DE LA PELOTA A LA PLUMA

C
omo en los tiempos de mi juventud, los fines de semana (Sábado o domingo) eran esperados con ansiedad para hacer deporte, unas veces para asistir a los  campeonatos de futbol, en la liga de San Isidro, otras para ir a los campeonatos de residentes de mi pueblo en Lima, o también, para jugar fulbito en el barrio con la muchachada de Ingeniería, ahora después de casi 40 años de aquellos momentos, he cambiado mi ansiedad, esta vez vengo presuroso a casa para sentarme frente al computador y escribir lo que me viniese a la cabeza, tanto es eso que incluso mientras manejo, vengo pensando en algunas propuestas, y ya imagino cómo iniciar algún artículo. 


Hay tantos temas por escribir, que nos queda corto las pocas horas libres. Allá vienen las aguas del río Aynín cargados de recuerdos de mi infancia en Chiquián, igualmente aparecen los números junto a las letras,  cuando paso frente a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), por la avenida Túpac Amaru, reluciendo imágenes de tardes de estudio en los laboratorios de física, del pabellón R, o el silbato del profe “chicote”, arbitrando los aguerridos encuentros en los campeonatos inter facultades, en especial aquella final con industriales el año 1975, cuando Ciencias (mi facultad) se coronó Campeón. Pero no solo la pluma se agita con el pasado, también lo hace con las vivencias del momento, con las conversaciones en  los almuerzos en mi trabajo, o los cotidianos acontecimientos políticos que compiten con los “realities” escandalosos de la “tele”. 

Entonces, cómo no va a haber material para escribir, los hay en abundancia, lo que nos falta es tiempo y espacios para escribir y compartirlo con el viento, que se encargará de depositarlo a los ojos y sentimientos de quién quiera leerlo, porque sé que tanto a ellos como a mí, no nos satisfacen la lluvia de mensajes inconexos de los facebook o twitter, ni tampoco son facilmente accesibles, para cualquier momento, peor para personas como mi madre que a sus 87 años le gustaría leerme, pues ella acostumbra leer todo el día.  

De otro lado, los medios de difusión tradicionales, están tomados por los mismos periodistas que aparecen en la TV, y en la radio, y como no compartimos sus modos de pensar, ni sus sometimientos, entonces no queda otra que crear un semanario, intermedio, virtual cuando se comparta con el computador y los correos electrónicos, pero también imprimible por su cuenta cuando guste tenerlo en versión papel. 

Así que, con su anuencia quiero compartir con ustedes mi ansiedad semanal, si antes era con la pelota hoy es con la pluma.  

NOTA: Se pretende publicar el quincenario ORO PUQUIO, 



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