos de agua es un pantanal.
“un día montado en mi caballo retornaba a casa tranquilamente, por cortar camino decidí tomar cierta vía, a la cual el caballito se resistía fuertemente, pero insistí tanto, que cuando el caballo dió un paso adelante se detuvo impotente mientras se hundía, asustado y llorando, quedé inmóvil, de pronto el caballito con el fango casi en sus narices, hizo un último esfuerzo, y saltó al costado donde recuperó altura y nos salvamos. Así que en adelante dejé que el caballito decida el camino a casa.... “.


Divisando hacia las cumbres nos mostraba admirado y preocupado.



“Aquí comenzaba la nieve ahora como ves ya no existe”.


La desglacialización es un hecho en nuestros nevados, alertándonos y demostrándonos que la naturaleza está cobrando el mal uso que el hombre le da a sus riquezas.


No todo era deslumbramiento y belleza en el camino muy cerca quedaba la puna de Fabio Rivera quién sentado divisaba la carretera y parecía esconderse entre el sombrero, gorro, bufanda y poncho. Estaba acompañando a su mamá y muy pronto se regresaría a Lima, los ojos grandes y los escasos bigotes no ocultaron el seño fruncido que reflejaba su cólera y rabia :

“Ahí abajo se ve un cerco de alambres, ¿lo ves?., allí, antes, nosotros podíamos pastar a nuestros huachis (los mas pequeños), pero ahora no podemos porque la Comunidad de Roca, ganó en un juicio a la Comunidad de Chiquián estos terrenos que antes nuestros abuelos los tenían los compartíamos tranquilamente. Por eso venimos mas seguido para impedir que nos desalojen, en cualquier momento ellos vienen y ponen sus chozas en los terrenos que eran nuestros y por no pelear tenemos que abandonar, por ejemplo esta casa grande y corrales eran de la Sra. Cata ahora es de los roqueños”.


Compartimos con él unos oportunos panes que en Barranca había comprado Nico y continuamos el viaje, preocupados por lo escuchado. ¿Pero quién no tiene ningún animalito merece continuar con la propiedad?. ¿Quién tiene inmensos terrenos sin uso tiene derecho a invadir otros?.


En el tablero del vehículo marcaba 3980 m de altitud y 10° C de temperatura, eran las 10:00 a.m. cuando se inició el desvío de la carretera al distrito de Roca, una carretera que fue construida hace casi 40 años, con poco menos que 3 metros de ancho, haciéndose muy difícil el acceso sobre todo en temporadas de invierno. Durante el descenso la neblina impedia ver las profundidades del paisaje, nos consolamos viendo los cercanos sembríos de papa, bien adheridos en la pendiente bastante empinada. El manto verde que cubría los terrenos indicaban la presencia de agua sea por lluvias o acequias, no se veían animales vacunos, este debe ser un pueblo poco de leche y carne.

El fuerte sonido a motor anunciaba la presencia de la máquina, en la curva siguiente dejamos el carro para aproximarnos y ver de cerca cómo, el tractor frontal levantaba arbustos, piedras y aplanaba el piso dejando la carretera ancha, unos 6 metros, limpia lista para transitar, era impresionante ver a una maquina levantarlos como papelitos, los obstáculos que para abrir las carreteras antiguamente, llevarían mucho tiempo y esfuerzo de muchos braseros. El clima, la tierra húmeda y la ausencia de polvo, ayudaban enormemente el trabajo según comentaba Carlos,


“Los celosos y engreídos Apus no querían que se produjese el ensanchamiento, pues hasta en tres oportunidades la maquina no funcionó, dos veces tuvieron que devolverla a Lima para su reparación. Luego de una chacchada la noche entera, el cerro se doblegó, y hoy se trabaja tranquilo”, nos comentaba un poblador. Yo creo en eso decía Nico, sacando cuenta las experiencias vividas.

Continuamos el viaje y llegamos a la plaza de armas de Roca, la neblina aún permanecía en la ciudad dando una visibilidad poco mas de 100 metros, nuestra llegada inusitada permitió ver con naturalidad, la vida cotidiana de este antiguo pueblo. Si bien es cierto veníamos para ver la carretera, sin embargo la primera impresión chocante fue observar a los niños, en llanque, con los deditos embarrados, las caritas y manitas quemadas y sucias, jugando con su ruedita de llanta y alambre, nos recordaba nuestros primeros juguetes de la infancia en Chiquián. Los panes que llevamos de Barranca resultaron solicitados desapareciendo todos en el acto. Qué será de estos niños en diez años mas?, nos preguntábamos. Cómo será su nutrición?. Qué enfermedades estarán cobijando?, Qué rendimiento escolar tendrán?, en fin. Mientras esto turbaba la mente apareció una ancianita, en peores condiciones aún, que había conocido a don Silverio, trayéndonos un platito de papas pequeñitas, frías, “ ya que estos avaros no traen nada aquí les he traído esto”, en un quechua dulce y comprometedor, nos conminó a comer todo, dejando incómodo al alcalde que ajetrosamente convocaba a uno y otro poblador al local de la Comunidad. Mientras todos esto se organice, continuamos a ver los avances de la carretera Roca – Cuspón, a la salida del pueblo pasamos por la Escuela, construida durante los años des servicio del recordado maestro don Juan Bueno, una escuela bonita, de patio amplio rodeado de aulas, techo de calamina, remodelada en 1978.


