LA PANERA SIGUE BUENAZO

Cuántas veces pasé por aquí, casi era una obligación en los lonches, especialmente en invierno. Los mozos (hombres y mujeres) muy amables. Pero lo distintivo era su sabor de todo lo que esta pastelería proveía. Ahora después de algunos años alejados por la obligación del COVID, y por la costumbre de no participar de multitudes, he vuelto. Lo noté más grande, mejor ambientado, pero su sabor y trato sigue el mismo. Esta oportunidad no vine a la hora del lonche sino post-almuerzo, son las 14.30 horas, me senté como autómata, en la misma mesa, la que da a la ventana, saqué mi cuadernito y mi celular, le di diez minutos y empecé a rodar. 

El café delicioso, lo acompañé de la porción de acelga, esta vez lo han extendido va adicionado de lechuga. Reconocí al mismo venezolano de cuya atención hablé en casa muchas veces, atento como nadie, no por las puras es un profesional, pero aquí trabaja atendiendo mesas. Su cuidado es enorme para sentirte atendido y bien. Cuando veo a los venezolanos que aquí son varios pienso que se la ganaron en buena ley aunque ayudados por lo barato que se dice que son. 

De pronto mi mente me llevó a otras latitudes temporales, seguro que igualmente nuestros amigos habrían hecho algo similar en Caracas en la década de los 80s cuando el Perú era un país destruido y sin futuro. Nos queda respetarlos y tratarlos como seres humanos. Eso no quita , también, reconocer que muchos de ellos  se han dedicado a la delincuencia y son de temer, para todos son más sanguinarios que cualquier delincuente nacional: la pandilla Aragua da terror. miedo. Por eso, muchos, me incluyo, botaremos en la elecciones municipales por Urresti, de quien se dice borró del mapa (de los Olivos) a todos los malos venecos. 

En esta oportunidad me quedo con la buena atención y gran sabor del café de La Panera de Pueblo Libre. Volveré como siempre a dejar huellas con alegría y sabor.

La Pluma del Viento

Lima, 13 de agosto de 2022