El año nuevo de cal y arena


El año nuevo está por llegar, los mensajes en las redes sociales son de deseos por que nos vaya mejor. Algunos desde la otra vereda los leen, casi frunciendo la cara y achinando los ojos dicen:  " Claro poner con los dedos el texto es distinto a lo que vivo y siento". Así, muchos responden con un "feliz año nuevo" como si fuera solo un saludo de cortesía, pues su realidad es distinta, hay que comprendernos. 

¿Y cómo vas a pasar el año nuevo?

Es un hecho que está finalizando el año 2021 y va comenzar en cuestión de minutos el 2022. Por tanto aún cuando las circunstancias de trabajo, penas, dolores, dificultades, enfermedad  o reclusión, te obliguen a permanecer en soledad, seguro desde tu mente brotará deseos de registrar algo de este minuto 1 del nuevo año; mirarás por la rendija de la ventana que da a la calle los resplandores de cohetes que estallan a lo alto, que te llevarán por segundos a algún momento de alegría, que en los años nuevos de tu mejor época habrán habido junto a aquellos que hoy no están o reposan su enfermedad. Sin embargo, los que por trabajo y pandemia solemos apagar el televisor y mirar  textos de revistas, videos,  sobre algún tema relacionado con tu exposición o presentación que será la primera semana del mes de enero, considerarán oportuno hacerlo ahora pues todo es calmo, unido a que hay toque de queda desde las 11 de la noche hasta las 4 de la mañana. 

¿ Y cómo era antes merece la pena recordarlo?

Por eso frente a mi cuadernito tomo notas como buscando compañía, y recordando que antes de la pandemia solía visitar algún restaurante y pagar una cena corta, con un pequeño brindis, porque manejar con algunos centímetros cúbicos de alcohol está prohibido.  Al respecto recuerdo lo ocurrido un año nuevo que lo pasé en Barranco muy cerca al famoso famoso, de regreso por la vía de Berlín, como saliendo de la plaza Kenedy una fila de policías nos hicieron callejón oscuro, hacían pasar a los pilotos la prueba de alcoholemia soplando un tubo, como sabía que no había tomado mas que el brindis de champan y saldría negativo les hablaba en voz fuerte

- Señores policías dejen que la gente festeje algo, no sean tan estrictos. 

Uno de ellos levantó su mirada hacia mi, y con los ojos me gritaba

- Espera que te mida, te llevaré directo a la comisaría

Cuando llegó mi turno soplé con confianza y salió cero, entonces sonriendo le dije. 

- Hay que reírse de algo jefe fue una broma, él sonrió y me levanto el dedo pulgar como diciéndome feliz año.

En otra oportunidad salía del Queirolo y ciertamente había bebido y seguro que habría sobrepasado el nivel de tolerancia. Sin embargo tuve la suerte que miré hacia dos cuadras y vi que hacían mucha fila los autos, ocurre que era otra vez un callejón oscuro de policías. Así que me subía al auto y esperé hasta que se fueran eso me llevó nada menos que dos horas. Me habían contado que cuando te encuentran alcohol, la pasas muy mal porque te llevan a la comisaría te toman la prueba de sangre, haces inmensas colas, al final tu papeleta, o retención de brevete, y finalmente  llegas al amanecer a tu casa y sin vehículo. Así que he quedado curado, cuando hay que beber en año nuevo solo con taxi. 

¿Y en el extranjero?

En la época de estudiante de posgrado, en Brasil, teníamos un colega profesor universitario de Vitoria capital del estado de Espíritu Santo (limítrofe al norte de Rio de Janeiro). Desde Campinas hasta ahí nos llevaba unas 8 horas en bus. Nos invitó a pasar el año nuevo, así que fuimos, dos peruanos. Naturalmente con el popular "cachete" hoy profesor de una universidad en Brasil (no digo su nombre por razones obvias).  El colega se había adelantado ya como unos 15 días y volvería en marzo. Así que cuando llegamos lo buscamos en su departamento, allí no esperó y nos separó una habitación con dos camas. Vivía solo, se había separado de su esposa, ella vivía con sus hijos en otro lugar. 