Se sabía que una maquina cargadora frontal mas pequeña, estaba cedida por el consejo de Bolognesi para hacer el trabajo de abrir trocha, y luego la maquina grande vendría a completar la carretera con el ancho de 6 metros. Desde hacía 30 días esta maquina no había avanzado mas de 200 metros, pues había encontrado una piedra que requería volarla y la dinamita no llegaba hasta ahora, a pesar de los esfuerzos de los pobladores que eran mecidos de un lugar a otro. Frente a esto, los hermanos Cerrate cedieron una compresora y se adquirió la dinamita necesaria, de forma que ese nudo ahora podría vencerse .


Al retorno a la plaza de armas nos esperaban en el local comunal las autoridades del pueblo el alcalde y el presidente de la comunidad de Roca, el alcalde y el presidente de la comisión pro- carretera de Cuspón, el gobernador y otros ciudadanos, donde nos invitaron un desayuno, a las 11:45 de la mañana, una sopa de sémola, sin atisbos de carne, papa y queso. El estomago que toda la mañana había rugido por el frió al fin se vio complacido con este sabroso plato caliente, que se elevó de categoría cuando Carlos sacó un fino vino tinto hecho con uvas Argentinas.
Después de terminar este desayuno-almuerzo, las autoridades y ciudadanos presentes, tomaron la palabra, haciendo notar su alegría y emoción de tener cerca la carretera, que han esperado decenas de años, el sueño de sus abuelos se está haciendo realidad, los esfuerzos de don Alfonso Cerrate sus sobrinos lo están culminando. Estas personas a pesar de las difíciles condiciones en que viven, tienen que darse tiempo y dinero para viajar a Chiquián, a Huaraz a veces a Lima, y lo lamentable es que vuelven con las manos vacías, su impotencia y frustración nos lo comentan como esperando que le diéramos solución, para ellos el centralismo comienza ya en la capital de la provincia, imaginen entonces como será en la capital de la republica. Observándolos a estos hermanos nuestros, incita compañerismo, deseos de entregar algunas horas de nuestros días de trabajo.


Viendo estos lugares provoca admiración al recordar el gran esfuerzo que habrían hecho los maestros de antes, que a lomo de bestia o a pie, levantaban escuelas, campos deportivos, transportaban libros, alfabetizaban a adultos y enseñaban a los jóvenes. Cuántas veces habrá pasado por estos caminos mi padre don Antonio Zúñiga junto a su hermano don Juan Fuentes o mi tía Alicha Soto. Mientras contaba en casa estos pasajes, mi hermano Marco me comentaba que mi madre había llegado a Roca cargando a mi hermano Uli, para canjear productos por papa, qué fuerte habrá sido ella, me digo, si hoy a mis 50 años muy dificultosamente subía el camino en medio de las hermosas flores silvestres del kenual, que Gela insistía en retratar tanta belleza.
Que importante es visitar los lugares de nuestra provincia, sentir en carne propia sus necesidades y posibilidades, sería bueno ir con nuestros hijos sean niños o jóvenes, por ejemplo Carlos estaba con su hijo de 10 años, era la tercera vez que visitaba el trabajo de carreteras, un día continuará este trabajo, y espero que en él crezca los sentimientos de amor a nuestra tierra. Es cierto que hay pobreza, postergación, por todo ello no solo debemos esperar al gobierno, sino también es labor de todos los hijos residentes en lima y en otras partes del Perú, ayudar en las gestiones o colaborar en encontrar caminos de desarrollo, bien que hoy se abra esa gran puerta del progreso la carretera. Luego habrá que producir algo rentable: granjas de truchas, productos lácteos, utilización de la madera, producción de plantas típicas y otros para consumo de la población para que incorporen en sus comidas nutrientes indispensables para el desarrollo del niño y las personas. Los pueblos pequeños, con volúmenes de venta escasos tienen que unirse y formar redes para enfrentar mejor la globalización que es un hecho. No solo pensemos en el turismo y en los minerales. Para eso la naturaleza ha hecho su parte, y mucho, ahora nos toca a los hombres y mujeres, usar el conocimiento para generar bienestar y salud a nuestros pueblos.


Agustín Zúñiga Gamarra
Lima, 18 de febrero de 2005

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