FIN DE LA ESPERA SIN CONTAGIO

Esta es una semana de navidad completamente distinta a las que tengo recuerdo.  A escaso un día de la noche buena inmovilizado, mirando por la ventana de la habitación el mismo rectángulo de ladrillos sin pintar. El sol fortísimo que golpea la pared identifica un hermoso día de sol ideal para compartir con los amigos del trabajo el saludo de navidad alrededor de ceviche, jalea, cervezas y muchas bromas; mejor si coincide con la final de un campeonato de futbol inter-direcciones.  

No me queda más que la imaginación, porque mi realidad es completamente distinta al festejo, hoy; esta semana, me tocó la otra cara de la moneda: la vida en su lado de salud disminuida. Como en casa no vives solo, tu situación también afecta a tu entorno. En lo usual hoy debería estar llevando a casa lo necesario para una noche buena, agradable; no soy de comer, me basta tomar chocolate y un paneton, y dormir temprano. En cambio, algunos de casa tienen su rutina religiosa y en ellos la noche dura más. Los últimos años he sido despertado por los ruidos de los cohetes cuando pasa las doce de la noche.

Esta vez caí de sorpresa con el dolor de garganta tras trabajar en el laboratorio en la mañana del martes (20), desde allí mi sospecha del Covid-19 me acompañó, hasta hoy.  Finalmente, hoy (23) por la mañana me hice la segunda prueba y resulté negativo, con lo cual quedo sin Covid y con la faringitis aguda en retirada.  En casa había tomado todas las precauciones para evitar contagios, no salí de mi habitación, salvo para comprar medicamentos a la farmacia. Así que cuando sonó el timbre a la hora citada por la EPS, llegó la enfermera, le había preparado en la entrada de la casa una silla donde sentarme y mesita para que pusiera sus cosas. Me había enterado por intermedio de otras personas que la prueba dice positivo si marca dos rayitas, y que debía tomarle foto para iniciar las gestiones de permiso. El hisopado es fuerte, esta vez de una sola fosa, no de dos como en la clínica Cayetano. Esta vez note más fuerte y más profunda, tanto que me hizo toser. Luego esperé unos 20 minutos y finalmente ella concluyó que era negativo, me permitió tomar la foto, y me entregó un kit, como si tuviera el Covid, es así la rutina: cuando la abrí allí estaba el paracetamol, dos sobres de caramelos multibioticos, 10 tabletas de paracetamol y 10 tabletas de clorfenamina.

Ciertamente que la respuesta de estar negativo me provocó una tranquilidad enorme, en primer lugar, porque no habría puesto en riesgo a los integrantes de mi casa, porque padecer esta situación de grado desconocido es terrible, y también a veces con consecuencias diferentes, si no estas vacunado. En casa somos muy respetuosos de los médicos, aunque las yerbitas de procedencia tradicional nos encantan, así todos nos vacunamos en el número de dosis e incluso para la influenza. En segundo lugar, para acudir al trabajo y terminar los pendientes. En tercer lugar, para no esperar los doce días antes de salir sin posibilidad de contagiar. Finalmente, también para demostrar que nuestro cuidado por evitar los contagios si ha funcionado, ni arriesgarse yendo a reuniones muy concurridas, tener siempre la mascarilla puesta cuando hay contactos con personas desconocidas, portar siempre la mascarilla en el trabajo o en los centros comerciales, allí donde muchos no lo portan. 

Para cerrar mis envíos sobre mi posible encuentro con el Covid concluye aquí, y lo realicé porque en medio de su evolución quería dejar constancia de cómo mi cuerpo lo enfrentaba, y también como un entretenimiento. 

En la noche buena seguro que pasaré recluido en mi habitación no por el contagio sino porque la faringitis aun sobrevive y no quiero dar puerta al leviatán que suele visitarme en las gripes.


La Pluma del Viento

Lima, 23 de diciembre de 2022


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