Mi Primera Mascarilla Anti Gripe A



La semana había sido de abundante información para enfrentar y prevenir el terrorífico virus AH1N1, también conocido como la gripe porcina, pero me quedo con el nombre de influenza americana. Hoy, como si fuera un sueño, próximo a pesadilla, me encontraba en el foco de los lugares posibles de contagio. Es decir, el aeropuerto. En casa me habían advertido que llevara una mascarilla puesta y no me la sacara hasta llegar al próximo punto de parada, la ciudad de Huánuco.

Antes de tomar el taxi, y luego de trajinar bastante para preparar las maletas, salí apresuradamente hacia una de las farmacias frente al hospital Cayetano Heredia, no necesité llegar a una botica, porque en una tienda de venta de utensilios médicos justo a tres casas de la mía, adquirí dos unidades del tapa boca N95, uno para la ida y otro para el regreso. Por momentos creí innecesario llevarlo puesto, pero si se trata de proteger a mi retorno a la familia cualquier esfuerzo era poco.


Así que con el “bosal” puesto, como lo denominó un colega en mi trabajo, descendí del taxi. Me dio pena el esfuerzo del taxista por superar las numerosas cuadrillas de policías de la guardia civil y serenezgos de la municipalidad de Callao “trabajando”, exigían como 5 documentos, o si no debían “dejar alguito”. Como siempre la ley de Murphy se hizo presente, si estas apurado allí precisamente se presentará obstáculos impensables.


En el aeropuerto las imágenes de los transeúntes eran heterogéneas algunos portaban mascarillas y otros no. En cambio los trabajadores tenían incluso guantes. Mi comportamiento parecía de un maniático, no quería que nadie tocase mis bultos ni mis boletos, pensaba que podrían dejarme impreso virus. Pero viéndolo con frialdad, no podían ver mis documentos sin mostrárselos y ellos sin tocarlos. Viéndolos tan tranquilos a ellos, daba la impresión que debían estar bien entrenados y seguros, hasta la fecha no ha habido ningún trabajador en problemas de contagio, esto demuestra que el virus se puede detener con la mascarilla, guantes o lavarse las manos cada rato. El asunto es no dejar que entre en contacto con la boca, nariz o vista las manos. Pero también, comprendían que había pasajeros medio locos con la desesperación de maniáticos como yo.

Pasé la primera barrera de revisión de documentos y cosas, los trabajadores te atendían como si no pasara nada, ni te recomendaban nada, ni se inmutaban si utilizabas algún tipo de tapaboca, o incluso si iba mal puesto como el mío que puse volteado lo de la nariz hacia la boca y viceversa. Entre trancos y barrancos llegué a la puerta de embarque “1”, noté que de 10 solo dos portaban el tapaboca, por dentro sentía sudor debajo de la mascarilla, pero para qué sacármelo así tenía que llegar a la meta.


Luego de esperar unos minutos, nuestro pequeño avión de 10 pasajeros zarpó puntualmente, a las 12:20, tal como decía el boleto y los anuncios en las ventanas de itinerarios. Saludos a la línea Burce. Ahora que escribo durante el vuelo, estamos a casi 7000 metros sobre el nivel del mar, se ve solo nubes grises debajo de la nave y el cielo azul con sol brillante alrededor. El ruido es fortísimo, mucho más que los aviones grandes, aquí debes ir con tapones y es imposible hablar con el vecino. La niebla que cubría Lima haciéndola incomoda y aborrecible, por estos días de mezclas imprevistas de frío y sol, han quedado al olvido aunque sea por poco tiempo. Desde aquí el sol es imponente, no se siente ninguna turbulencia, que los detesto en los vuelos, el viaje es agradable, tanto que el sueño me vence espero despertar en Huánuco. Hasta la vista doña influenza espero te hayas largado del Jorge Chávez a mi regreso.

Hoja de Ruta
Desde cielo entre Lima a Huánuco, 21 de mayo de 2009



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me agrada que haya visitado Huánuco, pues es una de las ciudades con el mejor clima del mundo y donde todavía se puede respirar el aire puro y disfrutar del hermoso paisaje...

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