NUCLEARES ANÓNIMOS: SALUDOS A FRISIAN

Impresionante instalación, bajo una cúpula de 30 metros de alto de una mole de cemento,  a nivel cero yace el núcleo del reactor,  la unidad principal del RP10. Sobre ese núcleo a 12 metros está el puente de mecanismos, sobre este puente está el banco de mecanismos de las barras de control,  a su alrededor están técnicos nucleares especialistas en mantenimiento mecánico. Ellos van a alinear todas las barras. Tienen un tiempo limitado porque se debe cumplir con la programación de operación rutinaria, especialmente producir radioisótopos y realizar análisis por activación neutrónica. 

Están trabajando sobre el núcleo que cobija elementos combustibles de uranio enriquecido al 20%, donde se producen neutrones desde la reacción nuclear de fisión. Los físicos de reactores,  los operadores y los mantenedores, esperan que ellos pongan los elementos de control como debe ser: alineados y seguros. 

Para el común de la gente estar sobre el uranio en un reactor daría mucho temor; sin embargo, ellos trabajan completamente seguros. Están sobre el uranio a 12 metros de altura,  protegidos por la columna de agua de ese tanque (cilindro) de la piscina principal. Por seguridad estos trabajos no se pueden realizar cuando en el núcleo se producen fisiones en una operación normal. El domino y respeto a las radiaciones que ellos tienen lo  han aprendido en cientos de horas de formación, teórica y práctica. 

Los mantenedores mecánicos de la primera generación (1980s) se fueron por jubilación, ahora están estos nuevos técnicos mantenedores. Ellos tienen que estar con la mente super concentrada, no deben dejar caer ningún instrumento o herramienta al núcleo del reactor, podría ingresar a algún orificio entre los combustibles (entre placas) que dificultaría la refrigeración y afectaría la operación segura.

Ellos como los astronautas deben tener cuidado extremo durante el trabajo. Pero cómo lo aprendieron, fue sencillo su trajín, no. Ellos realizan su trabajo, más por amor al arte que por el dinero, el salario de un técnico es muy bajo. Ellos no se lucen  en sendos artículos, sus nombres no aparecen en las coautorías, ni siquiera les agradecen. Empero, en sus manos  queda el dejar al reactor en perfectas condiciones; si así no fuera no se realizaría ninguna investigación. Ellos por lo general siempre laboran en el anonimato fuera de los flashes, cuando hay visitas ellos desaparecen mucho antes. 

Así por hacer las cosas a tiempo y dejarlos óptimamente, ponen a veces mucho de su voluntad, y terminan lesionados. Cuando eso ocurre se los escudriña sin miramientos  para culpabilizarlos y decirles que no siguió los procedimientos. 

Precisamente uno de ellos, el guía de poner los elementos combustibles de control se accidentó y tuvo problemas con su columna y descansó casi 2 meses. Ha pasado el tiempo, lo vi nuevamente trabajando con la dedicación y entrega de siempre: me quedé conmovido. Me preguntaba con admiración: cuánto quiere a su trabajo. 

Recuerdo que cuando le cupo rehabilitarse, el seguro de la clínica le proponía sesiones de rehabilitación cada 15 días, pero él necesitaba con más frecuencia así que tuvo que pagar esas sesiones el mismo, a pesar de su bajo salario que las autoridades ni se inmutan por incrementarles.

Ahora lo vi trepado con motivación e ilusiones porque su reactor trabaje bien y que la institución siga proveyendo radioisótopos oportunamente al país, y que los investigadores realicen sus experimentos para que las publicaciones continúen y prestigien al IPEN y a sus autores; aunque para ellos no quede nada, ni incremento de sueldos, ni reconocimiento en los artículos. Son los nucleares anónimos que se esfuerzan permanentemente alejados del número de "likes" de los encumbrados científicos virtuales. 

De mi parte Frisian este pequeño reconocimiento a tu trabajo que por personas como tú aun seguimos llamándonos nucleares del Perú.

La Pluma del Viento

Lima, 17 de agosto de 2022