Victoria es una isla hermosa para llegar desde el continente se accede por un extenso puente.  Estaríamos tres días con el  central la noche del año nuevo. 

Aquél día del 31 habíamos quedado los tres en salir a pasear por la ciudad y almorzar en algún lugar la comida típica.  Nos estábamos alistando en el cuarto cuando de pronto sentimos un diálogo cada vez mas tosco, como que se estarían yendo a las manos. Entonces salimos para ver algo, y era su esposa que lo enrostraba muy feo.

- Ah estos son tus amigos, a ellos si les vas a dar un recibimiento, mientras que a nosotras nada. Quiero que ello sepan que no nos estás dando la pensión que corresponde. 

Nos sentimos muy mal, y volvimos al cuarto. Se nos pasó por la cabeza inicialmente trasladarnos a un hotel, porque daba la sensación que esto no terminaría. Esperamos como media hora, hasta que se calmó y el profesor cerró el departamento y salió con la esposa. 

- Tienes razón Agustin empaquemos las cosas y vamos a un hotel. Si pero tenemos que esperarle para entregarle la llave, le respondí.

Estábamos en eso cuando se abrió la puerta y apareció el profesor. El era muy calmado, diríamos que nunca levantaría la voz.

- Miren amigos, disculpen lo que ha ocurrido, hace tiempo que estamos separados. Ella ha venido para incomodarme ante ustedes. Les solicito comprensión y no se vayan continuemos el programa. 

Le dimos nuestra comprensión y nos convencimos que es hoy que merecía nuestra compañía, en esta noche de fin de año. La pasamos en la playa junto con algunos amigos de él. La costumbre es usar ropa de color blanca, hacen parrilla en la arena, o compran comida de los quioscos (barracas) que hay, y se bebe cerveza. Todo eso mientras esperas las toneladas de fuegos artificiales que hará la alcaldía en botes en el mar. Aquella noche de año nuevo  terminó como  a las 2 de la mañana. 

Al día siguiente nos fuimos a pasear en una barca por los alrededores de la isla, el clima estaba nublado. Los turistas que también iban en la lancha pidieron que se detuviera, de eso aprovecharon, se quitaron la ropa y se arrojaron al mar a divertirse nadando.

- Cachete hacemos lo mismo, después de la mala noche nos caerá a pelo.

Llevábamos la ropa de baño puestos, así que nos arrojamos, yo esperaba sentir el shock de frío, como en Lima; sin embargo, todo lo contrario el agua estaba tibia. Una sorpresa agradable porque el clima estaba frío. Después, cuando llegamos a la playa, nuestro colega sabiendo que nos gustaba la pelota, convocó a algunos de sus conocidos para jugar fulbito en la arena. La temperatura, fácil como mínimo estábamos en los 35 grados, terminado nuestro show de media hora, corrimos al mar.

- Ahora sí al agua estoy que me doro, dijo Cachete.

Entramos emocionados,  cuando nos sumergimos, nuevamente volvió la sorpresa el agua estaba aun mas caliente. No daba para refrescarse salimos rápidamente, ellos se reían, ,desenfrenadamente. Nuestro acomedido amigo dijo.

- En el mar no se refresca sino aquí en las duchas. Ja ja ja ja.

Nos miraron como bichos raros. Luego de la ducha le dimos rienda suelta a la cerveza, al estilo peruano. 

- Un par mas, dos no es nada. En ese plan llenamos la caja.

Almorzamos, sendos platos de puro pescado, en un ambiente de mucha alegría, con los amigos brasileros únicos en su don de amistad. Por la noche de aquel día viajamos hacia Rio de Janeiro donde amanecimos y luego de gozar de la playa Copacabana, partimos para Campinas, nuestra querida ciudad  hecha para el estudio.

Estos recuerdos nos dicen que los año nuevo unas son de cal otras de arena.

Saluuuuu. Feliz año 2022

La Pluma del Viento

Lima, 31 de diciembre de 2021



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