MUÑEQUITA VALES EL SOL DEL YERUPAJÁ


Es bastante temprano,  casi las 5 de la mañana, los rayos del sol aún no acarician los tejados rojizos de los barrios, sin embargo los pajaritos, chilchis, huinchus, curculitas, y pichuichancas se entretienen saludándose y deseándoles a todos los seres vivos un feliz amanecer y mejor día. El mercado de abastos, abre sus puertas, pronto estarán los deliciosos caldos de cabeza, y de gallina. Algunas señoras con su atadito a la espalda, cargando en sus manos porongos de leche, salen en todas las direcciones para ordeñar sus vacas, que residen en chacras cercanas al pueblo, tienen que volver para las 7 de la mañana y proveer de leche a las familias para sus desayunos. 


Es abril, por donde se divise el color verde jaspeado de amarillo y rojo, ofrece un paisaje de ensueño; el gran Yerupajá, paciente abre los brazos para despertarnos con el saludo de un padre cariñoso.  


Esta vez vine a Chiquián, no para la fiesta de Santa Rosa, sino por la semana santa, me había preparado con cierta anticipación, invité a tres amigos con sus respectivas familias, ellos se habían enamorado de los paisajes de mi tierra, porque les había comentado infinidad de veces, así que el Programa tenía como su principal atractivo visitar la  cordillera del Huayhuash, pescar en la laguna de jaguacocha, y por su puesto, también, saborear los potajes clásicos, el caldo de cabeza, locro de cuy, caldo de fiesta y la pachamanca. 


En lo que respecta a la comida, no dudé ni un segundo, tengo que hablarle a la Muñequita, ella más que nadie podría presentar el verdadero sabor. Tomé contacto con ella, por teléfono y me respondió, “claro Acuchito, eso corre a cuenta mía”, con su alegría sin igual y su amabilidad tan propia, me dio la plena seguridad del éxito de mi visita. 


Llegó el día de la visita, a la mañana siguiente, me levanté muy temprano casi a la misma hora que mi madre solía hacerlo cuando íbamos a sacar leche a nuestras vaquitas. Me puse el poncho, y con mi sombrero que está en el cuarto y solo lo uso cuando llego de vez en cuando, salí a buscarla a Muñequita, allá en su casa de barrio arriba, en el histórico Oro Puquio. 


Ella ya estaba de pie, con su pañolón corto pegado a la espalda,  y me dijo, “ya tengo la leña, he separado la cabeza de carnero, los cuyes y la carne para la pachamanca, hay que pagarle a mi amigo, él me conoce así que eso lo haces más tarde, ahora mismo salgo para tu casa allí en la cocina y en tu patio que es grande hacemos toda la comida, tengo todos los útiles, tu sabes que estoy preparada para todo esto, ustedes solo tienen que deleitarse de su tierra, que tanto los quiere”. 

Efectivamente, todo salió bien, ella dejó en los potajes, su calidad, su magia que se acrecienta con el amor que le pone a su trabajo. Yo, que radico años en Lima, me sería muy difícil recurrir a otra persona, para estos fines, ella para muchos residentes en Chiquián representa la esencia de nuestra costumbre y cultura. Así, su presencia se ha convertido en garantía de calidad en cualquier evento, naturalmente en Chiquián, pero también en Lima, entonces uno admira su don de ubicuidad, ella pareciera que nunca se cansa, se desplaza como levitando, está dirigiendo el atizado, el calentamiento de las piedras de la pachamanca, el aderezo al caldo de cabeza, o desmontando la pachamanca, y por qué no, también, acepta un brindis por la alegría de vernos y toma el pañuelo para demostrar que el huayno chiquiano lo lleva en sus venas.  

Pero, los seres dadivosos y valiosos, suelen ocultar sus dolencias, parecieran que son seres exentos de dolor o de malestar, siempre les solicitamos su colaboración, cualquier día, cualquier mes, cuando se nos ocurre, y siempre están en esas oportunidades. Sin embargo, la realidad del ser humano, y de la vida es la misma, para todos, por tanto hay momentos de alegría, y de tristeza, o de bienestar y dolencias. 


Esta vez me he enterado, que nuestra Estelita Diaz, la gran MUÑEQUITA, está en dificultades porque su hijita necesita de una operación urgente y de riesgo, por ello requiere de nuestra colaboración, y para eso, ella nos invita a una actividad, hoy, 12-4-2015, en Av. Rosa de las Améridas, Nº 616 (también Av. Tomas Unger). Será una pollada, tan autentica peruana, pero esta vez con un toque chiquiano, ella pondrá como acompañante de la carne y el ají, el mote de maíz preparado con aguas del manantial, Oro Puquio.


Entonces, claro que tenemos que colaborar, no importará la distancia, ni la hora, pues si no estamos ahora contigo, de qué vale la admiración que te tenemos. Pues, nada, así como la gran Muñequita nos deleita con su sabor y alegría, hoy tenemos la obligación de colaborar para que recuperes la salud, y sigas dándonos el gusto de verte y  saborear tu sazón. 


Seguro que todos los residentes chiquianos en Lima, estaremos apoyándote, y seguro, también, la propia Municipalidad de Chiquián, se hará presente y debería otorgarte las mejores medallas y diplomas, porque tú nos caracterizas, y mantienes viva nuestra esencia y cultura.  Estelita y Muñequita,tú vales el Sol del Yerupajá.


La Pluma del Viento
Lima, 12 de abril de 2015

Propalado en el pograma de radio El Zaguán de Oro Puquio

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