LA TORMENTA DEJARÁ ENSEÑANZAS

La veo sentada pensativa, silente, parece conversar con sus memorias, con su dios. Tiene temor por nuestra salud, pregunta cómo hemos amanecido. Si le dices, bien, se alegra y se santigua diciendo "gracias a Dios". Cuando se retira de mi ambiente se me estremece el cuerpo viendo su fortaleza mental, su compromiso con nuestra salud, aunque camine dificultosamente con su bastón. Sabe que a sus 93 años esta pandemia la atacaría de la manera más severa. Por eso cada vez que la veo cerca me viene a la mente que talvez estemos compartiéndola poco tiempo. Me niego a esta posibilidad, porque nunca pensé que fuera tan repentina y traicioneramente. 

De pronto nos vimos encerrados poniendo vallas físicas y mentales al virus. Se nos agotan los víveres, entonces debes salir a comprar, pero contrariamente el número de infectados confirmados aumentan, haciendo más riesgoso esa posibilidad. Aguardamos a los más jóvenes de la casa a que vayan. Tengo la sensación que será difícil pasar encerrados 7 días más. Pero con optimismo lo superaremos.

Hoy, en medio de esta incertidumbre valoro la vida en familia, los fines de  semana que debíamos reír, pasear y comer juntos. Y, no lo hice. Eso me duele mucho y me incomoda. Quisiera que esta pesadilla, pase ya. Y, en lo que nos queda de vida junto a mi madre, hermana, sobrinos, nietos, bisnietos, convirtamos nuestros días en alegría. No más trabajos, ni estudios, los sábados y domingos. Dediquémosle a nosotros, a compartir la dicha de estar con salud y juntos. Cuando esta tormenta pase agradeceré el momento difícil que nos enseñó a valorar la vida en familia, el cariño, la solidaridad por encima de lo material, la arrogancia y el egoísmo.

Vamos Perú.

De esta salimos juntos.

La Pluma del Viento

Lima, 29 de marzo de 2020