En Recuerdo a Mi Padre don Antonio Zuñiga





Hoy a las 18 horas, en la iglesia de Ingeniería, se dio la misa en recuerdo al décimo año de la muerte de mi padre, que ocurrió el 29 de Julio del 2000. La ceremonia presedida por el párroco, que también lo había conocido, fue muy agradable, el coro de damas deslumbró.

Luego los familiares encabezados por mi madre Luchi y amigos, pasaron a la casa, donde Chole (mi hermana) había comprado ricos tamales (al estilo chiquiano), que saboreamos con deleite, acompañados del rico coctél y vino dulce. Entonces, Nili (mi hermana mayor) con sentidas palabras recordó a mi padre, destacando su preocuapción y dedicación, porque sus hijos recibieran la mejor educación, que se pudiera dar en ese entonces. Así hizo los esfuerzos para que sus hijos estudiaran secundaria y universidad en la capital de la república.

Su calidad de educador predestinado, fue demostrado por la narración de uno de sus alumnos, de Huayllacayán, mi tío don Pancho Gamarra, "imagínense que cuando el llegó la escuela funcionaba en un casa pequeña. Entonces decidió construir la escuela en una explanada cedida por la comunidad. En dos años levantaron dos pisos, donde también habían ambientes para el hospedaje de los maestros. Los comuneros trabajaron organizadamente hasta un número de 20 personas diariamente. Ademas, nos enseño a jugar basket. Hacíamos nuestros tambores. Preparábamos veladas para ir de escursión a diferentes lugares. Era muy estricto".

Luego recordamos que este año, también hubiera cumplido 100 años de edad. Su aniversario fue el 10 de mayo, y nació en 1910.

De mi parte recordé aquella escena cuando postulé a la UNI, y que para la segunda y última prueba me dijo, "hijito, quiero que en el examen estes tranquilo, ya has ingresado. Creo que te va a ir bien tomarte esta copita de pisco -llegado al examen sentí que la cabeza me daba vueltas, mi inexperiencia no soportó el trago, pero luego me repuse, aunque perdí unos minutitos". Igualmente recordé, cuando me convenció para jugar por Huayllacayán frente a Chiquián en el estadio Alejandro Villanueva del Rimac, le ganamos y él junto a mi tío Tobías, festejaron el triunfo muy alegres.

Chole, poniendo su cuota de religiosidad, comentó, "debo añadir que mi padre estuvo muy tranquilo en su muerte, pues en la iglesia había alcanzado la paz y refugio en el Señor, creador de todo y que nunca nos abandona". Así pasamos tres horas, con la familia que siempre está pendiente de mi padre y de mi madre, como son:tío Fernando y esposa tía Amuca; tío Pancho y esposa tía Vicky, mis primas Mary, Edi y mi cuñado Antuco.

Este recuerdo sabemos que llegarán a los ojos de nuestros recordados y siempre presentes, hermanos Marco y familia, Uli y familia, y de mis sobrinos que desde el extranjero, no dejarán de traer a su memoria, a su querido abuelito, aquel que les enseñó a leer (como lo hizo con Nelita) y a amar la lectura.

Algo que no hemos sacada ninguno de sus hijos es su habilidad para tocar la guitarra o la mandolina, aunque sus huaynos, siempre son recordados y cantados en la voz inigualable de Chole, acompañados de Nili, Uli y Acucho junto al arpa.

Feliz 100 años papá, todavía te recordamos, y cantamos para tí a la puerta de tu cuarto: "Hemos venido a darte una serenata. Porque hemos sabido que es tu natalicio. Que dios te conceda mil años de vida. Y los querubines te colmen de flores".




Lima, 29 de julio de 2010






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