LA CULTURA DE CHIQUIÁN: HOMENAJE A NALO Y EFRA



Esta vez quiero dedicar este programa a dos amigos que recientemente han alcanzado de manera bien merecida, el elogio de ser los escritores chiquianos mas representativos del momento, en las paginas de Internet. Me refiero a Efraín Vásquez (La Pluma del Cernícalo) y Nalo Alvarado (Hola Shay). Ellos llevan a los confines del la tierra, pasajes de la cultura chiquiana, que en la vorágine del progreso y el trabajo, parece extinguirse sin que nos demos cuenta. Tras esta “extinción” subyace el tema central de este programa: ¿el progreso requiere el olvido de la cultura popular?.

Para buscar alguna explicación miremos a la naturaleza, en ella la unidad de sobrevivencia exige la presencia viva de los contrarios; en el átomo la carga positiva es igual a la carga negativa; en la vida el bien y el mal;  el día y la noche; el amor y el odio; la guerra y la paz; la tesis y la antítesis, etc. Similarmente consideramos que a pesar que la globalización trate de uniformizar, generalizar, estandarizar productos y conductas, ella paradojalmente, para su sobrevivencia, necesita del fortalecimiento de la diversidad cultural. En consecuencia el ser humano requiere de la multiculturalidad, por lo que la diversidad  sobrevivirá a estas oleadas de estandarización que bajo el nombre de globalización los imperios las implementan para perennizar sus ganancias.

Para ponernos de acuerdo comencemos revisando el diccionario de la lengua española, CULTURA es el: “Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social etc.” Similarmente el significado de Cultura Popular es el “Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo”.

Talvez no nos hemos puesto a pensar con detenimiento como la CULTURA Y LA CULTURA POPULAR tiene correlación con el progreso de un pueblo, y fortalece la gobernabilidad de un país. La vida

Con nuestros invitados quisiéramos tratar este concepto y su trascendencia, en la vida de los pueblos, en su progreso, inclusive en los momentos actuales, que parece no tener importancia, si es que se mira con la superficialidad de los fanáticos jugadores de tragamonedas y “pinballs”.

Las vivencias de nuestros dos amigos se remontan a la vida del pueblo de Chiquián, por las décadas de los 50, 60, 70 y los 80. Años particularmente especiales para la migración de los pobladores de Chiquián, de Ancash y de todo el interior del Perú.

Degregori C.I. (2004) considera a estas décadas como “... un proceso de cambios radicales ocurridos en la sociedad peruana, que ha sido denominado proceso de modernización “ al que llama “ la primera gran transformación” donde los pueblos del interior del país “...... irrumpieron con fuerza inusitada para trastocar profundamente el rostro de nuestro país. El Perú vivió en esos años el ocaso de lo que se llamó el poder oligárquico, y también de la sociedad tradicional andina sustentada en la gran propiedad agraria y la servidumbre, para ingresar de lleno a una etapa de urbanización e industrialización...... Estas cuatro décadas decisivas se encuentran marcadas por una promesa: la modernización; una revolución cultural: la escuela, y un nuevo actor social: el cholo.... Estas tres décadas encarnan aproximadamente esa promesa de modernización homogenizadora, y enfrentada –cuando no enemiga- a la tradición”.

Estas citas dan fundamento para entender, como en tales décadas se produjo en Chiquián, una efervescencia cultural, sustentada por la calidad de los docentes, la presencia de la Escuela Normal y la permanencia de familias completas que no necesitaban todavía de la capital pues sus hijos aun pequeños no abrían alas para continuar sus estudios en los colegios y universidades, caminos naturales de la prédica de los profesores de entonces del “mito de la escuela” como único camino para la superación a través de la educación. Que se refleja en las cifras en 1960 habían 30 mil estudiantes universitarios en todo el Perú, y que hacia 1970 este número se había triplicado 109 590 en 1980 se elevó a 257 220.

La migración y el autoritarismo del régimen militar de los 70 y su posterior crisis, echaron por tierra ese mito de la escuela, sufriendo un debilitamiento y posterior retroceso en la educación particularmente de los sectores mas pobres del interior del país. Que se agudizó por las dificultades económicas de la década pérdida de los 80.

En ese contexto, se desarrolló la cultura Chiquiana de hace 40 años y de esa manera nos explicamos el porqué ha habido un retroceso visible en los momentos actuales. Pero también es cierto que está habiendo un resurgimiento plausible, coincidiendo nuevamente con Degregori, que lo denomina la segunda gran transformación. Caracterizada por la revolución de la informática, y la “sociedad de la información” o “sociedad red”.

Esto da temor, porque tiene la pretensión de homogenizar la cultura, consecuentemente condenar la tradición como requisito para ingresar a la modernidad. Esta aparente confrontación entre la tradición y la modernidad, puede vencerse creativamente fundiendo lo global con lo local. Es decir usando las herramientas de la tecnología para recrear nuestra diversidad e identidad local, regional y nacional. Un ejemplo claro de esto es lo que ocurre en los Estados Unidos con la colectividad Chiquiana que recrea la fiesta de Santa Rosa y el colectivo peruano con la Procesión del Señor de los Milagros. Estos acontecimientos son la extensión de las migraciones a la capital del Perú, ahora a la “capital del mundo”.

Íntimamente cada chiquiano y cada peruano, como seres humanos, requieren de una fuerza interior que trae su cultura, transmitida desde tiempos inmemoriales y mas cercanamente por los abuelos y padres. Esa información está en nuestros genes, por ello cuando no la tenemos hay un vacío enorme que parcialmente se llena con tales manifestaciones. Siendo el ser humano el eje del progreso y desarrollo, su tranquilidad, motivación y rendimiento se incrementa en tanto sus esencias culturales están presentes en sus vidas. Cuanto mas información tengamos de cómo fue nuestra cultura mejor, cuánto quisiéramos tener escritos de la vida y costumbres de nuestros pueblos de los años 20, 30, 40 o 50, pero no existen, igual ocurrirá de aquí a 40 o 50 años futuros si es que no tuviéramos a valores como Efraín Vásquez y Nalo Alvarado.

Es en esta perspectiva que se observa la importancia de volver a poner en nuestro cotidiano como eran las manifestaciones culturales de nuestro Chiquián, en las décadas cuasiperdidas, que se ven facilitadas por el Internet en una clara demostración de amalgama del progreso tecnológico globalizador con la identidad regional y que en esa consonancia las redes virtuales de la modernidad dejan de ser virtuales para convertirse en realidades tangibles de hermandad y humanismo.

Por eso BIENVENIDO NUESTROS RECUERDOS y agradecimiento permanente a la Pluma del Cernícalo y Hola Shay de Efra y Nalo respectivamente.


Agustin Zúñiga Gamarra


Lima, 01 de Mayo de 2005

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