EL RECADO - CUIDARSE


Déjame que salgan los recados de mis
 deudos frente a esta realidad, lloran por la dejadez de este Estado. Comenzamos el verano planificando reunirnos como solíamos hacerlo por el aniversario de mi hermana. Con los años tan cargados que ella llevaba nos obligamos y deseábamos tener reuniones mas seguidas para compartir mas horas con ella.

Sin embargo, tal plan se cortó abruptamente con este virus que bloqueó sus salidas; 93 años la convirtió en vulnerable. Se la veía muy fuerte; empero, los aspectos mentales son muy distintos y severos  con las ancianitas, no importando que estemos cerca. Ellas sufren no compartir sus pocos años que ellos saben que les queda, por eso  sus sufrimientos y pesar las doblega, las destruye por dentro más que su apariencia.

Así, este virus provocó su apresurada partida soportó solo  tres meses. En la mañana de junio se puso de acuerdo con su universo y decidió dejarnos sin alardes, ni incomodidad. Siempre supo que partiría con la paz y humildad tal como fue su vida.

La traigo hoy para compartir su dolor,  mi dolor  por los que quedamos aun, separados, debilitados,  con esperanzas  confusas nada seguras, si saldremos juntos cuando arribemos a la otra orilla. 

Desde mi esquina o del sillón donde acostumbraba sentarse, pregunto al viento para qué tanto esfuerzo, por qué no lo hicieron como capaces que parecían.  Ahora, no es cuestión de abandonarse y decirse que:  “ todo se vaya al diablo, la mascarilla, el jabón y  la distancia”. Sino que aunque parezca todo agotado, todavía hay esperanzas y motivos para resistir. Eso siento que me dice mi madre que se fue pensando en que sería difícil resistir, prefirió dejarnos con menos preocupación pero con la confianza que saldríamos adelante,  que deberíamos cuidarnos para sobrevivir. Así lo haremos doña Luchi, madre amada.


La Pluma del Viento

Lima, 16 de diciembre de 2020 

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